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Una recuperación incluyente

Las prospectivas económicas empiezan a mostrar cifras más alentadoras para la recuperación pos pandemia. A finales de enero, el Fondo Monetario Internacional publicó proyecciones más optimistas para la recuperación de México y América Latina. De haber proyectado en octubre pasado un crecimiento para México del 3.5 por ciento para este año, paso a una proyección del 4.3 por ciento para el 2021.[1] La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ajustó a la alza la previsión de crecimiento en 0.9 puntos porcentuales para colocarla en 4.5 por ciento para 2021.[2] Sin embargo, las preguntas que prevalecen, aun con los datos más optimistas, son: hasta qué grado será una recuperación equitativa y de qué tamaño será el rezago para ciertos grupos vulnerables.

Sabemos que la pandemia ha afectado de manera desproporcionada a las mujeres. De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, las “mujeres que trabajan en la economía informal están sobrerrepresentadas en los sectores más afectados por la crisis”, llegando incluso a un 10% más en relación con los hombres.[3] La Comisión Económica para América Latina y el Caribe calcula que, en América Latina, el desempleo femenino puede llegar al 22.2% si se asume la misma participación de la mujer que en 2019.[4]

El cierre de escuelas se ha reflejado en una carga adicional para las mujeres, ya sea por la necesidad de atender a las y los hijos al mismo tiempo que tienen que hacer teletrabajo y sin una distribución equitativa de las responsabilidades con la pareja o, en algunos casos, por la necesidad de renunciar a sus trabajos para dedicarse al trabajo doméstico y de cuidados que, sabemos, no siempre es remunerado. A partir de datos recolectados en Asia, el Pacífico, Europa y Asia Central por ONU Mujeres, las mujeres reportaron un incremento de casi el 50 por ciento en el tiempo dedicado a la limpieza, el 37 por ciento en cuidado de las y los hijos y 36 por ciento en actividades vinculadas a la educación de las y los hijos, comparado con incrementos del 33, 26 y 28 por ciento, respectivamente, para el caso de los hombres.[5] Ni qué decir del impacto del confinamiento para aquellas personas que han tenido que quedarse en casa con sus agresores.

Con esa realidad a nivel global, para 2021 ONU Mujeres prevé que existan 118 mujeres en extrema pobreza por cada 100 hombres en esa situación, en edades comprendidas entre los 25 y los 34 años, lo que podría agravarse hasta 121 mujeres por cada 100 hombres en dicha condición para 2030. En el Sudeste Asiático, podría llegar a una brecha de 129 mujeres por cada100 hombres en situación de pobreza extrema.[6]

Se podría pensar que la desigualdad sólo la viven las mujeres en países en desarrollo, pero no es así. El índice del Instituto Europeo de Equidad de Género de 2020, reflejaba que la Unión Europea tenía un 67.9% en equidad de género y que, si avanzaba al paso que va, se encontraría por lo menos a 60 años de distancia de lograr equidad completa.[7] En Europa, la mayor parte del empleo de las mujeres también está en el sector informal, por lo que comparten con las mujeres de muchos países en desarrollo carencias en materia de protección social.[8] En el Reino Unido, es hasta 4.3 veces más probable que una mujer negra muera de COVID-19, que las mujeres blancas.[9] En Estados Unidos, las estadísticas también muestran disparidad importante entre grupos de mujeres, en donde, por ejemplo, el desempleo para mujeres blancas es casi tres puntos porcentuales menor que para mujeres de color. Particularmente, el desempleo para mujeres latinas en Estados Unidos subió hasta alcanzar el 20.2 por ciento en abril de 2020, comparado con un 4.9 por ciento en febrero del mismo año.[10]

 

 

En países en desarrollo y menos desarrollados, el impacto es mayor y, por lo tanto, el rezago será más profundo. En Asia Central y del Sur, así como en África subsahariana, donde vive el 87 por ciento de las personas en pobreza extrema, se registrarán los incrementos más importantes de personas en esa situación con 54 millones y 24 millones respectivamente. En el Sur de Asia, se registraba el 15.8 por ciento de las mujeres más pobres y ahora, para 2030, se calcula que esta población se incremente al 18.6 por ciento.

Las interseccionalidades incrementan el rezago. Sin embargo, en muchos países la recolección de datos en materia de género necesita mejorar para saber en dónde hay intersecciones con otras formas de inequidad. Por ejemplo, a nivel global, sólo 60 de 193 países reportan datos de casos de COVID-19 desagregados por sexo y edad a la Organización Mundial de Salud.4

Así como son de contundentes los datos que evidencian la disparidad, así también son de elocuentes las estimaciones del impacto económico que tendría el cierre de brechas entre mujeres y hombres.  Bloomberg publicó un cálculo que revela que “empoderar a las mujeres sumaría 20 billones de dólares a la economía mundial para 2050”, si tanto la escolaridad como la participación laboral de mujeres y hombres fuera igual.[11] Esto tendría que impactar en el cierre de brechas que hay cuando se compara el porcentaje de hombres y mujeres que trabaja: 92.1 por ciento contra el 58.4 por ciento respectivamente. El reporte que contiene este dato también revela que, en la India, si se redujera la brecha entre géneros, se agregaría más del 30 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB) del país.

