Lecciones de la revocación de mandato

El Diccionario de Ciencia Política de Dieter Nohlen define a la revocación como el procedimiento institucional previsto en concepciones de democracia directa, de acuerdo con el cual es posible, en todo momento, la remoción del puesto de representantes designados, por parte de sus electores.

Asimismo, en el Diccionario Electoral del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, la revocatoria del mandato o referéndum revocatorio constituye un procedimiento a través del cual los electores pueden destituir a un funcionario de un cargo público con anterioridad a la expiración del período para el cual fue elegido.

A partir de estos dos conceptos, y atendiendo a lo dispuesto por los artículos 35, fracción IX, y 36, fracción III, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es un derecho de la ciudadanía participar en los procesos de revocación de mandato, además de ser una obligación votar en ellos.

En consecuencia, se trata de un ejercicio de democracia directa en el que la ciudadanía, a través de votación libre y secreta mantiene el control sobre sus gobernantes, pues permite que una parte del electorado que muestre insatisfacción con la actuación de quien detenta el poder pueda activar el mecanismo y convocar a un proceso comicial extraordinario, a efecto de determinar si el o la representante popular continúa o no en el cargo.

Esta forma de democracia participativa permite a la ciudadanía desempeñar un rol de supervisión más activo en relación con las personas funcionarias electas. Está fundamentado en los principios de soberanía popular, representación y rendición de cuentas, a través de los cuales el pueblo ejerce su soberanía. Del mismo modo, su existencia en el sistema jurídico de una nación estimula a las y los servidores públicos a ser más responsables en el desempeño de sus responsabilidades.

En teoría, la revocación de mandato, así como otros mecanismos de democracia directa, tiene el potencial de fortalecer la democracia representativa, al reforzar el interés ciudadano por vigilar el desempeño de sus representantes populares, descubriendo su capacidad de control sobre quienes ejercen el poder político, obligándolos a responder de mejor forma a las demandas de una sociedad cada vez más plural y compleja. Es éste un poderoso instrumento de interrupción o término anticipado del mandato otorgado por elección popular, siempre y cuando se cumplan los requisitos referidos en las normativas de cada nación.

 

 

En nuestro diseño legal se establece que es un mecanismo de participación promovido e impulsado por el electorado y no por la autoridad. En este contexto, es un instrumento de control ciudadano diseñado para empoderarse frente al poder político, ante un desempeño deficiente de quien gobierna.

La implementación de la consulta de revocación de mandato fue una de las insignias de Andrés Manuel López Obrador durante su campaña como candidato a la Presidencia en 2018. En el Congreso de la Unión, al legislar sobre el tema, establecimos en los artículos transitorios de la reforma que, para los efectos de esta figura a que se refiere la Constitución, tanto a nivel federal como local, se le debería entender como el instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño del cargo, a partir de la pérdida de la confianza.

Asimismo, el Congreso dejó asentado que, en el caso de solicitarse el proceso de revocación de mandato del presidente de la República electo para el periodo constitucional 2018-2024, la solicitud de firmas se realizaría entre noviembre y el 15 de diciembre de 2021; una vez cumplido este requisito, el Instituto Nacional Electoral emitiría la convocatoria respectiva y la jornada se realizaría sesenta días después.

El pasado domingo 10 de abril, las mexicanas y los mexicanos participamos, por vez primera, en este mecanismo incorporado a la Carta Magna en diciembre de 2019, para votar respecto de la revocación de mandato por pérdida de confianza sobre la persona que resultó designada en las elecciones federales de 2018 como titular de la Presidencia de la República.

Es importante señalar que este ejercicio se realizó a solicitud de, al menos, el tres por ciento de la ciudadanía inscrita en la Lista Nominal electoral y que además representó, como mínimo, a 17 entidades federativas. El cumplimiento de este requisito fue verificado por la autoridad correspondiente, la cual, como se mencionó, emitió la convocatoria y tuvo a su cargo la organización, el desarrollo y cómputo de la votación.

