Hambruna y éxodo: impactos del conflicto ruso-ucraniano

En los últimos tres años, el mundo experimentó una serie de eventos que han evidenciado la interconexión global; en primer término, la pandemia de COVID-19 cambió la normalidad hasta ahora conocida y, recientemente, el conflicto ruso-ucraniano, que nos demuestra lo cerca que estamos de situaciones en apariencia lejanas geográficamente. Ambos escenarios generaron efectos a corto y mediano plazos, con proyecciones más amplias, en diversos ámbitos que impactan de manera directa e indirecta, en mayor o menor medida, a todos los países.

El conflicto ruso-ucraniano agravó la crisis económica y social que globalmente habían desatado las medidas adoptadas para combatir la pandemia. Se vio afectado el abastecimiento de materias primas, desde hidrocarburos, minerales industriales y fertilizantes, hasta la producción de cereales, y ha generado lo que especialistas denominan el éxodo ucraniano: más de 12 millones de personas han tenido que desplazarse, ya sea de manera interna o fuera de Ucrania.

Como consecuencia de las interrupciones en las cadenas de suministro por los efectos de la pandemia de COVID-19, del cambio climático y del aumento de los precios de la energía, entre otros factores, la guerra ruso-ucraniana también ha afectado la seguridad alimentaria.

Variables como la fluctuación del precio del barril de petróleo Brent desde el inicio del conflicto (entre los 95.59 y los 124.11 dólares por barril);[1] la dependencia de la Unión Europea (UE) en un 40 por ciento del suministro gas ruso, así como el alza en su precio en un 30 por ciento;[2] los precios del trigo alcanzando su nivel más alto desde 2008, y la urea, un fertilizante nitrogenado esencial, en un 300 por ciento; comprometen en especial a la seguridad alimentaria mundial.

En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha advertido de una posible catástrofe alimentaria mundial que puede derivar en hambrunas, migraciones masivas e inestabilidad política y social.[3]

Rusia y Ucrania a escala mundial son importantes productores en la cadena alimentaria. Rusia es el primer productor global de trigo y junto con Ucrania representan más de un cuarto de las exportaciones globales de este cereal, una quinta parte de la producción de maíz y el 80 por ciento del aceite de girasol. La exportación de cereales ruso-ucranianos alimenta a cerca de 400 millones de personas.

Ante esto, es preocupante lo que reporta el Índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)[4], para marzo de 2022. Los precios internacionales de una canasta de productos alimenticios promediaron en 159.3 puntos, es decir, un aumento de 17.9 puntos (un 12.6 por ciento) más que en febrero pasado, lo que representa el nivel más alto desde la creación del índice en 1990.

En los cereales el incremento para el mes de marzo fue del 17.7 por ciento respecto al mes anterior. Este aumento en los precios del trigo y cereales secundarios (maíz, cebada y sorgo) es resultado principalmente de los efectos en las exportaciones de Ucrania y de la Federación Rusa.

Desde el inicio de la invasión, el precio del trigo ha aumentado un 35 por ciento y, si bien la cosecha de 2021 está en las reservas de mercado actual, el reto es hacia futuro; de entrada, el Gobierno del presidente Volodímir Zelenski prohibió la exportación de trigo y avena para controlar su crisis interna. Además, la FAO ha destacado que el 30 por ciento de las zonas de cultivo ucranianas no se cosecharán en 2022 y que el conflicto podría generar un aumento global en los precios de los alimentos de entre un 8 y un 22 por ciento. Lo anterior implica para Ucrania dejar de recibir cerca de 13 mil millones de euros anuales por la exportación de cereales y derivados.[5]

El incremento de los precios de los alimentos genera mundialmente efectos desiguales. Investigadores del Fondo Monetario Internacional señalan que el impacto recae en mayor medida en los ingresos de los países más pobres, “especialmente en algunas partes de América Latina y África, donde algunas personas pueden gastar entre el 50 o 60 por ciento de sus ingresos en alimentos.[6]

El trigo es un producto alimenticio básico para más del 35 por ciento de la población mundial; cerca de 50 países africanos importan al menos una tercera parte de su trigo de Ucrania y Rusia, y 18 de ellos, como mínimo, el 50 por ciento para su consumo. Egipto, Congo, Burkina Faso, Líbano, Libia, Somalia, Sudán, Yemen, Turquía, Túnez, Bangladesh, Irán y Marruecos, por ejemplo, dependen de entre el 40 y el 70 por ciento del trigo ucraniano,[7] mientras que la UE, en un 50 por ciento del trigo y el aceite de girasol de ese país, así como del maíz para la alimentación animal.

