El devenir de la historia de la humanidad ha demostrado, en muchas ocasiones, que los momentos de adversidad son capaces de forjar líderes que, con tal de defender a los suyos, siempre van más allá y se atreven a desafiar las imposiciones externas con valentía y determinación.
Un ejemplo de lo anterior es Boudica, la reina de los icenos, que, en el siglo I d. C., lideró una rebelión contra el Imperio romano y quien, según historiadores como Tácito y Dion Casio, logró unir a diversas tribus britanas bajo una causa común.
Boudica enfrentó la opresión romana tras la confiscación de tierras y los abusos contra su pueblo, de tal manera que su legado de resistencia y cohesión sigue siendo en nuestros días un símbolo de la lucha por el respeto, la autodeterminación y la justicia.
Hoy, en México, vivimos momentos cruciales para la República. La Presidenta Claudia Sheinbaum, como Jefa del Estado mexicano, enfrenta un desafío que, aunque distinto del de la lideresa britana, exige condiciones similares de fortaleza y unidad.
Las políticas arancelarias unilaterales anunciadas por el Presidente Donald Trump representan una amenaza directa a nuestra economía y soberanía, ya que pretende imponer a las exportaciones mexicanas, particularmente a la industria automotriz, un arancel del 25 por ciento a partir del próximo 2 de abril.
El mandatario del vecino país justificó esta medida con el argumento de los desequilibrios comerciales de Estados Unidos (EE. UU.). Entre los productos afectados también podrían estar los bienes agrícolas, textiles, frutas, verduras y bebidas.
Si bien su intención (como él mismo lo ha dicho) es fortalecer la producción interna estadounidense, la realidad es que esta decisión impactaría negativamente y representaría un golpe severo al empleo y la estabilidad de muchas industrias estratégicas en México.
La imposición de aranceles no sólo estaría afectando a las grandes corporaciones, sino que también repercutiría en la vida cotidiana de millones de familias mexicanas. El aumento en los costos de exportación puede derivar en pérdida de empleos, encarecimiento de productos y reducción del crecimiento económico.
Además, se convertiría en una flagrante violación al T-MEC, el acuerdo comercial firmado por México, EE. UU. y Canadá. Si esto se concreta, nuestro país tendrá la posibilidad de responder con acciones similares y, seguramente, esa es una de las alternativas que hoy en día está evaluando la mandataria mexicana.
Hasta ahora, nuestra Presidenta ha actuado con prudencia, inteligencia y cabeza fría. En lugar de responder apresuradamente, muestra sensatez y buen juicio, apostando, en todo momento, por el diálogo y el respeto mutuo, y esperando hasta el 2 de abril para conocer con precisión el alcance de esta política arancelaria ilegal.
Por eso, es importante que cerremos filas con ella, más allá de ideologías o partidos. No podemos ni debemos permitir que nuestro desarrollo y prosperidad se vean afectados por decisiones arbitrarias por parte de un Gobierno extranjero.
Recordemos que no es la primera vez que enfrentamos desafíos externos. La historia de México está marcada por momentos en los que la unidad nacional ha sido clave para salir adelante. Desde la lucha por la independencia hasta la defensa del petróleo en el siglo XX, hemos demostrado que cuando nuestro pueblo se une resiste cualquier crisis.
Por nuestra parte, estaremos atentos a las acciones del Plan B que la Presidenta está preparando junto con su equipo de gobierno. México debe dejar en claro que es una nación libre, soberana e independiente y que no permitirá imposiciones injustas. Es momento de reafirmar que somos más fuertes cuando actuamos en unidad.
Los Gobiernos de la Cuarta Transformación demuestran que la dignidad y la soberanía no son negociables. Nosotros, legisladoras y legisladores, haremos lo necesario para garantizar que cualquier respuesta de México sea firme, legal y en total defensa de los intereses nacionales.
La titular del Poder Ejecutivo federal no está sola: cuenta con el respaldo del Congreso de la Unión y, sobre todo, del pueblo de México, de las y los millones de compatriotas que la llevaron al triunfo en las urnas.
Nuestro país cuenta con el liderazgo, la capacidad, los recursos y las alianzas estratégicas necesarias para hacer frente a cualquier embate. El camino no será fácil, pero, en un solo frente y con voluntad, saldremos adelante. La diplomacia, el fortalecimiento del mercado interno y la diversificación de nuestras exportaciones deben ser pilares en esta estrategia de defensa económica.
México no se someterá a presiones injustificadas. Desde el Poder Legislativo, el sector productivo y cada rincón del territorio, debemos respaldar a nuestra Presidenta y defender nuestro derecho a un comercio justo.
No permitiremos que intereses ajenos intenten definir, de nueva cuenta, el destino de México. La historia prueba también que la unidad es nuestra mayor fortaleza, y hoy, frente a este desafío, es el momento justo para reafirmarlo.
@RicardoMonrealA