Bernie Sanders en el Senado de la era Biden

A lo largo de las últimas semanas, la atención ha estado puesta en el nuevo balance de fuerzas que habrá en el gobierno estadounidense y en los perfiles de las personas que ocuparán posiciones clave tanto en el Ejecutivo como en el Congreso. El equipo propuesto por el presidente Biden para el primero es uno de los más diversos y experimentados; muchas de estas personas son funcionarias y funcionarios de carrera, y otras tantas colaboraron en la administración de Obama, lo que ciertos círculos han llegado a cuestionar.

 

Una de las propuestas que había llamado la atención era la del otrora contendiente a la candidatura demócrata para la presidencia, el senador Bernie Sanders. Joe Biden declaró el 8 de enero que había considerado a este legislador —autonombrado socialista demócrata— como secretario de Trabajo por ser “un aliado apasionado y devoto de las y los trabajadores” estadounidenses, sin embargo, ambos funcionarios temieron que con esa nominación el Partido Demócrata perdiera el control del Senado, debido a la estrecha mayoría que obtuvo allí el instituto político.[1]

 

Biden precisó que después de los resultados del martes 5 de enero en Georgia la nominación de Sanders ponía en juego un escaño demócrata, así que tendría que mantenerse como senador por el estado de Vermont en la entrante administración, y además se desempeñará como presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara Alta, una posición clave para acelerar la aprobación de ciertas iniciativas particularmente sensibles para las y los republicanos en la agenda política del nuevo mandatario.

 

 

Como es sabido, las plataformas demócrata y republicana mantienen posturas contrastantes en política económica. Por un lado, el Partido Demócrata busca apoyar a las familias trabajadoras y reducir la desigualdad de ingresos como vía para fomentar el crecimiento económico; apuesta por tributaciones progresivas, que obliguen a empresas, inversiones y personas de altos ingresos a pagar impuestos más altos; busca aumentar el gasto en programas sociales y de bienestar y en infraestructura pública, y aboga por regulaciones para proteger al público consumidor, por acuerdos comerciales que protejan a trabajadoras y trabajadores, y por atención médica asequible para toda la ciudadanía.[2]

 

Por su parte, la plataforma republicana busca apoyar a inversionistas y empresas. Sostiene que las compañías prósperas impulsarán el crecimiento económico para todas las personas; apuesta por los recortes de impuestos a empresas, inversiones y personas de alto ingreso: políticas fiscales que incluyen la desregulación. Además, pretende la reducción del gasto en programas sociales, pero apoya el gasto militar, argumentando la necesidad de una defensa fuerte para proteger al país.[3]

 

En situaciones de crisis, hemos visto que el Congreso estadounidense logra acuerdos bipartidistas. Las diferencias —aunque se mantienen en el debate— se terminan matizando; la urgencia de soluciones no permite estancamientos infinitos.  Así lo vimos ante los ataques del 11 de septiembre en 2001 o ante la recesión en 2008. Ya después de la crisis, algunos acuerdos darán origen a más divisiones entre ambos partidos, incluso en su interior.

 

 

Son evidentes las grandes diferencias entre ambos partidos a la hora de tomar decisiones en temas de presupuesto. Las discusiones durante los últimos meses con respecto al paquete de rescate dan cuenta de ello. Con Sanders en el Comité de Presupuesto del Senado vemos cómo se empieza a desbordar la preocupación de ciertos legisladores por las propuestas y el enfoque del senador por Vermont. No obstante, Harry Reid, exlíder de la mayoría demócrata en la Cámara Alta, quien eligiera a Sanders para ser el integrante de mayor rango en el Comité de Presupuesto, declaró recientemente a la prensa que “Sanders no era tan ideológico en el trabajo del Comité como podría parecer en sus campañas presidenciales […] A pesar de que es una persona conocida como un socialista progresista real, nunca fue un problema para mi grupo”.[4]

 

