Cooperación internacional: de salvar vidas a generar espacios de diálogo

Esta es una reflexión sobre la reciente experiencia en Turquía y Siria, así como algunos ejemplos de colaboración permanente que se han establecido para prevenir tragedias en diferentes latitudes.

Los daños que causan los fenómenos naturales pueden despertar expresiones de solidaridad inmediata, alentar el envío rápido de misiones de rescate y también fomentar el desarrollo de estrategias a más largo plazo para fortalecer la prevención de riesgos y contribuir a crear sociedades más resilientes. Igualmente, generan espacios de diálogo en relaciones políticas que son tensas.

Las manifestaciones de la naturaleza también producen pérdidas significativas, tanto en vidas humanas como en recursos económicos. En términos generales, entre 1998 y 2017, los desastres causados por fenómenos naturales y errores humanos provocaron la muerte de 1.3 millones de personas en el mundo y dañaron de algún modo a 4.4 mil millones más, sobre todo en países en desarrollo.[1] En los últimos años, los temblores en Sumatra en 2004 y el terremoto de Puerto Príncipe, Haití, están entre los movimientos telúricos que cobraron más vidas: 228 mil y 316 mil, respectivamente.[2] Adicionalmente, en 2008 un terremoto de 8.0 grados en la escala Richter golpeó el centro-sur de China y causó casi 70 mil decesos.[3]

Algunos análisis han intentado cuantificar los costos económicos de los desastres ocasionados por movimientos o fenómenos de la naturaleza. Entre 2005 y 2015, se calcula que hubo pérdidas monetarias por más de 1.3 miles de millones de dólares. Además, entre 2008 y 2012, 144 millones de personas tuvieron que desplazarse de manera forzosa.[4]

En relación con los terremotos, en específico, algunas estimaciones indican que los daños varían dependiendo de la magnitud del movimiento, de las condiciones económicas del país en donde ocurre, de la profundidad de los epicentros y del nivel de preparación ante el riesgo de la población, entre otros factores. Por ejemplo, el gran terremoto de Hanshin-Awaji (1995), en Japón, generó pérdidas directas de entre 100 y 140 mil millones de dólares, lo que equivale al 2 por ciento de su producto interno bruto (PIB), en tanto que las indirectas pueden haber sido de 144 mil millones más.[5]

Por otra parte, del 2000 al 2021, se estima que en promedio cada año 6.2 millones de personas sufrieron afectaciones por terremotos.[6] Los sismos ocurridos recientemente en Asia son los peores para la región en tiempos modernos y los más fatales en el mundo desde el 2010.[7]

Los terremotos en Turquía y Siria

En la madrugada del lunes 6 de febrero ocurrió un terremoto al sureste de Turquía y el norte de Siria. Horas más tarde se dio otro. Ambos epicentros se localizaron en territorio turco, aunque muy cerca de la frontera con Siria, en una zona de alta intensidad sísmica, donde las placas tectónicas de Anatolia y Arabia chocan bajo la superficie terrestre. Se registraron a poca profundidad. Según el último balance hasta el cierre de la edición de este artículo, el número de víctimas mortales asciende a más de 40 mil, incluidas más de 35 mil en Turquía y el resto en Siria,[8] lo que convierte al sismo de Kahramanmaras en el peor de los últimos años para la región.

El terremoto afectó directamente a unos 15 millones de personas. Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores turco, 100 países han ofrecido ayuda para colaborar en la gestión del desastre, de los cuales, 81 están presentes con equipos de búsqueda y rescate de supervivientes. Ankara calcula que más de 10 mil profesionales extranjeros trabajan en los derrumbes. Es interesante destacar que algunas de las naciones que han prestado auxilio no tienen relaciones tersas con Türkiye, como Grecia, Armenia y Chipre. Sobre todo Grecia, que históricamente ha sido rival de los turcos, pero inmediatamente envió equipos de rescate.

Adicionalmente, el canciller de Türkiye, Mevlüt Çavuşoğlu, declaró que la ayuda humanitaria enviada por Armenia para las víctimas del terremoto podría, de hecho, impulsar los esfuerzos para normalizar las relaciones bilaterales.[9] Además, una puerta fronteriza entre los dos países se abrió por primera vez después de 35 años, para permitir el paso de ayuda. Otro ejemplo en este sentido es el apoyo de rescatistas de Israel a Siria, aunque estos dos países técnicamente todavía están en guerra.[10]

En el caso de Siria, la ayuda ha llegado por conducto de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Así se solicitó desde el principio de la crisis. Adicionalmente, el presidente Bashar al-Ássad pidió que cualquier apoyo exterior debería entregarse a través de los canales oficiales del Gobierno. Por tanto, la ayuda de la ONU, así como la mayoría de la asistencia de los países árabes, se envía a Damasco.[11]

El Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios y Coordinador del Socorro de Emergencia, el británico Martin Griffiths, señaló que las labores de rescate están a punto de terminar, y que la ONU trasladará ayuda desde las regiones controladas por el Gobierno de Bashar al-Ássad hacia las zonas en donde operan grupos armados.

Inicialmente, se abrió solo un paso fronterizo para las caravanas, en Bab al-Hawa, entre la ciudad turca de Antakya y la ciudad siria de Alepo[12] y, después, el secretario general de la ONU, António Guterres, anunció que se abrieron dos más. “Estos puentes estarán disponibles por tres meses para permitir la entrega de ayuda humanitaria”.[13] Ya empezaron a pasar transportes de la ONU, de la Organización Internacional para las Migraciones, del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Adicionalmente, la ONU ya solicitó 400 millones de dólares para dar asistencia a 4.9 millones de personas con “necesidades humanitarias urgentes”. Al menos 8.8 millones de personas en Siria fueron afectadas por el terremoto.[14] La ACNUR señaló que unos 5.3 millones de personas en Siria podrían haber perdido su hogar, lo que se suma a una situación ya de suyo complicada, pues antes del terremoto había unos 6.8 millones de personas desplazadas.[15] Asimismo, la Organización requirió financiar un fondo humanitario urgente de mil millones de dólares para ayudar a Turquía y asistir los próximos tres meses a 5.2 millones de personas. [16]

Enfoques de cooperación a largo plazo

Mientras todavía opera el rescate, iniciará seguramente el periodo de recuperación y reconstrucción en estos dos países. Al respecto, hay diferentes enfoques internacionales, con una visión de largo plazo que se basa en la prevención. El Fondo Mundial para la Reducción y la Recuperación de Desastres (GFDRR, por sus siglas en inglés), del Banco Mundial, es una de las instituciones que busca gestionar y reducir los riesgos de los peligros naturales y el cambio climático en países en desarrollo. Después de los terremotos de Chile, Haití y Japón hace unos años, este organismo sistematizó las lecciones aprendidas y publicó un informe con las mejores prácticas identificadas.

Su análisis registró varios momentos desde la ocurrencia del terremoto hasta el fortalecimiento comunitario: primero, la respuesta inmediata al desastre, en el cual los esfuerzos se dirigen a salvar vidas y recuperar bienes. Después sigue el alivio de la situación mediante donaciones, alimentación y hospedaje para personas damnificadas, restauración de servicios públicos o creación de empleos temporales.

La tercera etapa es la evaluación de daños. Posteriormente sigue la recuperación y la reconstrucción de la infraestructura y los caminos dañados. En quinto lugar se establecen medidas para reducir el riesgo, como nuevos códigos de construcción, mecanismos de transferencia de riesgos o planeación del uso de la tierra.

Finalmente, viene una etapa de desarrollo, en la que se robustece el tejido comunitario para construir comunidades más resilientes.[17]

Por otra parte, investigaciones recientes demostraron que los esfuerzos de ayuda internacional son más exitosos a largo plazo en acciones de prevención o mitigación, que en la cooperación de rescate y alivio los primeros días. Salvan más vidas. Se comprobó que cuando la población sabe qué hacer antes y durante un terremoto puede cambiar el rumbo de los acontecimientos.[18] En este sentido, la alerta temprana y la organización de simulacros —como los de México… son buenas prácticas globales.[19]

La comunidad internacional ha auspiciado varias reuniones para enfrentar los desafíos que presentan los fenómenos naturales. La tercera conferencia mundial sobre el tema se llevó a cabo en marzo de 2015 en la prefectura de Miyagi, en Japón. Entonces se adoptó el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030” para reducir la pérdida de vidas y los daños materiales.[20] La idea que dominó el encuentro fue “reconstruir mejor”, es decir, invertir fondos para ayudar a enfrentar desastres naturales imprevistos.[21] Este enfoque camina en paralelo con otros compromisos de la Agenda 2030, como el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático; la Agenda de Acción de Addis Abeba sobre Financiamiento para el Desarrollo, la Nueva Agenda Urbana y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El marco de Sendai define las siguientes prioridades: comprender el riesgo de los desastres, esto requiere utilizar la ciencia y la tecnología para entender los fenómenos; fortalecer la gobernanza para gestionar la probabilidad de situaciones de emergencia; invertir en acciones para la resiliencia, y aumentar la preparación para “reconstruir mejor” las sociedades.[22] Asimismo, esta estrategia reconoce que el Estado es protagonista en el proceso, pero debe compartir esta responsabilidad con otros actores, como los gobiernos locales, el sector privado y otros grupos interesados. [23]

Japón es probablemente el país más comprometido con plantear mecanismos de prevención y disminución de riesgos ante desastres naturales. También mantiene equipos de rescate inmediato que auxilian en la emergencia. A través de su agencia de cooperación internacional (JICA), brinda asistencia con énfasis en la mitigación y la preparación para evitar tragedias. También difunde técnicas de gestión mediante el envío de expertos que capacitan a funcionarios locales.[24] Hay muchos proyectos en los que ha intervenido. Una de sus prioridades es promover la investigación y la cooperación científica y técnica.

Así es en los países de América Latina que forman parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, y que experimentan constantes movimientos telúricos.

En Centroamérica, por ejemplo, Japón puso en práctica proyectos para fortalecer la resiliencia comunitaria, acciones para promover la inversión y planes de prevención, y ha colaborado en el diseño de edificios antisísmicos, entre otros. También patrocina actividades educativas y de esparcimiento destinadas a concientizar a niñas y niños de los peligros y enseñarles a responder en distintas situaciones.[25] Con México recientemente concretó un plan para fortalecer la gobernanza para la reducción del riesgo de desastres con dos programas piloto en la Ciudad de México y Chiapas.[26]

En la Unión Europea hay un mecanismo de protección civil que mantiene activos para utilizarlos dentro o fuera de la comunidad. Este esquema también ayuda a coordinar las actividades de preparación y prevención de catástrofes y contribuye al intercambio de mejores prácticas.[27] Está desplegado ahora en Siria, a solicitud de las autoridades del país asiático. La Presidencia sueca activó el Dispositivo de Respuesta Política Integrada a las Crisis, para coordinar la ayuda, y organizará una conferencia de donantes para recaudar fondos en apoyo a las poblaciones de Turquía y de Siria.[28]

En Estados Unidos opera el Equipo de Asistencia en Desastres por Terremotos (EDAT, por sus siglas en inglés), que trabaja con sus contrapartes para reducir el riesgo ante terremotos. Los despliegues ocurren si los países homólogos así lo requieren. La agencia participa en actividades de desarrollo de capacidades y en acciones de respuesta inmediata. Algunos ejemplos de cooperación son actividades de capacitación en Nepal sobre evaluación probabilística de peligros sísmicos y pronóstico de réplicas, desarrollo de una red sísmica nacional en Birmania, asistencia técnica sobre riesgos de terremotos en Indonesia y diseminación de mejores prácticas en respuesta a terremotos en Ecuador.[29]

La ciencia es fundamental para enfrentar los desafíos de la naturaleza. Por ejemplo, la Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC) estudia los terremotos a través de simulaciones y la Plataforma Internacional para Reducir Riesgos por Temblores, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) sirve para intercambiar información sobre sismología. Asimismo, la UNESCO impulsa el Programa Internacional de Geociencias.[30]

La ayuda internacional en las diferentes fases de la atención a desastres naturales suma fuerzas con el país que experimenta la tragedia. Aquí hay diferentes etapas de acción y suele ser más efectiva la que se enfoca en estrategias a largo plazo.

