Alto al fuego en Medio Oriente

A principios del mes de mayo se reportaron enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad israelíes en Sheikh Jarrah, un vecindario palestino en Jerusalén Este. La razón, el intento de desalojo de seis familias. Lo que se calificó como una “disputa inmobiliaria” se convirtió con rapidez en un caso emblemático para la población palestina, y posteriormente la violencia escaló.

Luego de once días de intensos ataques y, lamentablemente, decenas de personas fallecidas, el gobierno de Israel aceptó un cese al fuego propuesto por Egipto, y Hamás confirmó que entraría en vigor a partir de las 02:00 h del pasado viernes 21 de mayo.[1]

No obstante la conclusión de las agresiones, el contexto político tanto en Israel como en los territorios palestinos continua convulso. Son múltiples los elementos por analizar en ambos lados de las fronteras. De este modo, es posible vislumbrar algunos escenarios de lo que podría venir en este conflicto histórico, principalmente sobre las posibilidades de éxito que tendrá el cese de los ataques.

 

Dos momentos políticos en Israel y los territorios palestinos

El aumento de violencia llegó en momentos profundamente desafiantes para la política interna de Palestina e Israel. No hay duda: de múltiples formas, el conflicto impacta en las de por sí complejas dinámicas nacionales; además, revela las divisiones y crisis de los liderazgos políticos. Por un lado, Israel afronta la conformación de un nuevo gobierno, con la posibilidad de instaurarlo sin la participación de Netanyahu por primera vez en 12 años, y con el riesgo de que, si no se logra, se convoque a las quintas elecciones en tan sólo dos años.

Por otra parte, Palestina encara un prolongado periodo de fragmentación y falta de unidad entre las diversas agrupaciones políticas. Aunque por primera vez en 15 años se convocó a elecciones generales para el pasado 22 de mayo, finalmente éstas fueron pospuestas sin el anuncio de una nueva fecha tentativa.

En un primer momento, el llamado a los comicios fue leído como muestra de la capacidad de unidad y consenso entre las distintas fuerzas nacionales. Y aunque se argumentó que el retraso se debía a que Israel no había permitido la votación en Jerusalén Este, se ha afirmado que en buena medida tuvieron que ver las tensiones entre Hamás y Fatah, organización liderada por el presidente palestino, Mahmud Abás.

 

 

Conformación del gobierno en Israel

La violencia entre fronteras ha llegado a agravar la crisis política en Israel, y hasta ahora lo ha llevado a la realización de cuatro elecciones en un periodo de tiempo muy corto. Hace algunas semanas, el primer ministro Benjamin Netanyahu no logró conformar un nuevo gobierno, y Yair Lapid, actual líder de la oposición con su partido laico Yesh Atid, se convirtió en el encargado de consolidar las alianzas necesarias para una nueva administración.

Las primeras negociaciones revelaron la posibilidad de una coalición de hasta ocho partidos, con una importante diversidad política, que iría desde la extrema derecha hasta la izquierda, incluyendo a partidos laicos, religiosos y árabes. El objetivo principal: formar un gobierno alternativo a la larga administración de Netanyahu, quien ya se convirtió en el primer ministro israelí con más tiempo en el cargo.

Los esfuerzos de Lapid habían surtido efecto los días previos a los ataques, y se percibían señales serias de coalición. Incluso, el dirigente laico ofreció ceder el puesto de primer ministro a Naftali Bennett, líder de Yamina, partido de derecha, con tal de alcanzar el gobierno de unidad. La alianza se planteó, aunque ambos actores difieren profundamente en su opinión sobre la llamada cuestión palestina.

El primero defiende la solución de dos Estados, mientras que el segundo ha pugnado por la anexión de Cisjordania a territorio israelí. Para el país, en medio de una profunda crisis política, se percibía positivamente la conformación de un gobierno con distintos puntos de vista y representativo de la diversidad social del territorio de Israel, incluido un partido árabe. La alianza se vislumbró como una oportunidad.[2]

Sin embargo, tras el inicio de la violencia, todo indica que estos esfuerzos no lograrán concretarse. Por un lado, los partidos de derecha preferirían mantenerse cercanos a una administración compuesta principalmente por organizaciones de su misma línea política, y Bennett ya declaró que es posible que no apoye una coalición gubernamental alternativa, como se había planteado. A pesar de las diferencias al interior del movimiento de derecha, frente a potenciales amenazas desde el exterior, es viable la conformación de un bloque que impulse medidas más contundentes.[3]

Por otra parte, tras la ofensiva militar contra Gaza, es poco probable que la Lista Conjunta (coalición árabe) apoye una asociación de gobierno con partidos de derecha, como el que lidera Bennett. Los votos de la organización árabe serían esenciales para llegar a 61 legisladores de las y los 120 que conforman la Knesset (parlamento israelí).

