El legado radical de Flores Magón
El movimiento político que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador se autodenomina Cuarta Transformación, como una forma de vincularse con el pasado histórico mexicano y por ser heredero de una larga tradición de lucha social que recobra los principios e ideales de libertad emanados del movimiento independentista, los republicanos de la Reforma, y los sociales de la Revolución.
En tal sentido, el discurso oficial se ha apoyado en las grandes personalidades del pasado, incluyendo a las mujeres que muchas veces son minimizadas en las narrativas nacionales, y rescatando los objetivos no alcanzados de aquellos tres movimientos transformadores previos.
Incluso MORENA, para su órgano de difusión, recobró el nombre Regeneración del periódico anarcosindicalista que fundaron los hermanos Jesús y Ricardo Flores Magón con Antonio Horcasitas para publicar noticias y opiniones que promovieran entre la población mexicana la causa revolucionaria contra el porfirismo y en favor de los derechos laborales y sociales en general, por lo que fueron duramente perseguidos. Su labor es un ejemplo claro del papel del periodismo proletario en aquella época, que en el texto constitucional de 1917 logró proyectar anhelos de valor incalculable.
El articulado social que se incorporó en la Constitución de 1917, la cual sigue vigente hasta nuestros días, se nutrió de los ideales magonistas, convirtiendo a México en uno de los primeros países que contaron con una Carta Magna que incluía derechos laborales y sindicales, y además un tinte humanista y un carácter profundamente social. Estos mismos principios fueron colocados por los hermanos Flores Magón (Jesús, Ricardo y Enrique) como pilares del Partido Liberal Mexicano (PLM).
A través del PLM, los Flores Magón impulsaron la necesaria transformación social y crearon una plataforma política para las demandas obreras y campesinas que no contaban con grandes medios de difusión. La clandestinidad fue necesaria ante la censura y la persecución de que fueron objeto, al punto que Ricardo terminó sus días en una prisión de Estados Unidos.
Como lo testimonió Librado Rivera, bajo el seudónimo de “Fakir”, los responsables de la muerte de Ricardo Flores Magón [si los hubiera] sólo liberaron su cuerpo, porque su espíritu siempre fue libre. Libérrimo es el pensamiento anarquista de Ricardo; su huella en la historia no la puede borrar el paso del tiempo, porque el mundo sigue gobernado por la ambición y basado en la explotación de las personas más humildes.
El hecho de que el Gobierno federal haya designado al 2022 como un año dedicado a este líder tiene un sentido profundo, y nos obliga a radicalizar la lucha por la transformación en su sentido más social: el campo y las fábricas.
La justicia social debe tomar un lugar preponderante para afianzar la Cuarta Transformación, dignificando a las personas oprimidas y humilladas, y a quienes siguen luchando desde la clandestinidad por un mundo mejor, generando vías institucionales reales para alcanzar las metas que no hemos conquistado en los pasados intentos por modelar una sociedad más equitativa.
Resumiendo en palabras del propio Ricardo Flores Magón: “La rebeldía es la vida; la sumisión es la muerte”.
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