Versión estenográfica de la presentación del libro “Otro Campo es Posible”, escrito por el senador Ricardo Monreal Ávila, coordinador del Grupo Parlamentario de Morena en el Senado de la República

Y José Antonio Aguilar, a los grupos de empresarios, a Rafael Noguel, a Felipe López, presidente municipal. Y a todos.

Es un libro, este, que en lo personal me dio mucho gusto escribir, porque mi origen es campesino, como muchos de ustedes. Yo vengo de una comunidad al norte de Zacatecas, y mi familia, numerosa, viene y proviene del campo zacatecano.

Soy de los que piensa que la historia de México se encuentra íntimamente vinculada con la lucha significativa por la tierra. La tenencia de la tierra ha sido un factor determinante desde la época prehispánica, hasta nuestros días; y se ha configurado un México rural, ya ahora muy deslucido y muy marginado, después del urbanismo que ha sufrido México en las últimas décadas.

Pero la lucha por la tierra está presente en el ADN de nuestra nación.

A diferencia de otros países, México se caracteriza por su riqueza cultural, étnica y de diversidad biológica; así como por su privilegiada ubicación geográfica.

Nuestro país se transformó en el siglo pasado, con la primera gran Revolución en el mundo del siglo XX; de la que deriva el reconocimiento de derechos a la tierra, en el artículo 27 de la Constitución Política de nuestro país, al elevar a rango constitucional la Ley del 6 de enero de 1915, que estableció la obligación del Estado de restituir las tierras a las comunidades despojadas y la dotación de quienes carecían de ella, y a quienes se les negaba la restitución.

Por eso, la Revolución Mexicana detonó una fase intensa de reparto agrario durante casi 80 años, que significó el fundamento para que ejidatarios, comuneros y sus familias, pudieran acceder a la tierra como un medio para alcanzar mejores condiciones de vida y de desarrollo.

El proceso de Reforma Agraria, por lo que el país ha transitado, consiste en el reparto de tierras, de 1915 a 1992; y la regularización y el ordenamiento de los derechos de propiedad, de 1992 a la fecha.

Un proceso inacabado en lo que el desarrollo con seguridad jurídica, está en la agenda actual.

El desafío radica en que ejidos, comunidades, nacionaleros, colonos y pequeños propietarios, que son poseedores, usufructuarios y propietarios de tierras y de recursos naturales; cuenten con el amparo de un marco legal agrario que contribuya al reconocimiento de de su identidad cultural y sus tradiciones. Y, simultáneamente, abra la posibilidad de aprovechar el enorme potencial que tiene la propiedad rural en México para mejorar las condiciones de vida.

México tiene, en el campo y sus habitantes, un enorme potencial para su transformación. No es limitante que en el siglo XXI seamos una sociedad predominantemente urbana; porque del campo viene una cantidad, la más importante, de materias primas para la ciudad, y en el campo está la riqueza de la diversidad cultural, social y biológica que distingue al país.

Queda acreditado que el sector agropecuario representa una fortaleza y como nación, podemos mejorar su desempeño. Históricamente, hemos sido productores de diversos productos de origen animal y vegetal; y materias primas que exportamos al mundo; gran parte de dicha fortaleza, se encuentra en las comunidades indígenas y en los ejidos.

Por ello, propongo concebir a los núcleos agrarios como agentes de cambio y de desarrollo.

En este horizonte es en donde se desenvuelve el libro que ahora presento: la necesidad de una actuación articulada, de las políticas públicas, a fin de lograr un impacto verdadero para superar la desigualdad y generación de riqueza que rompa el círculo que intergeneracionalmente hemos padecido de pobreza y de abandono.

Necesitamos fortalecer la visión y la atención hacia los productores de pequeña escala, hacia los altos costos de los insumos y servicios, y hacia el deficiente proceso de comercialización.

Todo esto está directamente asociada a la limitada capacidad financiera de los productores. Entre mayor sea su capacidad financiera, mayor será su autonomía para producir y comercializar sus productos y llevarlos a los centros de distribución y consumo.

Lo anterior, señala la limitación que tienen los productores para acceder al capital líquido, ya sea por falta de facilidades y de garantías que acepten las instituciones de crédito o por la reserva que muchos productores tienen respecto al alto cobro de interés.