Si bien algunas alternativas para los países del Mediterráneo vislumbran la importación de trigo de Norteamérica y Latinoamérica, no parece factible que logren abastecer el volumen requerido ante un escenario de mínima exportación para solventar el mercado interno.

Cuanto más tiempo se alargue el conflicto bélico, el impacto negativo será mayor. La FAO ha recomendado en cuestión de políticas públicas lo siguiente: mantener abierto el comercio mundial de alimentos y fertilizantes, buscar nuevos y diversos proveedores de alimentos, apoyar a los grupos vulnerables, considerar los posibles efectos de las medidas para asegurar el suministro de alimentos, y reforzar la transparencia del mercado y el diálogo.[8]

El próximo mes de junio, en escenarios normales, iniciaría la cosecha de cereales en Ucrania, sin embargo, de continuar el conflicto, el sector agrícola enfrentará verdaderos obstáculos para cosechar y movilizar los productos. A esto hay que agregar que los desplazamientos masivos de la población ucraniana redujeron el número de personas y mano de obra que se dedican a la industria agrícola.

Actualmente, una de cada cuatro personas ucranianas ha abandonado sus hogares en busca de protección, seguridad y asistencia, lo que significa que, a la fecha, es la crisis de desplazamiento humano de más rápido crecimiento desde la Segunda Guerra Mundial.

De inmediato se implementó el plan regional de respuesta a personas refugiadas de Ucrania por parte de la ONU, diversos países y organizaciones no gubernamentales. El objetivo se centró en garantizar el acceso a países de acogida y terceros países para cerca de cinco millones de personas; la cifra incluye a 1.8 millones de menores.

La UE coordinó una plataforma para la solidaridad en las fronteras[9] y estableció normas mínimas para la concesión de protección temporal de personas desplazadas. Los países de primera línea (Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía) empezaron a acoger a población ucraniana bajo programas específicos y ofrecieron apoyo para su traslado a otros países de la Unión.

En América, el Gobierno estadounidense envió ayuda económica y declaró que recibirá a 100,000 personas refugiadas procedentes de Ucrania, bajo el estatus de protección temporal (TPS, por sus siglas en inglés),[10] además de que no serán objeto de expulsión, conforme a la aplicación del Título 42.

Las medidas de apoyo se han ampliado con un programa específico “Unidos por Ucrania (U4U)”, que inicia el 25 de abril, el cual les permitirá permanecer temporalmente en la Unión Americana por hasta dos años. Según la Embajada de Estados Unidos en México, U4U “brinda un proceso seguro y ordenado para [las y] los ucranianos que se encuentran actualmente en Europa y que tienen vínculos con los Estados Unidos para viajar, trabajar y permanecer temporalmente en ese país”.[11]

Con base en el comunicado, no existe la necesidad de trasladarse al continente americano para solicitar su admisión ya que será vía electrónica, y enfatiza que “No habrá ventajas ni trámites más rápidos para quienes transiten por México”.[12]

Sin embargo, en el contexto de la crisis de personas refugiadas de Ucrania y desde el inicio del conflicto ruso-ucraniano, los Gobiernos de México y Estados Unidos empezaron a prepararse para un incremento de personas con miras a cruzar la frontera común. Según el Colegio de la Frontera Norte, se calcula que entre 50,000 y 100,000 personas migrantes centroamericanas, mexicanas, venezolanas, ucranianas, rusas y bielorrusas posiblemente intenten llegar a la frontera norte de nuestro país.

Las razones por las que estas personas deciden migrar en busca de bienestar o refugio son de muy amplia índole, ya sea la miseria, la violencia pandillera o del narcotráfico, una emergencia económica y humanitaria, una crisis política, los efectos de los desastres naturales y, en el caso de migrantes de Rusia y Ucrania, huyendo de una guerra. Cada uno de estos argumentos tiene la misma valía, pero en lo tangible requiere de una política migratoria homogénea, regional, no discriminatoria y con respeto a los derechos humanos.

Los expertos en el fenómeno migratorio abogan por una gobernanza humanitaria multinivel y multidimensional competente, pusieron en el debate la existencia de un trato diferenciado entre nacionalidades migrantes o en solicitud de asilo, que orilla a algunas personas a intentar cruzar de manera irregular a Estados Unidos.