Diversas voces conservadoras han sido cuestionadas respecto de las medidas que Sanders busca implementar. Por ejemplo, Grover Norquist, el activista conservador y presidente de Americans for Tax Reform, subrayó que “Sanders al frente del comité sólo exacerbaría el rápido aumento del déficit federal […] No tiene sentido de disciplina en términos de cifras presupuestarias totales, por lo que el cielo es el límite en lo que a él respecta”.[5]

 

El senador republicano de Carolina del Sur, Lindsey Graham, declaró en entrevista que las y los republicanos deben “luchar como el infierno contra el aumento de impuestos y evitar que Estados Unidos se convierta en una nación socializada”. Añadió que ahora que Sanders se convierta en presidente del Comité de Presupuesto “lo primero que van a hacer [los demócratas] es usar la ‘reconciliación presupuestaria’ para aumentar sus impuestos […] Van a aumentar sus impuestos, van a imponer regulaciones a la economía, van a intentar implementar partes del Green New Deal y ‘Medicare’ para todos”.[6]

 

 

Nikki Haley, ex embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, calificó en su cuenta de Twitter como una “dura realidad” que Sanders presida el Comité. “Se ha comprometido a usar su posición para promulgar su agenda progresista en salud, clima, gasto en infraestructura y recortar el gasto en defensa”, precisó. También criticó el plan de la administración de Biden para un plan de estímulo económico, subrayando que está “lleno de gastos innecesarios y rescates. Seguirá una explosión de gastos aún mayor”. [7]

 

Las resistencias no sólo vendrían del Partido Republicano. Senadoras y senadores demócratas moderados también podrían representar un desafío: es el caso de Joe Manchin III, de West Virginia, quien declaró a un periódico que la propuesta de Sanders de aumentar los pagos directos por persona “no serían una alta prioridad para él en un proyecto de ley de estímulo”.[8] Los mercados igualmente se han mostrado preocupados por el papel de Sanders en el Comité de Presupuesto. Existe incertidumbre respecto a los estímulos, la política fiscal y las implicaciones para el mercado accionario.

 

Así, con la inauguración de la administración Biden este 20 de enero cambiarán las agendas, el balance de fuerzas y los temas en debate en el Gobierno. El Senado tendrá un papel clave; sin embargo, su camino no estará exento de obstáculos, debido a la ajustada mayoría demócrata y las diferencias al interior del partido. En cualquier caso, la función de Sanders en el Comité de Presupuesto atraerá la atención por el enfoque de sus propuestas y las decisiones que impulse para lograr la implementación de los programas planteados por el presidente del país.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

 

FUENTES:

[1] Mcnamara, A. (2021). “Biden says he seriously considered Bernie Sanders for labor secretary, but couldn’t risk Senate control”. CBS News. 14 de enero de 2021. https://cbsn.ws/2LX0adb

[2] Para más información al respecto, ver Amadeo K. (2020). “Democratic Views on the Economy”. The Balance. 19 de enero de 2021. https://bit.ly/2LCIVOF

[3] Para más detalles, ver Amadeo K. (2020). “Republican Views on the Economy”. The Balance. 19 de enero de 2021. https://bit.ly/38Uodm1

[4] Reppeport, A. y Tankersley, J. (2021). “Atop the Powerful Budget Committee at Last, Bernie Sanders Wants to Go Big”. The New York Times. 14 de enero de 2021. https://nyti.ms/3qBqyIL

[5] Ídem

[6] Kaplan T. (2021) “Graham on Sanders becoming Senate Budget Committee chair: ‘I’ve got a fight on my hands’”. Fox Business. 18 de enero de 2021. https://fxn.ws/35NqAVV

[7] Shaw A. (2021). “Nikki Haley: ‘Harsh reality’ is Bernie Sanders will be Budget Committee chairman”. Fox News. 17 de enero 2020. https://fxn.ws/2LMMHF5

[8] Reppeport, A. y Tankersley, J. (2021). Op. Cit.