Por ejemplo, por un lado obtienen mayor crédito de las personas que compran la cosecha que de las instituciones bancarias. Por un lado, tienen incluso lamentablemente el azote de los usureros que cobran altos intereses por préstamos para producir en la tierra y en las instituciones financiera lucen por su ausencia.

De acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria del INEGI, con resultados de hace un año, sólo el 9.4 por ciento de las unidades de producción agropecuaria solicitaron un crédito o préstamo para el desarrollo de sus actividades. De éstas, únicamente el 8.4 por ciento logró obtenerlo.

Este dato es significativo. Ni el 10 por ciento de ellas alcanzaron o tuvieron crédito para desarrollar sus actividades agropecuarias.

Esta situación coincide con lo reportado por la CEPAL en el 2019, donde se menciona que el crédito agrícola en México es uno de los tres más bajos de América Latina, con apenas el 1.9 por ciento del total del financiamiento en el país.

Los sistemas productivos rurales, gradualmente se han visto desarticulados por el creciente flujo de población rural hacia las ciudades, resultando procesos estructurales de pobreza, violencia, propiciando el abandono de personas en las 188 mil localidades que hay de hasta 2 mil 500 habitantes, y por ello la dispersión de su población.

El fraccionamiento y minifundio, son algunos de los principales problemas que enfrenta hoy día en el campo. Nueve de cada 10 productores del sector agropecuario, forestal o pesquero, son pequeños o medianos.

El envejecimiento de los productores del campo es creciente. Según el INEGI, el 46 por ciento de los productores tiene 60 años o más, pero también hay buenas noticias.

Al cierre del 2020, el sector primario, el productor de alimentos fue el único de los sectores que representó un aumento en el PIB nacional; 3.5 por ciento en plena pandemia, con un valor de 617 mil millones de pesos, a pesar de ser el sector más pequeño, tuvo el mayor dinamismo.

El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, en sus análisis de la Balanza Comercial Agroalimentaria de México, a diciembre del 2020 señala que la balanza comercial agropecuaria y agroindustrial, por sexto año consecutivo tiene un superávit.

El reporte señala que en 10 meses del 2020, el valor de las exportaciones agroalimentarias de México fue el más alto desde 1993, que en mucho se explicó por el Tratado Comercial con Estado Unidos de Norteamérica y Canadá.

Quiero comentarles que estos datos sólo son algunos de los que contiene este libro.

Este libro, además, contiene parte de la historia de la tenencia de la tierra en nuestro país. Tiene los antecedentes de la propiedad ejidal y comunal en México desde la etapa prehispánica, novohispana e independiente, y abarco la evolución del marco jurídico agrario desde el periodo, desde el plan del Partido Liberal Mexicano, el Plan de San Luis, el Plan de Ayala, el Plan de Guadalupe, la Ley Agraria del 6 de enero de 1915, y el artículo 27 constitucional de 1917.

Después de 1918, la Ley de Ejidos del 20; el Código Agrario del 34; el Código Agrario del 40; el Código Agrario del 43; la Ley de Terrenos Baldíos Nacionales, Demasías y Excedentes del 51, y la Ley Federal de Reforma Agraria del 71; y, la última, la Ley Agraria de 1992.

Todos estos ordenamientos jurídicos los trato en este libro de “Otro Campo es Posible”.

Pero, además, también, señalo propuestas de desarrollo, propuestas para el campo, que me parecen fundamentales.

Es un resumen de lo que está pasando en nuestro país y la explicación de por qué el campo, que es potencialmente rico, tiene una población empobrecida, limitada para lograr mejores condiciones de vida en lo general.

La propiedad social en México, es decir, de ejidos y comunidades, representa más del 50 por ciento del territorio nacional donde viven 5 millones de titulares de derechos agrarios y sus familias, y de ahí la importancia como sector estratégico para desarrollar el campo en el país.

Tenemos propuestas que sí es conveniente analizarlas y en el libro lo reviso:

Actualizar el marco jurídico agrario ambiental, la seguridad plena en los derechos de la propiedad de la tierra, mejorar las capacidades de las personas que habitan en el medio rural, incrementar la producción y productividad de ejidos y comunidades, promover el cuidado de los recursos naturales de la propiedad ejidal y comunal en el contexto del que me estoy refiriendo.

