Unidad

En Coahuila, lo obvio sale a flote. No atender, no cuidar, no aquilatar el valor de la unidad programática, social y política del movimiento puede comprometer el resultado electoral de MORENA.

El fin de semana asistí a Coahuila, en apoyo a la campaña del senador por MORENA Armando Guadiana.

Desde antes de iniciar formalmente esta campaña, la elección a la gubernatura se percibía competida y polarizada en torno a dos bloques: por un lado, el polo emergente opositor encabezado por MORENA; por el otro, el de la alianza gobernante conservadora integrado por PRI, PAN y PRD.

Al final, se registraron cuatro aspirantes y son los que actualmente participan en la elección. Armando Guadiana Tijerina, por MORENA, únicamente, ya que el PT decidió lanzar candidato propio, y el PVEM, aliarse con una fuerza local.

Manolo Jiménez Salinas encabeza la coalición Alianza Ciudadana por la Seguridad, integrada por PRI, PAN y PRD. A diferencia de MORENA, que no participa con ninguno de sus aliados, el PRI en esta ocasión lo hace de la mano de su rival histórico, el PAN, y alcanzó a sumar al adversario ideológico de ambos, el PRD.

El tercer aspirante es Ricardo Mejía Berdeja, ex subsecretario de Seguridad Ciudadana del Gobierno de México, apoyado por el PT, y quien participó previamente en la interna de MORENA, no resultando ganador de la encuesta con que el movimiento decide sus candidaturas.

El cuarto contendiente es Lenin Pérez Rivera, de la coalición Rescatemos Coahuila, formada por el Partido Verde y la Unidad Democrática de Coahuila, fuerza política local con presencia en el norte de la entidad, y que tiene su base en la ciudad de Acuña, donde el candidato ha sido alcalde tres veces.

Recapitulando: a diferencia de las entidades federativas en donde MORENA participa desde 2015, Coahuila es la única en que se presenta con una doble fractura interna: por una parte, no va junto a sus aliados tradicionales (PT y PVEM); por otra, uno de sus más fuertes contendientes en la elección interna, el exfuncionario Ricardo Mejía, desconoce la encuesta y decide presentarse en contra de MORENA y su candidato Armando Guadiana.

De esta forma, el obradorismo y la 4T son personificados en Coahuila por Armando Guadiana y MORENA, aunque el PT, al reclamar la misma representatividad, confunde y debilita a un electorado en proceso de consolidación.

Por su parte, el conservadurismo hizo lo contrario: unir a dos fuerzas ideológicamente antagónicas en la entidad (PRI y PAN), con bases sociales diferenciadas regionalmente: Torreón, bastión panista, más Saltillo, enclave priista.

Antes de la definición de las candidaturas, Coahuila se percibía altamente competida para la 4T y el movimiento obradorista. MORENA avanzaba de manera importante desde 2015, pero no había solidificado una estructura de alcance estatal. Armando Guadiana, por su parte, al participar en dos contiendas estatales (una para gobernador y otra para senador) y en la municipal de Saltillo, desarrolló un posicionamiento de nombre e imagen que no logró otro de los aspirantes de MORENA, y obtuvo finalmente la candidatura.

En Coahuila, lo obvio sale a flote. No atender, no cuidar, no aquilatar el valor de la unidad programática, social y política del movimiento (lo que implica tejer y sumar a participantes internos) compromete el resultado electoral de MORENA.

Este grado adicional de dificultad aporta más valor a la lucha y a la campaña que Armando Guadiana está desplegando en Coahuila, donde, a pesar de todas las dificultades internas y embestidas externas, la 4T saldrá adelante.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

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