La suma de Marcelo

La suma del factor Marcelo no es aritmética, es geométrica.

Marcelo Ebrard Casaubón no se va de MORENA, y con esta decisión la principal amenaza de una fractura en el partido quedó conjurada. En otras palabras, las posibilidades de que el movimiento conserve la Presidencia de la República, que la Dra. Claudia Sheinbaum sea la primera presidenta de México y que el próximo congreso federal sea de mayoría guinda se incrementan y consolidan enormemente.

Si bien la política no es una ciencia exacta, porque la pasión vuelve impredecible cualquier pronóstico (o equivale al hoyo negro en la teoría del caos), sí hay parámetros que introducen racionalidad a las emociones. Es decir, la pasión y el caos tienen también un orden, una razón de ser, que se pueden medir, calcular y encauzar.

Con su cuarta parte en las preferencias oficialmente reconocidas por MORENA (un 25.8 %, ponderado de cinco encuestas), empataba la preferencia del Frente Amplio por México (FAM), igualaba los 15 millones de votos de la revocación de mandato y triplicaba la preferencia de Movimiento Ciudadano. Su salida del partido hubiese sido un esguince de los que tardan más de 15 días en sanar. De allí la expectativa y el suspenso generados durante el tiempo que antecedió a su anuncio de ayer.

Públicamente se ventiló toda una ruta crítica del posible periplo que el disidente Marcelo hubiese seguido: primero, candidato presidencial de MC; después, participante en una suerte de elección primaria entre él y la candidata del FAM, Xóchitl Gálvez, y por último, candidato presidencial de un megabloque opositor seguramente encabezado por él.

Este escenario, bipolar —literalmente—, habría incrementado la incertidumbre en la elección presidencial y dado al traste con la posibilidad de obtener una mayoría calificada en ambas cámaras, tan necesaria para que el presidente AMLO, en el último mes de su mandato (septiembre de 2024), promoviese tres reformas constitucionales trascendentales: la judicial, la de los órganos autónomos (con el INE a la cabeza) y la de la Guardia Nacional.

Con la suma de Marcelo a la campaña de la Dra. Claudia Sheinbaum, tal escenario quedó superado. De ese tamaño y trascendencia es la decisión anunciada ayer.

La suma del factor Marcelo no es aritmética, es geométrica. Además de evitar que el movimiento, la Dra. Claudia y el resto de aspirantes a más de 25 mil cargos de representación saliesen con el tobillo vendado a una carrera de 100 metros planos con obstáculos, el ex jefe de Gobierno y dos veces candidato presidencial aportará su conocimiento sobre el voto de las y los mexicanos en el exterior; su expertise en negociaciones políticas internacionales (especialmente con Washington); la canalización de inversiones extranjeras; el conocimiento político de los estados en donde fue representante del candidato AMLO hace seis años, y el know-how de campañas electorales de alto impacto y de políticas públicas eficaces. Cualidades reconocidas por tirios y troyanos.

Desde luego que quedan sobre el tablero otros obstáculos por vencer para ganar con plena legitimidad la elección presidencial. Por ejemplo, elegir candidatas y candidatos competitivos en 300 distritos electorales federales y en más de 1,800 municipios que serán concurrentes con la elección presidencial; atraer el voto joven que hoy por hoy será decisivo, y desterrar la incursión del crimen organizado en los próximos comicios, entre otros factores de riesgo.

Pero el principal elemento por sumar, el factor Marcelo, ya quedó resuelto.

 

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