Y propongo concretamente algunos temas que son ineludible atender: Garantizar la seguridad jurídica en todos los regímenes de propiedad de la tierra, porque entiendo que sólo habrá inversión en entornos de certeza jurídica para todos.

Propongo simplificar los trámites administrativos ante las instancias federales, su realización como opción y usar las vías electrónicas, promover la justicia ágil; la inversión sólo crece en entornos de certeza y confianza.

También propongo introducir en el campo el sistema obligatorio de seguridad social para garantizar salud y retiro digno a los productores rurales.

No es posible que trabajen la tierra toda una vida, generen alimentos para el país y para el mundo y carezcan de lo elemental: Salud y pensión.

Esta es una Iniciativa que tenemos, que esperamos sacar pronto y en la que ha sido parte fundamental la senadora Sasil.

Transitar a una agricultura digital; llegó el momento de transitar a una agricultura digital, que utilice la inteligencia artificial para la toma decisiones.

Estamos en un mundo digital y las tecnologías de la información y comunicación deben llegar y utilizarse en todos los sectores económicos.

Promover, además, mayor acceso del crédito para el campo, priorizando pequeños y medianos productores, comuneros y ejidatarios; que se les facilite capital líquido para semillas, fertilizantes, para acopiar la producción y esperar el mejor momento para su venta.

También cuidar los recursos naturales, precisando las áreas para la conservación, las de aprovechamiento sustentable, es necesario detener los efectos del cambio climático antes de que el destino nos alcance.

Estimo, se debe asegurar de manera gradual y sostenida, que la producción de alimentos agropecuarios destinados para la alimentación, así como las materias primas para cadenas productivas y de transformación, se realicen incorporando buenas prácticas con el fin de asegurar cuidado y preservación de los servicios ambientales de los que tanto depende la sociedad actual.

Por eso este Libro es de actualidad.

Quiero expresarles mi reconocimiento a todos los que están aquí, los que nos ven por la vía digital. Este Libro está de venta en Porrúa, que es mi editor, quien lo editó; Porrúa Hermanos es la editorial y lo pueden adquirir por Amazon y en las librerías de distintas partes del país.

Por eso me da mucho gusto estar.

Estoy haciendo un rápido resumen para que puedan leerlo y para que puedan también, creo que por la vía digital también lo pueden descargar; pero me parece que es el momento propicio para que México pueda reforzar el apoyo y el respaldo al campo mexicano.

Este año la Secretaría de Agricultura recibió un aumento significativo para atención del campo mexicano.

Esperamos que continúe creciente el respaldo para el uso del agua de manera racional, sistemas de riego modernos, la Organización de Productores, la Asociación de Productores, con posibilidades de comercialización, en la exportación en agroalimentos, agroexportación.

Chiapas es un estado con todo; tiene agua, tiene cielo, tiene suelo, tiene todo, que puede convertirse en una potencia nacional en materia de agricultura y también de ganadería, pero también de medio ambiente y protección de nuestra biósfera y la protección de nuestras selvas y nuestros bosques.

Chiapas es un ejemplo en el mundo. Chiapas es admirado por el mundo.

Chiapas es un lugar que no podemos permitir que se destruya, que es una responsabilidad de todos los mexicanos y las mexicanas y los habitantes del mundo.

Hoy me reuní con unos ambientalistas de Estados Unidos y tienen deseos de invertir y de ayudar a la preservación del medio ambiente en Chiapas. Son sociedades, fundaciones que intentan preservar nuestro medio ambiente, porque finalmente son nuestros respiradores en el mundo.

Y Chiapas es de los pocos lugares que conserva, no sólo su belleza sino que conserva su naturaleza intacta, al menos en gran parte. Ya no todo, porque también ha habido falta de cuidado, deforestación y destrucción de nuestras selvas y de nuestros bosques, de nuestras tierras y de nuestro medio ambiente; pero Chiapas se destaca por tener las mejores reservas en todos los sentidos, y por eso hoy me da mucho gusto estar aquí con ustedes.

Agradezco bastante que me estén acompañando algunos alcaldes, como el de La Concordia; y decirle a Sasil que muchas gracias por permitirme.

