Colombia, a la izquierda
El caso de Gustavo Petro adquiere más relevancia porque su trayectoria política está marcadamente señalada por la persecución, la marginación y la guerra sucia mediática.
Allá también la tercera fue la vencida. Gustavo Francisco Petro Urrego se convierte en el primer presidente de izquierda en Colombia, después de dos intentos históricos.
El país sudamericano se suma así a la ola de gobiernos de izquierda y centroizquierda en América Latina que, por la vía de las urnas, se han hecho del poder público. Argentina, Bolivia, Chile, Honduras, México, Nicaragua, Perú, Venezuela y ahora Colombia. En agosto próximo Brasil podría sumarse, si Lula da Silva gana las elecciones presidenciales.
La desigualdad, la pobreza, el estancamiento económico, la violencia y la corrupción están pasando factura a los partidos que durante décadas gobernaron con programas económicos neoliberales, dejando a su paso países endeudados, con recursos naturales depredados y sociedades divorciadas de sus gobiernos por la deshonestidad rampante.
El caso de Gustavo Petro adquiere más relevancia porque su trayectoria política está marcadamente señalada por la persecución, la marginación y la guerra sucia mediática.
Perteneció al movimiento guerrillero M-19, el cual pasó de la clandestinidad a la lucha electoral, al transformarse en el partido Alianza Democrática M-19, llegando a constituirse en la segunda fuerza legislativa en 1991, año en que Petro resultó electo diputado, para después ser senador de la República por el Polo Democrático Alternativo (PDA) en 2006.
En 2012 ganó la alcaldía de Bogotá, apoyado en el Movimiento Progresista. Desde su registro buscaron anularle la candidatura por una supuesta doble militancia partidista. Y ya como alcalde en funciones, la Fiscalía General de la República lo destituyó por supuestamente haber afectado la salud pública, debido a la crisis de la basura que se presentó en la capital en diciembre de 2012. Treinta y cinco días más tarde sería restituido en el cargo por el Tribunal Superior de Justicia, mismo que ordenó al presidente Juan Manuel Santos (una especie de Vicente Fox) respetar la medida.
Tres veces buscó Petro la Presidencia de Colombia. En 2010, por el PDA, quedando en tercer lugar; en 2018, por el mismo partido, obteniendo el segundo lugar, lo que le abrió la oportunidad de llegar una vez más al Senado.
A partir de ese año se dedicó a la construcción de una nueva plataforma política, Pacto Histórico, en la que sumó liderazgos sociales de izquierda y centroizquierda, pueblos indígenas y afrocolombianos, así como grupos sindicalistas, ambientalistas y políticos de centro.
Petro fue electo candidato presidencial en una consulta interna o elección primaria en la cual participaron cuatro precandidatos más (Francia Márquez, Camilo Romero, Arelis Uriana y Alfredo Saade), apoyados por seis organizaciones políticas y movimientos sociales de las diversas regiones de Colombia. En esta consulta abierta a la ciudadanía Petro obtuvo cinco millones de votos, casi la mitad de aquellos con los que ganaría la segunda vuelta constitucional del pasado domingo.
Desde 2018, el hoy presidente electo propone un “capitalismo democrático”, por el que se combata la corrupción, se cobren impuestos a los banqueros y a las personas más ricas del país, se expanda y apoye a una clase media urbana y rural, se conserve el medio ambiente mediante el uso de energías limpias, se luche contra la pobreza a través de programas sociales de amplio espectro y se promueva una política de industrialización nacional que desarrolle un mercado interno fuerte.
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