Reactivación sin deuda

A la memoria de Joel Molina Ramírez,
compañero de lucha y amigo entrañable.

 

Los rebrotes y repuntes de contagios de COVID-19 en el mundo son un recordatorio de que la contingencia continúa y de que para aspirar a una nueva normalidad se deben realizar grandes esfuerzos en materia económica y de salud, pues además de salvar vidas, el Estado mexicano tiene la obligación de hacer frente financieramente a los efectos adversos de la pandemia sobre las métricas macroeconómicas del país, y al mismo tiempo debe cumplir con los compromisos contraídos con la sociedad mexicana.

En este sentido, la discusión y aprobación del paquete económico para el próximo año será crucial e implicará una intensa actividad legislativa. En el caso del Senado de la República, se tiene hasta el 31 de octubre para hacer lo propio con el dictamen con proyecto de decreto por el que se expide la Ley de Ingresos para el ejercicio fiscal 2021, que ya fue aprobada por la Cámara de Diputados, y que es uno de los cuatro documentos que integran el paquete económico, además de los Criterios Generales de Política Económica, el Presupuesto de Egresos y la miscelánea fiscal.

A diferencia de lo que han hecho otros países, siguiendo las recetas del modelo neoliberal y contrayendo enormes deudas para inyectar dinamismo a sus economías como respuesta a la actual crisis, el Gobierno de México ha mantenido firme su compromiso de no adquirir nuevos empréstitos ni elevar los impuestos o crear nuevos, pero sí aplicando una sólida política anticorrupción y de austeridad republicana para eficientar el gasto público, transparentar su ejercicio y rendir cuentas a la sociedad.

Si bien el proyecto de Ley de Ingresos no presenta una gran variación respecto al año pasado, debido a la continuidad de la estrategia federal, la política recaudatoria ha tenido grandes avances que permiten generar más ingresos al Estado, combatiendo la evasión y el fraude, y prohibiendo las condonaciones multimillonarias que en el pasado fueron parte de la sangría a los recursos del erario, a causa de la colusión entre el poder político y el poder económico del viejo régimen.

Procesalmente, el Senado intervendrá como Cámara revisora de ese dictamen, y con su virtual aprobación se daría paso a la discusión y, en su caso, aprobación del Proyecto de Presupuesto de Egresos para el 2021. El presupuesto de gasto para el próximo año guardará correspondencia con los montos que se estima percibir, que serán de 6.2 billones de pesos, y que se utilizarán para solventar las necesidades más urgentes de la sociedad, entre las que destacan las tareas de seguridad y salud pública, la actividad energética, el desarrollo social y la reactivación económica.

De haber seguido las recetas de endeudamiento, los ingresos del Gobierno federal habrían mermado. De hecho, se estima que, de haber adquirido deuda, actualmente se tendrían que destinar 350 mil millones de pesos adicionales para su pago. Éste es sólo uno de los argumentos que corroboran que la estrategia mexicana fue adecuada. A esto se le suma que el Banco de México ha catalogado como sano el marco macroeconómico nacional, lo cual constituye la parte medular de los Criterios Generales de Política Económica. La declaración del Banco Central aleja los malos augurios de quienes se empeñan en insistir que el país pudiera perder su grado de inversión o que las agencias calificadoras de riesgo bajen su calificación crediticia.

Además, los ejemplos de otras latitudes dan cuenta de que mayor endeudamiento no significa mayor recuperación ni mejor control epidémico. Países como Estados Unidos, Brasil y España han roto sus récords de endeudamiento respecto al PIB: EUA, con una deuda equivalente al 138 por ciento de su PIB; Brasil, con un 88.8 por ciento, y España, con un 110 por ciento. En ninguna de estas naciones la recuperación económica se ha podido acelerar.

Todos estos son escenarios poco deseables para México, en donde con la aplicación del Paquete Económico 2021 se plantea reducir la deuda en un punto porcentual del PIB.

2021 será un año en el que los efectos económicos de la crisis generada por el nuevo coronavirus aún seguirán vigentes. Por eso, resulta fundamental que las entidades federativas adopten también principios de no endeudamiento y de austeridad en el manejo de sus finanzas públicas.

Si bien es cierto que el orden federal seguirá cumpliendo con las aportaciones correspondientes a las entidades, también lo es que la actual contingencia ha revelado la importancia de que a nivel local el gasto se vuelva más eficiente, para que los ingresos percibidos produzcan la máxima utilidad social posible.

La Ley de Ingresos que la próxima semana se discutirá y revisará en el Senado de la República forma parte de una estrategia económica que combate la corrupción, se aleja del endeudamiento público y no genera nuevas cargas tributarias para la sociedad. Con estos tres pilares como ejes, México podrá seguir caminando hacia la reactivación económica generalizada, y no a la de solamente unos cuantos sectores.

 

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