Versión estenográfica del mensaje del senador Ricardo Monreal Ávila, coordinador del Grupo Parlamentario de Morena en el Senado de la República, sobre los tres años de Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador
Se cumple hoy, la mitad del camino de un Gobierno de izquierda que surgió con una gran legitimidad en las urnas, en el 2018.
Y, voy a hacer un breve recuento de lo que, a nuestro juicio y con datos que se pueden comprobar, está pasando en materia económica y que pone al descubierto todas las imprecisiones y falsedades que se emitieron al principio de sexenio e incluso se sigue repitiendo.
Sin duda, nuestra economía muestra una recuperación más fuerte de la que se anticipaba. La vacunación avanza, y los contagios y fallecimientos derivados de la pandemia van a la baja; salvo estos últimos días que ha rebrotado el virus.
El potencial, la perspectiva y oportunidades que ofrece y puede ofrecer México, resurgen tras varios meses de incertidumbre mundial. El tamaño de nuestra economía es el número 15 en el mundo e iremos mejorando nuestra posición.
Las finanzas públicas y la deuda soberana, nos coloca en una posición más favorable que nuestros socios y competidores. Hay una estabilidad macroeconómica, hay niveles bajos de inflación.
La deuda del sector público es del 47 por ciento, como porcentaje del PIB, que la mayoría es heredada, porque este Gobierno no ha adquirido.
El consumo muestra una buena recuperación y da señales de que continuará en ascenso.
Las exportaciones están volviendo rápidamente a la dinámica de la que gozaban en la era pre-Covid, refiriéndome fundamentalmente a lo atractivo que es nuestro país para las inversiones que están regresando, de manera que creciente y significativa.
El comercio total, representa el 78 por ciento del PIB. La red de 13 tratados comerciales, con acceso preferencial a 50 países, representa el 60 por ciento del PIB mundial.
Incluso, la integración regional con América del Norte, representa 361 mil millones de nuestras exportaciones en dólares.
Las inversiones están llegando. Son las que van a generar y mantener, en el mediano y largo plazo, mayor cantidad de puestos y de empleos.
El sector privado es dinámico y con gran presencia internacional.
El TMEC es una señal poderosa de certidumbre para la inversión nacional y extranjera.
México puede y debe crecer a un mayor ritmo. Debemos garantizar seguridad y certidumbre jurídica a los inversionistas.
En los siguientes tres años, se puede consolidar la base de un país más equitativo y más atractivo para las inversiones.
Las bases, estas a las que me refiero, están puestas.
Primero: La estabilidad macroeconómica del país, producto de una buena administración de las finanzas y del manejo honesto y el combate a fondo de la corrupción que se había entronizado en nuestro país.
Segundo: El fuerte crecimiento y las fortalezas de los Estados Unidos, por qué no decirlo. Estados Unidos podrá crecer al 6 por ciento en el 2021, pero México también, porque se generan derramas económicas, importaciones para la economía nacional, se proveen bienes a las industrias que crecerán en Estados Unidos y el principal abastecedor puede ser México, así como mayores remesas y el turismo, una vez que superemos completamente la pandemia, pero el turismo es una fuente creciente de recursos para nuestro país.
Otro de los factores a considerar, es el creciente ánimo de los inversionistas internacionales de diversificar la exposición al riesgo.
México, junto con China y Canadá, somos los principales socios de Estados Unidos.
En el 2019, México se convirtió en el socio principal, con un comercio bilateral de 615 mil millones de dólares.
La brecha de importaciones de Estados Unidos, de China y de México, se está cerrando.
En el 2018, Estados Unidos importaba el 21 por ciento de suministros de China; hoy, el 17 por ciento.
México ha aumentado sus exportaciones a Estados Unidos y hoy representa el 15 por ciento del total.
No obstante, para lograr los mayores niveles de inversión y generación de más y mejores empleos, hay que motivar a la más importante de las inversiones: la de las pequeñas y medianas empresas.
Las grandes empresas del país, en general, siguen invirtiendo. Las pequeñas empresas suelen ser más adversas al riesgo y más cautos para proteger sus activos, además han sido las más dañadas, las más afectadas por la crisis.
Para lograr lo anterior, debemos seguir trabajando en el problema de la inseguridad, que afecta las operaciones de las empresas y elevan su costo.
Se debe garantizar el suministro de energía para el futuro, pero también necesitamos medidas fiscales que no incrementen el costo de hacer negocios y que incentiven a la formalización, sobre todo para las MIPYMES, haciendo la vida más fácil, además de invertir en infraestructura, en proyectos basados en las ventajas competitivas de México, incluyendo transporte y energía, y al sur-sureste de México, la inversión en infraestructura, que se convierta en un vehículo todavía más importante en el contexto de la recuperación de la economía y de la promoción y desarrollo del país.
Es decir, estamos en buenas manos, ha habido buen conductor, tenemos buen piloto y tenemos un Presidente extraordinario, con visión de Estado, que eso es lo que requeríamos.
Vamos, pues, en la ruta correcta.