La visita

A lo largo de mi carrera como legislador he tenido la oportunidad de coincidir con un amplio número de colegas de otras nacionalidades. En cierta ocasión, al compartir puntos de vista con senadores estadounidenses, uno de ellos me dijo: “los presidentes de mi país van y vienen, pero nuestros intereses prevalecen”.

El sentido de esta frase es profundo, pues en él subyace la forma en que el país vecino del norte ha conducido su política exterior a través del tiempo. Su innegable poderío económico y su irrefutable peso político lo convierten en un jugador de la arena internacional capaz de fijar las condiciones de sus relaciones con otras latitudes.

Con la defensa de nuestra soberanía como pilar, el actual Gobierno de México inició una nueva era de política exterior, y bajo este contexto se da la visita que en estos días realiza a nuestro país el secretario de Estado de la Unión Americana, Antony Blinken, junto con la secretaria de Comercio de esa nación, Gina Raimondo, y otros altos funcionarios, quienes se entrevistaron con el presidente Andrés Manuel López Obrador en lo que éste calificó como una reunión “amistosa y productiva”.

El tema principal fue copresidir el Diálogo Económico de Alto Nivel entre Estados Unidos y México, para brindar continuidad a una relación estratégica bajo cuatro ejes: fortalecer las cadenas de suministro; aumentar la cooperación en la frontera sur de México; asegurar las herramientas para la prosperidad futura, y fortalecer la competitividad económica, tanto en grupos minoritarios como en pymes.

Con independencia de la importancia de esta agenda, ningún ejercicio bilateral puede dejar de considerar temas fundamentales como la migración y la seguridad, dos factores que contribuyen al desarrollo económico de la región.

Por un lado, es importante regular los flujos migratorios, para garantizar la seguridad de las personas en tránsito, al mismo tiempo que se profundiza la atención de las causas de raíz de este fenómeno humano. Por ello, bajo una nueva lógica de cooperación y humanismo, el Gobierno de México se ha convertido en un actor fundamental en el escenario internacional, para apostar por el desarrollo de las capacidades de los países expulsores de migrantes y no por el uso de la fuerza para contener los flujos migratorios.

Junto con la migración, otro reto bilateral es acabar con la inseguridad y el crimen transnacional. En este sentido, es una buena noticia que uno de los temas por tratar durante esta serie de encuentros es la decisión que tomó el Gobierno estadounidense de actualizar la lista de entidades federativas de nuestro territorio a las que considera inseguro que viajen sus connacionales.

Desde que tal acción fue publicada, expresamos que ese tipo de decisiones unilaterales impactan de manera negativa en las dinámicas económicas regionales. Por eso, coincidimos en la postura propuesta por el Ejecutivo federal de México de seguir apostando por los esfuerzos integrales que forman parte de mecanismos institucionales, como el Entendimiento Bicentenario. El combate al tráfico de armas y a las estructuras del crimen transnacional se debe acompañar de medidas tendientes al desarrollo y al bienestar social.

La relación entre ambas naciones es muy compleja y abarca una gran variedad de temas, pero tengo la certidumbre de que sólo mediante el diálogo podremos hacer frente a los retos que compartimos. Sin duda, la visita de la delegación estadounidense contribuye a la construcción de esta comunicación amplia entre los dos Gobiernos, respecto a los diversos desafíos que influyen en el desempeño de nuestras economías y en la estabilidad regional.

 

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