José Agustín cuenta que, en los comicios de 1940, en los que Manuel Ávila Camacho fue electo presidente de México para suceder a Lázaro Cárdenas en el cargo, este pudo acudir a votar una vez que los opositores almazanistas que custodiaban su casilla fueron asesinados, y eliminada la sangre que se derramó en el piso. Ya en la casilla, el general comentó: “¡Qué limpia está la calle!”. La anterior es una crónica incluida en la trilogía del autor guerrerense, pero, en realidad, acciones como … Sigue leyendo La reforma
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