La organización no gubernamental Civil Border Youth calcula que a la ciudad fronteriza de Tijuana han llegado más de 3,000 personas ucranianas. Por su parte, la alcaldía de Tijuana registra cerca de mil personas de nacionalidad rusa en la ciudad, y al menos 4,000 migrantes (de Centroamérica y México) que se encuentran en los 25 albergues que tiene la ciudad, esperando poder cruzar la frontera. Sin duda, un verdadero reto para las autoridades locales.[13]

Justo se cumplen dos meses de la invasión rusa a Ucrania, y todo hace pensar que el final aún no se vislumbra. Los esfuerzos diplomáticos basados en el diálogo, como lo ha manifestado el presidente Andrés Manuel López Obrador, requieren de mayores esfuerzos por todas las vías posibles para lograr un alto al fuego, con la posibilidad del levantamiento de las sanciones que, a su vez, en el mediano plazo logre equilibrar tanto los efectos del alza de precios de las materias primas como el éxodo de personas. Es decir, la paz.

Entre tanto, el nivel de las repercusiones globales dependerá del desarrollo de la invasión, de la voluntad de quienes toman las decisiones, de las gestiones diplomáticas y el equilibrio de acuerdos, sin olvidar que seguimos afrontando una pandemia.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

 

Fuentes

[1] Trading Economics, “Brent crude oil”. Trading Economics (2022) [En línea]: https://bit.ly/3k2mzDO [Consulta: 20 de abril, 2022].

[2] Ignacio Fariza, “El gas se dispara un 30% y el petróleo supera los 100 dólares tras la invasión rusa”. El País (24 de febrero, 2022), sec. Economía, ed. México [En línea]: https://bit.ly/3v27vfG [Consulta: 20 de abril, 2022].

[3] AFP, “Jefe de la ONU alerta sobre hambruna en el mundo por guerra en Ucrania”. Animal Político (14 de marzo, 2022) [En línea]: https://bit.ly/3EDHaaI [Consulta: 20 de abril, 2022].

[4] Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO), “The FAO Food Price Index makes a giant leap to another all-time high in March”. FAO (8 de abril, 2022), ed. English [En línea]: https://bit.ly/3MEEBID [Consulta: 20 de abril, 2022].

[5] Cristian Segura, “Los campos de cereales, la otra batalla en la guerra de Ucrania”. El País (15 de marzo, 2022), sec. Internacional, ed. México [En línea]: https://bit.ly/3EFuroi [Consulta: 20 de abril, 2022].

[6] Ana Swanson, “Food Prices Approach Record Highs, Threatening the World’s Poorest”. The New York Times (3 de febrero, 2022), sec. Economy [En línea]: https://nyti.ms/3Mpscb0 [Consulta: 20 de abril, 2022].

[7] Edith M. Lederer, “Guterres: Guerra en Ucrania afecta a países pobres”. AP News (14 de marzo, 2022) [En línea]: https://bit.ly/3K2ySdJ [Consulta: 20 de abril, 2022].

[8] Director General QU Dongyu, “Nuevas hipótesis sobre la seguridad alimentaria mundial basadas en el conflicto entre la Federación de Rusia y Ucrania”. FAO (11 de marzo, 2022), sec. Artículos [En línea]: https://bit.ly/3Ezd88g [Consulta: 20 de abril, 2022].

[9] European Commission, “Communication from the Commission to the European Parliament, the European Council, the Council, the European Economic and Social Committee and the Committee of the Regions. European solidarity with refugees and those fleeing war in Ukraine”. European Commission (8 de marzo, 2022) [En línea]: https://bit.ly/3v3U277 [Consulta: 21 de abril, 2022].

[10] Max Aub, “Ante EU, ucranianos y rusos ‘no son iguales’”. El Universal (18 de marzo, 2022), sec. Mundo [En línea]:  https://bit.ly/3k1w5qH [Consulta: 21 de abril, 2022].

[11] U.S. Mission to Mexico, “Unidos por Ucrania se implementa a partir del 25 de abril”. Embajada y Consulados de Estados Unidos en México (21 de abril, 2022), ed. Español [En línea]: https://bit.ly/3MnDBs1 [Consulta: 21 de abril, 2022].

[12] Idem.

[13] Enrique Hernández, “Tijuana, una puerta para que ucranianos, rusos e iraníes lleguen a Estados Unidos”. Forbes (18 de abril, 2022), sec. Política [En línea]: https://bit.ly/3rERES4 [Consulta: 21 de abril, 2022].