Abordar la migración: de la clandestinidad a la visibilidad

El pasado 27 de junio tuvo lugar una dolorosa tragedia, la mayor registrada a la fecha relacionada con el fenómeno migratorio en Estados Unidos: 53 migrantes irregulares —27 de nacionalidad mexicana— fallecieron por asfixia en un tráiler localizado cerca de las vías del tren al suroeste de la ciudad de San Antonio, Texas.[1] Tanto el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, como el de Estados Unidos, Joe Biden, calificaron el suceso como “una tremenda desgracia” y como un hecho “horroroso y desolador”;[2] ambos responsabilizan a traficantes de personas.

 

Cabe subrayar que el Protocolo contra el Tráfico Ilícito de Migrantes por Tierra, Mar y Aire define el tráfico de seres humanos como “la facilitación de la entrada ilegal de una persona en un Estado Parte del cual dicha persona no sea nacional o residente permanente”.[3]

 

En tal sentido, el contrabando de personas migrantes hacia Estados Unidos no es un fenómeno nuevo, pero actualmente destaca por ser el medio principal de movilidad en la región. El uso de tráileres, tráileres clonados, camiones, autos, lanchas y el cruce a pie del desierto de Sonora se han expandido y aumentado rápida y considerablemente una vez que el crimen organizado empezó a dominar esta estructura delictiva. Según un artículo del New York Times, un gran porcentaje del incremento de “los ingresos económicos de los cárteles de la droga ahora proviene del contrabando de migrantes”.[4]

 

El tráfico de personas migrantes es un negocio ilícito pujante, si se toma en cuenta que tan sólo el pasado mes de mayo las autoridades estadounidenses registraron un aumento del 205 por ciento respecto a 2021 en los cruces irregulares en la frontera con México,[5] y que a una persona migrante se le exije un pago por adelantado de entre 4,000 y 13,500 dólares. Por tanto, se estima que el año pasado por el pago de las personas indocumentadas del Triángulo Norte centroamericano hacia Estados Unidos los traficantes recibieron más de 1,700 millones de dólares.

 

 

Como escribí anteriormente, mientras no se logren los acuerdos bilaterales y regionales necesarios para la gestión de vías de ingreso regular, en este caso hacia Estados Unidos, las personas migrantes continuarán arriesgándose. Según sus propias declaraciones, pierden más quedándose en sus países de origen que arriesgando todo —hasta la vida— tratando de llegar a la Unión Americana.[6]

 

Si bien, las familias que cruzan de manera ilegal la frontera entre nuestro país y el vecino del norte generalmente se entregan de forma voluntaria a las autoridades para solicitar protección,[7] la mayoría de los hombres migrantes adultos y solteros son transportados por traficantes para evadir su detección. Lo anterior hace que el tráfico de personas siga en aumento y sea una actividad ilegal lucrativa en torno a un círculo vicioso que implica distintos esquemas de corrupción, incluso por parte de las autoridades en ambas naciones.[8]

 

Ejemplos de accidentes mortales que involucran a personas migrantes se registran frecuentemente en todo el mundo. Tan sólo hay que recordar el ocurrido el 9 de diciembre de 2021 en el estado de Chiapas, con 56 personas migrantes fallecidas;[9] en días recientes, el hallazgo de 20 migrantes de África subsahariana muertos en el desierto del Sáhara entre Chad y Libia que anhelaban poder cruzar el mar Mediterráneo y llegar a Europa;[10] la muerte de 22 ciudadanos de Malí que naufragaron frente a las costas de Libia[11] o la tragedia que resultó en 23 personas muertas y más de dos centenares heridas a raíz del intento de cerca de 1,700 migrantes y refugiadas de cruzar la valla entre Nador y Melilla, que divide Marruecos y España.[12]

 

 

 

Lo preocupante también es que sólo cuando se difunden estos trágicos incidentes se visibiliza (por corto tiempo) la grave y enorme problemática alrededor de la migración irregular, incluso a pesar de que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en su estimación más reciente (2020), reportó a nivel global 281 millones de migrantes internacionales, es decir, el 3.6 por ciento de la población mundial está en movimiento.

 

Además el contexto, las realidades y razones del movimiento transfronterizo de personas siguen latentes: las repercusiones socioeconómicas por la pandemia de COVID-19; los efectos demográficos y la falta de oportunidades laborales; los contextos políticos adversos en diversas regiones; la violencia e inseguridad, así como la guerra en Ucrania, entre otros.

 

Estamos hablando de una serie de factores que se entremezclan y que obligan a las personas a migrar, entre ellos, la precaria situación en sus países de procedencia, que genera desesperación por parte de quienes buscan por cualquier medio llegar a Estados Unidos; la necesidad de mano de obra en los países de destino; la imposibilidad de acceso por vías regulares, y los actos de corrupción que permean distintas etapas del trayecto migrante.

 

Tragedias como la de San Antonio visibilizan como grave la problemática migrante en la región, pero no ha podido ser abordada de manera integral y en cambio ya fue acaparada por el crimen organizado. Esto demuestra que los Gobiernos siguen un paso atrás de la verdadera realidad,y que esfuerzos como la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección,[13] que busca ofrecer oportunidades bajo una óptica de “responsabilidad compartida”, debe dimensionar la totalidad del desafío o como solución quedará muy por debajo de las expectativas y necesidades.

 

La respuesta debe de ser a escala mundial, pero sin expectativas de detener el fenómeno migratorio, sino tomando en cuenta que seguirá evolucionando en el incremento del número de personas y sus nacionalidades, y en que países de tránsito hoy son de destino/acogida y expulsión.

 

De nada sirve no mirar el problema de frente con todas sus aristas. Además de ofertar mejores condiciones de vida, laborales y de seguridad en los países expulsores, hay que proteger y dar acceso al derecho de toda persona a migrar o a solicitar refugio. Se trata también de poder otorgar servicios y oportunidades temporales a migrantes en los países de tránsito y destino.

 

En el caso mexicano es imperativo acoger la realidad de que hemos dejado de ser sólo un territorio de tránsito y expulsión, para convertirnos también en un destino permanente de migrantes y personas refugiadas, pues según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados diariamente 324 migrantes solicitan refugio, y en 2021 México fue el tercer país del mundo en términos de nuevas solicitudes de asilo.[14]

 

 

Además, de acuerdo con la OIM, el 40 por ciento de las personas que regresan voluntariamente desde México a su país de origen en dos años intentarán retornar a nuestra nación que las acogió, y esto se suma a que el desplazamiento interno también va en aumento, así como el riesgo de que las y los menores no acompañados que transitan por territorio nacional terminen en manos del crimen organizado.

 

Tal es la realidad de movilidad en México que se debe visibilizar para abordar las estrategias de solución pertinentes a corto, mediano y largo plazos, con presupuestos gubernamentales acordes con la problemática real, y el reconocimiento de la necesidad de trabajar en forma coordinada con la sociedad civil. Sólo así quedará asentado quién decide sobre el futuro del flujo de migrantes: el Estado, de mano de la sociedad, y no las redes criminales.

 

Para ello, es necesario aceptar que las políticas restrictivas, los controles fronterizos, la resistencia a la gestión de permisos laborales, entre otras, no han dado los resultados esperados, y que se requiere de nuevas estrategias en torno a la migración, entre ellas, el análisis de datos; el estudio de la oferta y la demanda de mano de obra; las posibilidades de capacitación; la gestión de un mayor número de visas de trabajo; esquemas coordinados de prevención y seguimiento de delitos contra las personas migrantes (enfocado en la investigación más allá de la responsabilidad de los detenidos), para ir a fondo en las redes criminales, pero sobre todo que siempre se tome en cuenta que hablamos de seres humanos que buscan una mejor calidad de vida, con la convicción de aportar a las economías locales. De ahí la importancia de contemplar marcos legislativos y políticas públicas hacia la integración social y productiva en los países de acogida.

 

Ya están en marcha ejemplos de buenas prácticas. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), por medio del Programa de Reubicación e Integración ayuda a personas refugiadas a reiniciar sus vidas en sus nuevas comunidades en México; recientemente, el Gobierno de Estados Unidos aceptó entregar 300,000 visas temporales de trabajo para personas mexicanas y centroamericanas, e incluso el fin de la política Quédate en México; o las propuestas del Viejo Continente respecto a la demanda de una migración cualificada bajo proyectos piloto de capacitación bilaterales, para la formación de personas en un país fuera de la Unión Europea con deseos de migrar.[15] Si bien son avances concretos, el reto migratorio requiere de soluciones exponenciales.

 

La movilidad de personas como tal no es el inconveniente, lo es la falta de vías legales para alcanzarla, para lograr una migración segura, regular, ordenada y relacionada con el derecho a un bienestar integral de las personas.

 

La perspectiva de que un único país (México) o una región parcial (Triángulo Norte centroamericano) pueda detener la migración hacia el norte es insostenible; se requiere de una respuesta intrarregional coordinada de las Américas y el Caribe, que aleje al fenómeno migrante de la clandestinidad y lo visibilice en su totalidad para su adecuada gestión.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

 

Fuentes

[1] Brandon Drey, “At Least 42 People Found Dead Inside Truck Carrying Migrants In Texas: Reports”. The Daily Wire (27 de junio, 2022) [En línea]: https://bit.ly/3OM7HXK [Consulta: 5 de julio, 2022].

[2] Pablo Ferri, “López Obrador: ‘Lo de los migrantes es una tremenda desgracia’”. El País (28 de junio, 2022), sec. México, ed. América-México [En línea]: https://bit.ly/3NS5kkN [Consulta: 5 de julio, 2022].

[3] Naciones Unidas, Protocolo Contra el Tráfico Ilícito de Migrantes por Tierra, Mar y Aire, que Complementa la Convención de las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Organización de los Estados Americanos (2000) [En línea]: https://bit.ly/3yHuRsJ [Consulta: 5 de julio, 2022].

[4] Oscar Lopez y Maria Abi-Habib, “Ending a Decade-Long Decline, More Mexicans Are Migrating to U.S.”. The New York Times (1 de julio, 2022), sec. Americas [En línea]: https://nyti.ms/3AvQo8Y [Consulta: 5 de julio, 2022].

[5] Rolando Herrera, “El calvario migrante: de La Bestia a los tráileres”. Reforma (29 de junio, 2022) [En línea]: https://bit.ly/3NHiHV2 [Consulta: 5 de julio, 2022].

[6] Carlos Martínez, “Tráiler de la muerte’ donde fallecieron 53 migrantes generó 1 millón de dólares a cárteles de la droga”. Vanguardia (1 de julio, 2022), sec. Noticias [En línea]: https://bit.ly/3utrHpW [Consulta: 5 de julio, 2022].

[7] “Preguntas y respuestas: La frontera México-Estados Unidos después del Título 42”. WOLA (31 de marzo, 2022) [En línea]: https://bit.ly/3RjSHSN  [Consulta: 11 de julio, 2022].

[8] Laura Sánchez Ley, “Agentes fronterizos de EU cobran 3 mil dólares por cruzar migrantes”. Milenio (6 de julio, 2022), sec. Internacional [En línea]: https://bit.ly/3NQPEhM [Consulta: 6 de julio, 2022].

[9] Secretaría de Relaciones Exteriores, “Gobierno de México completa repatriación de cuerpos de 56 personas migrantes accidentadas en Chiapas”. Secretaría de Relaciones Exteriores-Gobierno de México (7 de febrero, 2022), sec. Comunicado [En línea]: https://bit.ly/3ux8S5h [Consulta: 5 de julio, 2022].

[10] Europa Press, “Hallados en Libia los cadáveres de 20 migrantes que murieron de sed intentando cruzar el desierto desde Chad”. Europa Press (29 de junio, 2022), sec. Internacional [En línea]: https://bit.ly/3OPXtpj [Consulta: 5 de julio, 2022].

[11] RTVE.es/Agencias, “Mueren una veintena de migrantes malienses tras un naufragio cerca de las costas libias”. RTVE (5 de julio, 2022), sec. Noticias, Mundo, África [En línea]: https://bit.ly/3aqR44S [Consulta: 6 de julio, 2022].

[12] Laura J. Varo, Luis Sevillano Pires, et al., “¿Qué sucedió en la frontera de Melilla? El paso a paso de la tragedia”. El País (2 de julio, 2022), sec. España, ed. América-México [En línea]: https://bit.ly/3Imqyqc [Consulta: 5 de julio, 2022].

[13] La Casa Blanca, Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección. U.S. Department of State (10 de junio, 2022), sec. Traducciones en Español [En línea]: https://bit.ly/3yVj2zv [Consulta: 5 de julio, 2022].

[14] Maritza Pérez, “Solicitan refugio en México 324 migrantes a diario”. El Economista (4 de julio, 2022), sec. Política [En línea]: https://bit.ly/3OMOlC0 [Consulta: 5 de julio, 2022].

[15] Pablo Sallabera Moszczynska, “La Tarjeta Azul europea: ¿hacia un colonialismo cognitivo?”. El País (20 de junio, 2022), sec. Blogs/Planeta Futuro [En línea]: https://bit.ly/3usA4lE [Consulta: 5 de julio, 2022].