Tengo otro libro que se llama “21 Razones para el 21”, también publicado hace un año y fracción; pero el más reciente de mis libros es éste.

Me apasionó escribirlo por lo que les comentaba. Mi origen es campesino, en mi familia fuimos 14 hermanos, todos dependíamos del campo. Gracias a la educación pública salimos adelante y por eso tenemos un compromiso con el campo ineludible e imprescriptible.

Tenemos un gran corazón. Yo cuando voy al rancho siempre me siento distinto, otro, descanso, me relajo; no hay una cosa mejor que acudir al campo, y por eso tenemos que preservar nuestro campo, fortalecerlo, ayudarlo y sacarlo adelante.

Yo quiero agradecerles a todos que estén aquí esta noche.

Gracias por esperarnos. La verdad es que el vuelo se retrasó, llegamos casi una hora tarde.

Me disculpo con Verónica, de Noticias, que tenía una entrevista antes y no pudimos llegar, y me disculpo con ellos, con los medios de comunicación, que no pudimos a tiempo estar en la entrevista y también con todos ustedes, que algunos llegaron desde las 6:00 de la tarde, o 6:15, o 6:30 y se había retrasado el vuelo y por eso llegamos tarde.

Pero qué bueno que los vi.

Muchas gracias, aunque está ausente, mi estimado amigo Eduardo Ramírez. No vino porque se fue de representante mío, precisamente, a la FIL de Guadalajara, porque hace ocho días presenté este libro en la FIL de Guadalajara.

Esta es la segunda ciudad que presento el libro. Y Eduardo Ramírez me representó en un debate con los coordinadores; a estas alturas se debe de estar presentando el debate, que le pedí me representara y por eso no pudo estar. Pero le mandamos un saludo desde aquí.

Y me alegra mucho estar con una gran mujer, que la he aprendido a respetar y la quiero mucho, a Sasil. Es una mujer honesta, una mujer con capacidad, una mujer con talento y una mujer muy leal, muy leal al Movimiento.

Les quiero decir un comentario: El presidente López Obrador la quiere mucho.

Una vez que pronunció un discurso de Belisario Domínguez, hace tres años; ya la conocía, la conoció en la campaña, pero ese día a mí me dijo “qué estupenda mujer, esta mujer chiapaneca”.

Porque pronunció un discurso extraordinario sobre Belisario Domínguez, que debe estar ahí registrado en el Diario de Debates.

Y ahora nos da mucho gusto acompañarla, porque mañana presentará su Tercer Informe de Actividades Legislativas y por eso venimos a Chiapas, a acompañarla mañana a ella y a su familia, a sus compañeros, a sus correligionarios y al pueblo de Chiapas, porque tienen una muy buena senadora.

Es más, tienen muy buenos senadores: Eduardo, la senadora Sasil y el senador Manuel Velasco, son de primera los tres; y Noé Castañón. Bueno, Noé también es de primera; también, también. No quiero minimizar a nadie.

Pero son muy buenos sus legisladores. Les tengo respeto a todos y hoy Chiapas está bien representado en el Senado de la República, y juntos vamos a seguir empujando programas, recursos, actuar como procuradores de pueblos, como gestores, en beneficio de este extraordinario y hermoso estado, el de Chiapas.

Me da mucho gusto estar con ustedes.

Gracias.

Y voy a firmar en 15 minutos. Si alguien adquirió un libro se los voy a firmar; y si no lo adquirieron, adquiéranlo, porque es importante que lo lean; es importante.

Y me da mucho gusto estar aquí esta tarde-noche en este bello lugar, en esta Ciudad tan preciosa de Tuxtla Gutiérrez.

A todos les expreso mi cariño, mi aprecio y mi amistad.

Gracias.

¡Que viva Chiapas!

¡Viva!

¡Viva México!

¡Viva!

Muchas gracias por la presentación de la señorita.

¿Cómo se llama usted? Alini. Es muy buena; estos son los jóvenes. Hoy tenemos un Congreso allá de jóvenes, en México.

¿Tú también fuiste allá? Estuviste en el primero. Tú eres de la primera egresada, y hoy tenemos el segundo. Entonces ella se formó allá con nosotros.

Muchas gracias, Alini.

A todos muchas gracias por haber venido.

¡Ánimo!