En este sentido, un efecto indirecto de la asistencia humanitaria o científica es construir narrativas positivas entre países, incluso si tienen conflictos persistentes.

Al respecto, hay varios análisis que identifican de qué manera los desastres influyen en la diplomacia pública de los países y evalúan si facilitan la cooperación en otras áreas.[31] Como sea, considero que la solidaridad es siempre bienvenida, más allá de las “ideologías, filias y diferencias”, como escribí recientemente en un artículo que relata la solidaridad que caracteriza la actuación de México en escenarios de desastre.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

 

Fuentes:

[1] Leila Mead, Disaster Risk Reduction in an Unstable World. International Institute for Sustainable Development, Canadá, 2022, 10 pp. [En línea]: https://bit.ly/3S2GMti [Consulta: 12 de febrero, 2023].

[2] Hannah Ritchie, Pablo Rosado et al., “Natural Disasters”. Our World in Data (2022) [En línea]: https://bit.ly/2uO850u  [Consulta: 14 de febrero, 2023]

[3] Alan Taylor, “10 Years Since the Devastating 2008 Sichuan Earthquake”. The Atlantic (9 de mayo, 2018) [En línea]: https://bit.ly/3Kglw16 [Consulta: 12 de febrero, 2023].

[4] United Nations Office for Disaster Risk Reduction, Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030. United Nations Office for Disaster Risk Reduction, Ginebra, 2015, 39 pp. [En línea]: https://bit.ly/410Ktnm [Consulta: 12 de febrero, 2023].

[5] Amro Al Kazimi y Cameron A. Mackenzie, “The Economic Costs of Natural Disasters, Terrorist Attacks, and Other Calamities: An Analysis of Economic Models that Quantify the Losses Caused by Disruptions”. 2016 IEEE Systems and Information Engineering Design Symposium (2016), pp. 32-37 [En línea]: https://bit.ly/40ZqiGm [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[6] United Nations Office for Disaster Risk Reduction-PreventionWeb, “Disaster losses & statistics”. United Nations Office for Disaster Risk Reduction-PreventionWeb (2022), sec. Understanding Disaster Risk [En línea]: https://bit.ly/3k7nBC8 [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[7] EM-DAT. The International Disaster Database, “Database”. Centre for research on the Epidemiology of Disasters (s.f.) [En línea]: https://bit.ly/2tmE73j [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[8] International Blue Crescent Relief and Development Foundation, “Devastating Earthquakes in Southern Türkiye and Northern Syria”.  UN Office for the Coordination of Humanitarian Affairs- Reliefweb Response (15 de febrero, 2023), sec. Türkiye/Syria: Earthquake Response, Reports [En línea]: https://bit.ly/3Iss23I [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[9] Reuters, “Turkey says earthquake diplomacy could help mend Armenia ties”. Reuters (15 de febrero, 2023), sec. World [En línea]: https://reut.rs/3KdNOt6 [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[10] Frida Ghitis, “The Tragedy in Turkey and Syria Could Have a Diplomatic Silver Lining”. World Politics Review (9 de febrero, 2023), sec. Column [En línea]: https://bit.ly/3lIhkx6 [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[11] Lina Khatib, “In Turkey and Syria, Politics Is Worsening the Earthquake’s Impact”. World Politics Review (14 de febrero, 2023), sec. Newsletter [En línea]: https://bit.ly/3XCWjRO [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[12] Óscar Gutiérrez y Andrés Mourenza, “Más de un millón de personas sobreviven en refugios siete días después del terremoto en Turquía y Siria”. El País (13 de febrero, 2023), sec. Internacional, ed. América-México [En línea]: https://bit.ly/3EgouPI [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[13] Emily Tamkin, “U.N. Announces Opening of Border Crossings Into Syria”. Foreign Policy (14 de febrero, 2023), sec. Morning Brief [En línea]: https://bit.ly/3xP5ynz [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[14] UN Office for the Coordination of Humanitarian Affairs, “Earthquakes: North-west Syria: Flash Update No. 8 as of 14 February 2023”. UN Office for the Coordination of Humanitarian Affairs- Reliefweb Response (14 de febrero, 2023), sec. Syria, Reports [En línea]: https://bit.ly/3KgqxXt [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[15] Noticias-ONU, “Continúa llegando ayuda a las víctimas del terremoto de Siria, pero no es suficiente”. Naciones Unidas (10 de febrero, 2023), ed. Español [En línea]: https://bit.ly/3XEuGHS [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[16] UN News, “UN launches $1 billion appeal to scale-up aid operations in Türkiye”. United Nations (16 de febrero, 2023), ed. English [En línea]: https://bit.ly/416rSWO [Consulta: 16 de febrero, 2023].

