El factor externo

Estos “factores externos” no actúan en el espacio sideral, en la Vía Láctea o en la nube digital. Suelen estar aliados, alineados y sincronizados con actores internos.

Nunca como ahora, el llamado “factor externo” estará presente de manera persistente en la elección presidencial. No es para asustarse ni para meterse debajo del escritorio, pero sí para detectar, denunciar y contener oportunamente actitudes políticas injerencistas, que suelen darse entre países con alta integración económica.

Por “factor externo” debemos entender la actuación de grupos políticos y económicos, de interés y presión que, de manera planeada, deliberada y concertada, buscarán influir, extraterritorialmente, en el resultado electoral.

Hay factores externos que encuadran en lo que la geopolítica contemporánea denomina como “amenaza a la seguridad nacional” (concepto que no desapareció con la globalización, sino que, por el contrario, se reforzó) y que la ley vigente en la materia detalla así: “Se define como amenaza al acto generado por el poder de otro Estado, o por actores no estatales, que puede vulnerar de modo particularmente grave las aspiraciones, intereses y objetivos nacionales del Estado mexicano. Las amenazas pueden ser: tradicionales o emergentes.”

Y a continuación enlista un catálogo de 13 actos, entre los cuales se encuentran los “de interferencia extranjera en los asuntos nacionales que puedan implicar una afectación al Estado mexicano”. Tratar de influir en el resultado de la próxima elección presidencial encajaría con precisión milimétrica en este precepto.

Después de conocerse la infraestructura de granjas de bots y el origen externo de casi la mitad de las cuentas que impulsaron la embestida digital #NarcoPresidente y #NarcoCandidata, es claro que hay un frente extraterritorial que se debe monitorear, vigilar y denunciar en forma puntual, para evitar una abierta intervención en el resultado electoral, a partir de información falsa, apócrifa o mentirosa, pero que el martilleo sistemático y continuo convierte en “verdad mediática” o “falso negativo”.

Estos factores externos no actúan en el espacio sideral, en la Vía Láctea o en la nube digital. Suelen estar aliados, alineados y sincronizados con actores internos que se desempeñan incluso en la primera línea de combate de una campaña política nacional.

En tal sentido, no es en absoluto fortuito que después de la visita de la candidata presidencial del frente opositor a Washington se hayan activado los hashtags ya mencionados, con información de archivos desempolvados por la DEA en dos medios estadounidenses, que a su vez reprodujeron en México los voceros y medios afines al Frente, a través de una técnica de retroalimentación del rumor conocida como “Radio Ven-Va” (un locutor de radio difunde en la mañana un rumor; el rumor lo repite la gente porque lo escuchó en la radio; por la tarde, el locutor repite el rumor, pero ya en forma de nota periodística, dando como fuente de su información a la audiencia que lo está escuchando).

Apoyarse en el factor externo es consustancial a los movimientos políticos de derecha. En su obra El pensamiento de la reacción mexicana, Gastón García Cantú describe el nivel de dependencia ideológica, política, operativa y hasta financiera que el conservadurismo mexicano siempre ha requerido, buscado y hasta suplicado del exterior.

No es xenofobia ni nacionalismo trasnochado; es el juego de la realpolitik en el tablero de la geopolítica mundial.

 

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