2022: no tropezar con la misma piedra

Esta piedra, que se llama autoritarismo, es ineludible en el camino hacia la democracia, y nuestra única esperanza es removerla estructuralmente.

MORENA es un partido político nacional muy joven, ya que nació como tal en 2014; sin embargo, es heredero de una larga tradición de lucha democrática contra el fraude electoral. Su líder moral y fundador, el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, lo ideó como una plataforma nacional que permitiera soportar un movimiento de transformación institucional, para lograr poner un alto a las décadas de política neoliberal implementadas a costa de la voluntad popular, y que desmanteló el Estado de bienestar que se había construido gracias a las conquistas de las luchas sociales.

No ha sido fácil transitar del presidencialismo y de un esquema de partido hegemónico hacia la diversidad política y la ciudadanización de la toma de decisiones. En las esferas de poder siempre ha existido un infundado miedo a la democracia, que ha obstaculizado el derecho de la ciudadanía a elegir libremente a sus representantes. La historia de la izquierda en México se puede rastrear precisamente hasta el seno de esa pugna, ya que el autoritarismo es un vicio que representa una constante amenaza a la vida partidista y democrática de las organizaciones políticas.

A nivel local, en Zacatecas, ocurrió un fenómeno similar. Dentro del partido oficial, en 1998, no se dio cabida a la posibilidad de que mi persona representara los intereses de la ciudadanía, al considerarse una amenaza para los que defendía la cúpula política y económica que pretendía hacer de las elecciones una simple simulación, por lo que fue necesario contender y ganar desde la izquierda, que seguía en periodo de germinación.

En 2022, si se cumplen los pronósticos, MORENA ganaría en cinco de las seis entidades federativas en donde se disputarán gubernaturas, y en las que actualmente gobiernan los partidos del viejo régimen, con lo que lograría una fuerza política nunca alcanzada por un partido de izquierda, sumándose a las 17 gubernaturas y gubernaturas electas que ha conseguido en los últimos procesos electorales, dando un total de 22 estados que se habrían pintado de guinda en el mapa político.

Por ello, el partido no puede cometer el mismo error en el que han caído los anteriores intentos por democratizar nuestra vida pública. Mantener la vigencia de MORENA como la esperanza del pueblo mexicano de consolidar nuestra incipiente democracia implica generar mecanismos transparentes y ciudadanos para la designación de las candidaturas del próximo año y los venideros, así como para impulsar una plataforma popular actualizada al tenor del pulso social.

Para evitar que MORENA tropiece con la misma piedra que han tropezado los movimientos de izquierda en el pasado, es fundamental la participación de la juventud, en la cual reside un gran ímpetu de transformación, así como de las mujeres, quienes han irrumpido con gran fuerza en nuestra vida pública y marcado en gran medida la agenda de la Cuarta Transformación.

Esta piedra, que se llama autoritarismo, es ineludible en el camino hacia la democracia, y la única esperanza es removerla estructuralmente de todos los aspectos de la vida interna del partido, sólo así podremos dar continuidad a nuestro movimiento, que es orgullosamente el más importante y articulado esfuerzo de la izquierda en el mundo actual.

 

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