Hacia un nuevo entendimiento entre países vecinos
México y Estados Unidos tienen una relación compleja, caracterizada por un flujo intenso y constante de personas, bienes y servicios. Según la cuenta de Twitter de la Secretaría de Relaciones Exteriores, antes de la pandemia por COVID-19, cada 24 horas cruzaban entre los dos países un millón de personas, mil millones de dólares, 452,000 vehículos y 30,000 camiones de carga.
En términos comerciales, el intercambio bilateral es fundamental. En materia de seguridad, el tráfico de armas y de personas permea las fronteras, por lo que se requiere colaborar para combatir el crimen y la violencia. Además, lograr una migración segura, regular y ordenada es un desafío conjunto. La interdependencia entre ambas naciones siempre ha existido, pero la manera de enfrentar los problemas y retos comunes ha evolucionado.
Es natural que la relación bilateral refleje las prioridades de quienes tienen la responsabilidad de gobernar. En el caso de la política exterior de las presidencias de Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden, resaltan tres elementos: el primero es la noción de que la falta de oportunidades es una de las causas de la violencia, el conflicto y el desplazamiento forzoso de las personas, por lo que se le debe considerar en cualquier estrategia de acción pública. Hay evidencia empírica que apoya esta afirmación.
Por ejemplo, estudios sobre las causas de conflictos internos han encontrado que la pobreza puede debilitar a las instituciones, aumentar la vulnerabilidad de las personas y disminuir su costo de oportunidad para movilizarse violentamente. Asimismo, altas tasas de desempleo e inequidad, combinadas con bajos niveles de educación y desarrollo, son factores que elevan la probabilidad de conflicto interno.
También hay evidencia de que las desigualdades en grupos para acceder a bienes públicos u oportunidades aumentan el riesgo de violencia. La importancia de generar oportunidades para el bienestar ha conducido el diálogo económico bilateral de alto nivel.
El segundo es la noción de corresponsabilidad en la solución de los problemas comunes, esto es, una visión de socios que sustituye al asistencialismo o a medidas unilaterales impuestas. Dada la interdependencia existente entre México y Estados Unidos, los beneficios y los perjuicios de la relación permean en ambos.
Para disminuir la violencia, las adicciones a las drogas, la oferta de estupefacientes, el flujo migratorio o promover el desarrollo en la frontera se requiere la colaboración de ambos gobiernos, reconocer que existe un problema común, así como asumir la responsabilidad y el costo de actuar.
De esta forma, el trabajo conjunto tiene que atender las crisis (sanitarias, migratorias o inestabilidad social), pero también debe diseñar estrategias de mediano y largo plazos. Este principio es eje del nuevo Entendimiento Bicentenario establecido como marco de la estrategia de seguridad bilateral que reemplaza a la Iniciativa Mérida.
Un tercer elemento que caracteriza la relación Biden-López Obrador es la incorporación de “disciplinas” adicionales en la búsqueda de objetivos comunes, lo cual se puede ver en la inclusión de nuevos temas en el tratado comercial entre México-Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que incluye consideraciones de medio ambiente, derechos laborales, transparencia, propiedad intelectual, así como el trabajo conjunto en ciberseguridad como herramienta en la persecución de delitos, redes ilícitas y en el manejo de la información.
Los dos mandatarios parecen ponerse de acuerdo en que de poco sirve la contención en las fronteras —”el innecesario muro fronterizo”, menciona el presidente Biden—, si no se insiste en resolver las causas de la migración en los países de origen.
En tres ejes de la relación México y Estados Unidos: economía, seguridad y migración, los conductores de la política imprimen sus prioridades y visión de desarrollo compartido y corresponsabilidad. Solamente a través del diálogo podremos enfrentar los desafíos comunes, distribuir costos y asumir responsabilidades. El Senado de la República está preparado para participar en este proceso.
Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA