Litio y ‘nearshoring’
¿Cambió la pandemia la lógica del comercio internacional? Definitivamente.
Los países volvieron prácticamente a la normalidad económica, pero la lección permanece: la crisis autoinfligida (la única manera de salvar un bien mayor, la vida de mujeres y hombres) mostró la necesidad de que los Gobiernos replantearan la ruta que en ese sentido deberían tomar.
Este proceso llevó a una cantidad importante de países a transferir parte de su producción a otros que estén localizados cerca del suyo. Tal estrategia, conocida comúnmente como nearshoring, trata de aprovechar las ventajas comparativas que existen en una nación dentro de la cadena de suministros, sin poner en riesgo la viabilidad de la empresa. En resumen, la idea es que mientras menor sea la distancia geográfica entre Estados, más sólida y segura puede ser la cadena de suministros.
Cuando los países desarrollados comenzaron un proceso de desindustrialización, causado, entre otros motivos, por la caída del lucro industrial y el encarecimiento de su mano de obra, los que están en vías de desarrollo comenzaron a fortalecer su industria. Tal fue el caso de los llamados Cuatro Tigres asiáticos (Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur), que experimentaron un acelerado proceso de industrialización en la segunda mitad del siglo XX, y que hasta la fecha son líderes globales en el sector.
No obstante, la dependencia que el mundo —y en especial la región de América del Norte— llegó a tener de la manufactura asiática género grandes problemas de producción, exacerbados durante la pandemia de COVID-19. La exitosa estrategia de China para contener los contagios durante los peores tiempos de la emergencia sanitaria causó molestia a empresas estadounidenses como Intel, Apple y Microsoft, ya que en aquel país se producen los chips que se necesitan en las cadenas de suministro de sus productos.
Con este antecedente, el presidente Andrés Manuel López Obrador, durante su más reciente visita a la Unión Americana, propuso a su homólogo Joe Biden un plan de inversión privada y pública para producir bienes que fortalezcan los mercados de ambas naciones, y así evitar la importación de productos de otras regiones y continentes.
Si bien el desarrollo y el subdesarrollo se encuentran vinculados, está relación puede ser más o menos ventajosa para las naciones involucradas, según su nivel de integración y de acuerdo con los esquemas de cooperación que se utilicen. México, Estados Unidos y Canadá contamos con el T-MEC, nuestro más importante tratado comercial, lo que asegura mejores condiciones de intercambio.
Con el nearshoring se buscaría generar alianzas productivas entre economías, con base en su cercanía geográfica, temporal y cultural, lo que podría ocurrir entre México y otras naciones del mundo, especialmente con nuestros socios del norte, en una amplia cantidad de actividades, entre las que se encuentra la industria del litio, mineral fundamental para la transición energética, especialmente en la generación de baterías eléctricas, que serán el principal motor de los vehículos para el año 2040, de cumplirse los compromisos internacionales a este respecto.
México cuenta con grandes ventajas competitivas que pueden atraer la inversión extranjera de esta industria. No sólo tenemos una de las 10 reservas más grandes de litio, sino que además contamos con el llamado bono demográfico, una población joven, que se traduce en mano de obra de alta calidad.
Las presiones geopolíticas entre China, Estados Unidos y Taiwán generan mayor expectativa en el rubro, pues si bien la isla mantiene buenas relaciones con la superpotencia norteamericana, su principal destino de exportaciones es el gigante asiático, demostrando que la cercanía cultural y geográfica son determinantes. Es el mismo caso de México y Estados Unidos, todavía con un gran potencial de desarrollo e integración por explorar.
El contexto actual nos permite imaginar una industria automotriz pujante en México, con salarios dignos y buena captación de recursos para el Estado, que ahora cuenta con la empresa LitioMX, encargada de la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento de este mineral.
Atrás deben quedar las alianzas comerciales basadas en la competencia desleal y la precarización del trabajo, como ocurrió en las maquiladoras de Ciudad Juárez, tras la firma del TLCAN.
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