Haciendo historia
En su último discurso, el presidente Salvador Allende inmortalizó la frase “La historia es nuestra y la hacen los pueblos”, palabras que resuenan con pleno significado luego de la jornada electoral del domingo 2 de junio, cuando las y los mexicanos dieron cátedra de civilidad y participación ciudadana. Gracias a ello, la doctora Claudia Sheinbaum obtuvo el 60 por ciento de los sufragios, lo que se traduce en más de 30 millones de ellos, convirtiéndose en la candidata con más votos en la historia democrática de México y en la primera presidenta en los 200 años de la República.
Este triunfo legítimo tiene su origen en un movimiento social que la doctora Sheinbaum representa. Desde su formación como activista de las causas sociales hasta su desempeño como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, ha impulsado políticas progresistas en áreas como movilidad, medio ambiente y derechos sociales. Su compromiso con la justicia social y la participación ciudadana no es nuevo, proviene de años de trabajo incansable desde distintas trincheras.
Además, su victoria no solo marca un precedente en la lucha por la igualdad de género, sino que también refleja la confianza ciudadana en el movimiento que impulsa la Cuarta Transformación de México y en el presidente Andrés Manuel López Obrador, que encabeza estos esfuerzos.
Así lo demuestran los resultados obtenidos hasta hoy: el triunfo en siete de las nueve gubernaturas en disputa (Chiapas, Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán) reconfigura el mapa político del país. MORENA y sus aliados gobernarán en 24 de las 32 entidades, mientras que en ambas cámaras del Congreso de la Unión se perfilan para obtener la mayoría calificada.
El triunfo de la 4T fue contundente, pese a una guerra sucia cuyos ecos aún resuenan. El mandato de la doctora Claudia Sheinbaum se encamina a ser un periodo en el que se construirá y consolidará el segundo piso de la Transformación en el país. La confianza depositada en ella es un mensaje claro: la ciudadanía busca un cambio genuino y está dispuesta a respaldar a quienes lo promueven. La virtual presidenta electa, como líder de esta nueva etapa, tiene la responsabilidad de honrar esa confianza y seguir escribiendo páginas significativas en la historia de México de la mano del pueblo.
La historia, efectivamente, la hacen los pueblos. Y hoy, el pueblo mexicano habló con claridad, eligiendo a una mujer comprometida con el progreso y la justicia social. Este es un momento histórico que marca el inicio de una nueva era en la política mexicana, una en la que la participación ciudadana y la igualdad de género no solo son ideales, sino realidades palpables.
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