El costo para erradicar la pobreza a nivel global para 2030 se ha estimado en 2 billones de dólares (lo que equivale al 0.14% del PIB global), pero específicamente para cerrar la brecha de pobreza de género se ha estimado que es necesaria una inversión de 48,000 millones de dólares.[12] Cerrar la brecha se traduce en múltiples medidas en diversos sectores para atender la diversidad de disparidades que a nivel global enfrentan las mujeres, incluyendo elementos tan básicos como asegurar instalaciones sanitarias dignas y facilitar el acceso a productos de higiene menstrual, hasta garantizar mecanismos de protección social específicos para mujeres y niñas, entre otros varios.

Otra de las medidas es reducir la disparidad salarial que, de nuevo, es un reto global, pero con impactos en el bienestar más profundos para las mujeres en los países en desarrollo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que, en promedio, las mujeres ganan 20 por ciento menos que los hombres a nivel global, con variaciones que pueden llegar hasta el 45 por ciento en ciertos países.[13] La brecha salarial es consecuencia de patrones enraizados de involucramiento de las mujeres y los hombres en el mundo laboral, como el hecho de que las mujeres asuman responsabilidades familiares no pagadas o que tomen empleos de medio tiempo por falta de apoyos adicionales y facilidades para los cuidados de la familia. La OIT también apunta a las dificultades que enfrentan las mujeres para volver a insertarse en posiciones laborales después de realizar pausas para desempeñar funciones de cuidados de hijos, de personas mayores o de personas enfermas. Aún existen brechas y estereotipos que limitan la equidad para que mujeres avancen a posiciones de mejor remuneración en el sector de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, tradicionalmente dominado por hombres. Algunos otros empleos considerados “femeninos” han sido infravalorados y por lo tanto tienen remuneraciones más bajas.[14]

 

 

La OIT calcula que, si se reduce la distancia en las tasas de participación en el mercado laboral en un 25 por ciento para 2025, se podría incrementar el PIB global en 3.9 por ciento. De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad, se calcula que en nuestro país, si se sumara a 816,000 mujeres al mercado laboral formal, se podrían acumular ganancias de alrededor de 3,500 millones de pesos al PIB, un incremento del 15%.[15]

El compromiso por corregir la brecha salarial en México se hizo patente con la aprobación por unanimidad en el pleno del Senado, de una serie de reformas a ordenamientos legales para garantizar la igualdad salarial entre hombres y mujeres, la cual fue enviada a la Cámara de Diputados. Las medidas tomadas reflejan esfuerzos transversales para acabar con estereotipos, eliminar obstáculos institucionales e impulsar que la carga de las responsabilidades familiares no caiga en las mujeres únicamente. Las reformas también buscan asegurar que las instituciones públicas, privadas y sociales, cuenten con prácticas de igualdad de género y no discriminación.

La reactivación económica significará para muchas mujeres una reconstrucción de la vida. Falta mucho para transformar los patrones que aún rigen en nuestra sociedad, pero este, sin duda, es un paso en la dirección correcta.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx 

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

 

FUENTES:

[1] Forbes Staff. (2021). “FMI mejora previsión de crecimiento de México a 4.3% para 2021”. Forbes. 26 de enero de 2021. https://bit.ly/2ORp0gq

[2] Hernández, L. (2021). “OCDE mejora pronóstico para PIB de México en 2021; ajusta de 3.6% a 4.5%” El Financiero. 9 de marzo de 2021. https://bit.ly/2OJOXP5

[3] Ugaz Estrada, C., Dolun, M., Schuber, C. y Schmidt, N. (2020). “Industries post-COVID-19: A gender-responsive approach to global economic recovery”. UNIDO. Mayo 2020. http://www.unido.or.jp/en/news/8208/

[4] CEPAL. (2021). “La pandemia del COVID-19 generó un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región”. CEPAL. 10 de febrero de 2021. https://bit.ly/3s5IbBx

[5] UN Women. (2020). “From Insight to Action. Gender Equality in the Wake of COVID-19.” https://bit.ly/312K0Du

[6] Idem.

[7] EIGE. (2020). “Gender Equality Index 2020: Can we wait 60 more years?”. The European Institute for Gender Equality. 20 de octubre de 2020.  https://bit.ly/2OLrpcC

[8] European Parliament. (2021). “Understanding Covid-19’s impact on women (infographics)”. European Parliament. 01 de marzo de 2021. https://bit.ly/30Y9oKy

[9] UN Women. Op. cit.

[10] Rockeman, O. Rickert, R. y Saraiva, C. (2020). “The First Female Recession Threatens to Wipe Out Decades of Progress for U.S. Women”. Bloomberg. 30 de septiembre de 2020. https://bloom.bg/3s9UqwM

[11] Saraiva, C. (2021). “Women Could Give $20 Trillion Boost to Economic Growth by 2050”.  Bloomberg Quint. 9 de marzo de 2021.  https://bit.ly/3cVKHnk

[12] UN Women. Op cit.

[13] OIT. s.f. “Women in Business and Management: Understanding the gender pay gap”. https://bit.ly/2P9f7KM

[14] Ídem.

[15] Hernández, L. (2021). “Si cada año se incorporan 816 mil mujeres al empleo formal, el PIB de México crecerá 15% para 2030”. El Financiero. 2 de marzo de 2021. https://bit.ly/3119VLF