Posicionamiento respecto a la visita del 8 de junio de 2021 de la vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris

En el Senado de la República, en línea con nuestra responsabilidad de analizar la política exterior de México a cargo del Ejecutivo federal, hacemos un puntual seguimiento de los retos, encuentros, acuerdos e iniciativas relevantes a la política bilateral entre nuestro país y Estados Unidos, en un ejercicio de corresponsabilidad y de manera respetuosa de la división de poderes.

El objetivo del análisis y seguimiento es asegurar que, por un lado, esta política sea coherente con los principios consagrados en la Constitución y con las prioridades nacionales y, por el otro, que el sistema normativo vigente se encuentre a la altura de nuestros compromisos y nuestra posición como actor responsable de la comunidad internacional.

 

Reconocemos la multidimensionalidad de la relación bilateral y la invariable interrelación entre nuestras sociedades, economías y destinos.

Coincidimos en la prioridad de áreas de convergencia reconocidas entre ambos gobiernos.

Concurrimos en que superar la pandemia, reactivar económicamente a la región y atender los retos que supone asegurar una migración regular, segura y ordenada, son los objetivos fundamentales de la relación entre Estados Unidos y México.

La cooperación en materia de salud, desde el establecimiento de mecanismos para coordinar la respuesta hasta la cooperación en materia de vacunación, facilitará la reactivación económica que ya está en camino.

Creemos también que la correcta instrumentación del T-MEC traerá múltiples beneficios, al ser un acuerdo regional que brinda certidumbre y dinamismo a las inversiones. Incluso tiene el potencial de multiplicar beneficios que toquen otras latitudes, como la región de Centroamérica.

En el Senado de la República continuaremos acompañando el proceso de implementación del T-MEC y de las reformas impulsadas en materia laboral, así como las acciones de todo el gobierno para combatir la corrupción y asegurar el respeto al Estado de derecho, muestra indiscutible del compromiso con la asociación trilateral y la misión del Tratado.

 

 

 

Celebramos la coincidencia de enfoques entre la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador y el presidente estadounidense Joe Biden para entender la complejidad de los retos que enfrentamos en las diferentes dimensiones de la relación bilateral, particularmente con respecto al fenómeno migratorio.

En ese contexto, la visita de la vicepresidenta Kamala Harris, presidenta del Senado estadounidense y encargada de liderar los esfuerzos para responder al tema migratorio, marca uno de los momentos clave de la nueva era en la relación entre ambos países.

Esta coincidencia no es un hecho menor, y todos los actores de la sociedad mexicana debemos aprender a capitalizar las oportunidades generadas por una convergencia tan virtuosa.

Por muchos años, México ha abanderado la lucha de que la migración sea entendida en sus múltiples aristas; nuestro honorable Servicio Exterior Mexicano ha sabido defender a la población nacional más allá de nuestras fronteras, y promover una visión que valore las contribuciones de las personas migrantes, que se comprometa a mitigar los riesgos y retos que conlleva, y que atienda de raíz las causas de esta migración.

En este último punto, la visita de la vicepresidenta Harris es un parteaguas. La migración ha dejado de ser vista como un asunto esencialmente de seguridad, para asumirse como un tema de desarrollo sostenible, que requiere un enfoque de derechos humanos, protección y acción humanitaria, pero también de combate frontal a la corrupción.

Ambos gobiernos han hecho anuncios sobre recursos financieros, técnicos y humanos que invertirán de manera innovadora para atender las causas de la migración, entre ellas, la pobreza, la desigualdad, la violencia, el cambio climático y la falta de oportunidades.

 

 

Mantendremos la atención en la implementación de programas mexicanos de cooperación al desarrollo en los países de Centroamérica, especialmente Guatemala, Honduras y El Salvador.

La decisión tomada por el Ejecutivo federal de reducir intermediarios y tratar de canalizar la mayor parte de los recursos de cooperación directamente a las poblaciones beneficiarias es una decisión audaz y disruptiva de los modelos y esquemas tradicionales de la cooperación mexicana.

Con la finalidad de asegurar que la cooperación sea eficaz, como herramienta de la política exterior y como mecanismo para contribuir al desarrollo sostenible, analizaremos los avances, procesos y resultados que la Cancillería y la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo reporten sobre los programas que están en marcha.

La transparencia, las asociaciones inclusivas y la gestión para resultados en la cooperación al desarrollo están en el interés de todas las partes.

También daremos el monitoreo respectivo a las iniciativas que deriven del Memorándum de Entendimiento entre el Gobierno de México y el Gobierno de Estados Unidos, firmado el 8 de junio de 2021 y teniendo como testigos de honor a la vicepresidenta Harris y al mandatario mexicano.

Buscar la complementariedad de capacidades debe estar en la agenda de todos los países que se asuman como cooperantes; también, defender la alineación con las prioridades de desarrollo de los países receptores, y la adaptación de soluciones al contexto local.

El intercambio de información, la revisión de mejores prácticas, así como el monitoreo y la evaluación de los proyectos en marcha abonan a la mejora constante para impulsar el desarrollo económico de manera sostenible. 

 

 

No podemos negar que México y Estados Unidos comparten retos de seguridad, tráfico de armas y drogas, lavado de dinero, grupos criminales y trata de personas, pero la asociación entre ambos países ha logrado un nivel de madurez para abordar constructivamente las avenidas para atenderlos, en respeto a la soberanía y en un plano de igualdad.

La agenda legislativa que iniciará en septiembre incluye asuntos como las modificaciones al sistema jurídico, nuevas legislaciones en materia de control de armas y de regulación del uso adulto e investigación del cannabis, que deberán contribuir con los objetivos bilaterales en estos rubros.

Necesitamos reducir los riesgos que corren tantas personas que huyen de sus países de origen por necesidad.

Aplaudimos los esfuerzos de las y los parlamentarios estadounidenses y de la administración del presidente Biden para atender el tráfico ilícito de armas, así como los continuos encuentros entre personas funcionarias de ambos países, para mejorar la seguridad de la región y analizar posibles mecanismos de migración dentro de los marcos jurídicos.

Si bien la visita de la vicepresidenta Harris marca un hito en la relación bilateral, no resuelve los retos que compartimos ni borra los efectos que han tenido en los países del sur las decisiones y los modelos impulsados por el norte. Sin embargo, estamos en el camino correcto para lograr una vecindad de cooperación, asociación y prosperidad.

Como lo señalé en su momento, un encuentro con la alta funcionaria estadounidense, en su calidad de presidenta del Senado, es natural y buscaremos la oportunidad más adecuada para ello.

Por ahora, celebramos que esta primera visita haya avanzado de manera armoniosa y productiva, con resultados concretos que discutiremos en la Cámara de manera plural, incluyente y buscando los consensos para avanzar en las tareas que le corresponden al Senado.