En los últimos días, Lapid ha continuado sus esfuerzos para instar a la conformación de la coalición sin Netanyahu, pero si no tiene éxito, el movimiento de derecha liderado por éste en los últimos años resultaría beneficiado, e incluso podría mantenerlo en el poder y fortalecer su posición.[4]

Por otro lado, si Lapid tuviese éxito y lograra conformar el gobierno de unidad, Bennett tomaría el puesto de primer ministro, y es bien conocido por su oposición al establecimiento de negociaciones directas con los palestinos. Además, en un momento de crisis, la viabilidad de un gobierno con diversos puntos de vista sería casi improcedente, pues aglutinar intereses contrastantes en un contexto de emergencia es una tarea titánica. Por tanto, sería casi natural la disolución del parlamento y la convocatoria a nuevas elecciones. El plazo para la conformación del nuevo gobierno vence el próximo 2 de junio, con la posibilidad de extender el plazo dos semanas más.

 

 

Divisiones palestinas

La crisis de seguridad en la zona también revela las divisiones internas de la política palestina, principalmente entre Fatah y Hamás. Desde las últimas elecciones realizadas en 2006, ambas organizaciones se han mantenido en constante tensión por el liderazgo.

A finales del año 2020, los dos partidos firmaron un acuerdo para realizar comicios, pero, como ya se expresó, finalmente se pospusieron. En encuestas recientes, el presidente Abás resultaba menos favorecido que Hamás, razón por la que, se ha especulado, el mandatario palestino habría optado por retrasar la votación.[5]

Además, el movimiento islamista ha atraído más eficientemente el descontento palestino, sobre todo en Gaza, frente a las decisiones del gobierno israelí. En contraste, Abás se ha caracterizado por colaborar con Israel, sobre todo en materia de seguridad, con efectos negativos a su popularidad entre los palestinos.

Por ahora, Hamás se ha convertido en la cara más visible de la resistencia y eso le ha permitido ganar apoyos, hecho que el presidente Abás ha percibido como un riesgo para su administración. Y aun con el episodio de acuerdo entre Hamás y Fatah en los últimos meses del año pasado, los recientes acontecimientos ponen de manifiesto las discrepancias internas sobre la dirección en la que se tienen que enfocar las demandas palestinas.[6]

De esta forma, la violencia reciente ha revelado algunos de los desafíos más importantes tanto para Israel como para Palestina, y la crisis ha profundizado aún más las dificultades políticas que cada territorio ya enfrentaba. En los próximos meses será de vital importancia la manera como se gestionen cada uno de estos retos y su efecto sobre las tensiones en las fronteras mutuas, sobre todo, en las posibilidades de mantener la reducción de hostilidades.

 

 

¿Potencial triunfo del cese al fuego?

Son diversos los elementos que determinarán el éxito de la reducción de hostilidades entre Israel y Hamás. No hay duda de que las tensiones en la zona continúan; por ejemplo, será hasta el próximo mes cuando se decida judicialmente qué sucederá con las familias que se intentó desalojar de Sheikh Jarrah.

Además, durante los once días de enfrentamientos se registraron conflictos violentos sin precedente entre israelíes judíos y de origen árabe en distintas ciudades de Israel. La división social será un reto por enfrentar en los próximos tiempos, incluso al interior del país.[7]

Se sabe que el gobierno egipcio intentará negociar acuerdos entre Hamás e Israel, pero por el momento especialistas señalan que el éxito de una proeza como ésta es poco claro. Incluso, las posiciones en ambos lados aparentemente se están endureciendo, lo que reduciría las posibilidades de un arreglo a largo plazo.[8]

Los desafíos para Gaza también siguen en la mesa y, sin duda, determinarán el futuro de su población. La reconstrucción de las áreas dañadas en ese territorio, a la par de la ayuda humanitaria que se requiere para atender a las comunidades afectadas, sumadas a la recuperación económica, son retos que deberán ser atendidos a la brevedad.

Será trabajo de la comunidad internacional y de los actores locales evitar un clima de tensión aún mayor en la zona. Sólo así se erigirán las condiciones de estabilidad necesarias para negociar una solución.[9]

En México, y como se ha reiterado en diversas ocasiones ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, de acuerdo con los principios de política exterior establecidos en nuestra Constitución, condenamos los ataques y la violencia, principalmente sobre infraestructura civil en Gaza. Además, sostenemos nuestra posición a favor de la solución para que dos Estados puedan convivir con fronteras seguras e internacionalmente reconocidas.[10]

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

 

Fuentes

[1] Europa Press. (21 de mayo de 2021). “Israel acepta un alto el fuego y Hamás confirma que entrará en vigor a primera hora del viernes”. https://bit.ly/3yGNj2B

[2] Sanz, J. C. (10 de mayo de 2021). “Yair Lapid, el reformista que se sacrifica para enterrar la era de Netanyahu”. El País. https://bit.ly/3vtfHTL

[3] Idem.

[4] Idem.

[5] Norman, J. M. (12 de mayo de 2021). “Israel-Palestine conflict: the role of Hamas and Fatah rivalry in latest violence”. The Conversation. https://bit.ly/34pIOvC

[6] Idem.

[7] Collard R. (21 de mayo de 2021). “Why the Gaza Cease-Fire Won’t Mean Peace”. Foreign Policy. https://bit.ly/3c1bz61

[8] Idem.

[9] Idem.

[10] SRE. (20 de mayo de 2021). “Intervención de México en el debate de la 75° Asamblea General sobre la situación en Medio Oriente y Palestina”. https://bit.ly/3frRTdF