[17] The World Bank y GFDRR, Earthquake Reconstruction. The World Bank y GFDRR, Washington, 2011, 82 pp. [En línea]: https://bit.ly/3I7oQcw [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[18] Ilan Kelman, “Turkey-Syria earthquake: how disaster diplomacy can bring warring countries together to save lives”. Global Government Forum (9 de febrero, 2023), sec. Security & Foreign Policy [En línea]: https://bit.ly/3I9eRTR [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[19] United Nations Office for Disaster Risk Reduction-Regional Office for the Americas and the Caribbean, “Mexico: Lessons from 1985 earthquake”. United Nations Office for Disaster Risk Reduction (18 de abril, 2017), sec. News, Updates [En línea]: https://bit.ly/3KhiSbM [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[20] Japan International Cooperation Agency, Cooperación de la JICA para la reducción del riesgo de desastres. Una sociedad para todos resiliente a los desastres. Japan International Cooperation Agency, s/l., 2017, 15 pp. [En línea]: https://bit.ly/3IxPUTx  [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[21] United Nations Office for Disaster Risk Reduction, op. cit.

[22] Idem.

[23] Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, “¿Qué es el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres?”. Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (s.f.), sec. Implementando el Marco de Sendai, ed. Español [En línea]: https://bit.ly/3YGDJJR [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[24] The Government of Japan, “Overcoming Disasters Together. Emergency Relief for Mexico from Japan”. The Government of Japan (2018), sec. We Are Tomodachi, 2018 [En línea]: https://bit.ly/3YEGFGR [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[25] Japan International Cooperation Agency, BOSAI: Disaster Risk Reduction. Japan International Cooperation Agency, Japón, 2016, 4 pp. [En línea]: https://bit.ly/3lMHKh2 [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[26] Japan International Cooperation Agency, “Proyectos de Cooperación Técnica. Inicia Proyecto entre México y Japón con el fin de fortalecer la gobernanza para la reducción del riesgo de desastres en México”. Japan International Cooperation Agency (11 de mayo, 2022), sec. Countries & Regions, Mexico [En línea]: https://bit.ly/3XFtl3u [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[27] Consejo de la Unión Europea, “Protección civil de la UE”. Consejo de la Unión Europea (8 de febrero, 2023), sec. Políticas, ed. Español [En línea]: https://bit.ly/3Z0oYRW [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[28] Consejo de la Unión Europea, “Terremoto: apoyo de la UE a Turquía y Siria”. Consejo de la Unión Europea (13 de febrero, 2023), sec. Prensa, ed. Español [En línea]: https://bit.ly/3IyyJRM [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[29] Earthquake Hazards, “Earthquake Disaster Assistance Team (EDAT)”. U.S. Geological Survey (s.f.) [En línea]:   https://on.doi.gov/3YUEpLi [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[30] United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization, “Reducing Earthquake Losses (REL)”. United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (s.f.), sec. Disaster Risk Reduction Science, Technology and Innovation for Resilience [En línea]: https://bit.ly/3jZBnXv [Consulta: 15 de febrero, 2023].

[31] F. Ghitis, op. cit.