Conciencia

Por primera vez en mucho tiempo, tenemos en México un gobierno que pone en el centro de las decisiones lo más importante que hay: nuestras niñas y niños. Desde el inicio de su mandato, la Presidenta Claudia Sheinbaum ha dejado claro que el bienestar de nuestras infancias no es un tema secundario, sino el pilar sobre el cual se construye su proyecto de nación.

Hablar de salud de niñas y niños implica hablar del futuro. Implica hablar de lo que queremos ser como país en los próximos años. Y eso ocurre, necesariamente, cuando se hace frente a una de las problemáticas más graves y silenciosas que nos aquejan: la obesidad infantil.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), México ocupa el primer lugar en obesidad infantil en el mundo. Esto no es solo un dato más, sino una señal de alarma que no puede seguirse ignorando.

El consumo excesivo de azúcares, muchas veces promovido desde edades tempranas, ha tenido consecuencias devastadoras en la salud infantil, como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y problemas de autoestima y exclusión social, por mencionar solo algunas.

Queremos patios llenos de juegos en lugar de consultas médicas prematuras. Queremos infancias libres en lugar de infancias atrapadas en problemas de salud que podrían evitarse. Por eso, el Gobierno de México puso en marcha el programa Vida Saludable.

Este programa integral va más allá de un simple llamado al cambio de hábitos. Se trata de políticas públicas con visión, firmes y viables. Una de ellas es la restricción de la venta de comida chatarra y golosinas en escuelas. Esta medida, que puede parecer estricta para algunas personas, es en realidad un acto de responsabilidad y amor hacia nuestras infancias.

Pero no se queda ahí. A la par de cuidar la salud, se emprendió toda una estrategia encaminada a proteger el desarrollo integral de niñas y niños, a través de becas y Programas para el Bienestar, que representan un alivio real para millones de familias mexicanas.

Vida Saludable no se trata de imponer decisiones, sino de construir conciencia colectiva. De entender que cuidar a nuestras niñas y niños es la única garantía de tener un México más justo, más sano y más humano.

Pero ninguna política pública prospera sin el acompañamiento de la sociedad. Se requiere la participación decidida de las madres y los padres, de maestras y maestros, de quienes cuidan y forman desde casa y desde las aulas.

Ellas y ellos conocen mejor que nadie la realidad de nuestras infancias, y su voz y compromiso son fundamentales para que este esfuerzo colectivo dé frutos. Porque garantizar la salud y el bienestar de nuestras niñas y niños es una tarea de todas y todos.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

X y Facebook: @RicardoMonrealA

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