 

 

Es por demás sabido que en nuestro país la democracia ha transitado por severas crisis y que ha sido fuertemente influida por grupos de poder, por lo que estas herramientas robustecen la toma de decisiones del auténtico soberano: el pueblo. Darle la posibilidad a éste de remover del poder a alguien que gobierna y que no cumple con las expectativas lo involucra y empodera. Por ello, este primer ejercicio fue fundamental, pues, además de consultar sobre la permanencia o no en el cargo del presidente de la República, permitió difundir y socializar entre toda la población la existencia de este instrumento eminentemente ciudadano, que en el futuro podrá ser utilizado para cuestionar las acciones del gobierno en turno y, en su caso, revocar el cargo que popularmente se haya otorgado.

La participación ciudadana registrada durante la jornada del 10 de abril pasado fue de alrededor del 17 por ciento del padrón electoral, con lo que fueron superados los 11 millones de firmas ciudadanas que validaron la solicitud para llevar a cabo la revocación. Y si bien no se alcanzaron los 37 millones de votos para que el resultado fuese vinculatorio, es de destacarse la presencia de más de 15 millones de ciudadanas y ciudadanos que acudieron a las urnas a evaluar el desempeño del presidente.

No existe duda de que el resultado del ejercicio de revocación de mandato deja a un presidente de la República sumamente fortalecido para enfrentar la conclusión de su periodo constitucional. Haber obtenido una evaluación favorable en proporción de 9 a 1 entre todas las personas que participaron le refrenda la legitimidad y autoridad moral para la consecución de los proyectos que ha emprendido y para seguir al frente de la toma de decisiones en beneficio del pueblo. El primer mandatario fue bien calificado por la ciudadanía activa e interesada en la vida pública de México.

En un país democrático y plural resulta cuestionable que la oposición decidiera abstenerse de participar en este ejercicio, y que incluso en algunos casos invitara a la ciudadanía a no ejercer su derecho y cumplir con su obligación constitucional. Pero, no obstante el buen resultado obtenido el 10 de abril por el presidente de México y el gobierno que encabeza, se debe tener presente que, aunque no se movilizó, la oposición existe.

 

 

 

Reflexiones finales

El desarrollo de este primer ejercicio, como todo aquello sujeto a revisión y mejora, nos obliga y compromete a revisar puntualmente la legislación en la materia. El Congreso de la Unión realizó un profundo análisis para incorporar la figura de revocación de mandato a la Constitución y, posteriormente, emitir la legislación secundaria. Ahora resulta pertinente que el propio Congreso evalúe la normatividad para adecuarla a la realidad, a partir del desarrollo de la jornada del pasado 10 de abril.

De este ejercicio de participación ciudadana podemos reconocer diversos elementos que estarán sujetos a un perfeccionamiento futuro, entre los cuales están los siguientes:

  • Los resultados de la jornada electoral nos motivan a plantear la reducción del umbral de participación requerido para otorgar la validez al proceso de revocación de mandato.
  • Es necesario que evaluemos la pertinencia de homologar la jornada de revocación con otros procesos comiciales, para reducir los costos del ejercicio y aprovechar la estructura electoral.
  • Ante las bondades que ofrece esta figura, promoveremos la incorporación a este ejercicio de otros cargos que también hayan sido electos mediante el voto popular, con el objeto de evaluar el desempeño de las personas servidoras públicas.
  • Impulsaremos la inclusión de mecanismos alternativos de elección, como el voto electrónico a nivel nacional, el cual ha mostrado una alta eficacia con las y los compatriotas que residen en el extranjero.

En el Congreso de la Unión procederemos a evaluar la pertinencia de incorporar la participación de los partidos políticos en la jornada de revocación de mandato, ya que son éstas las instituciones constitucionalmente concebidas para promover la intervención del pueblo en la vida democrática del país.

MORENA ha obtenido como reflexión en esta jornada la necesidad de seguir trabajando en su estructura político-partidista e incorporar plenamente a su estructura interna a diversos actores de la sociedad que aún se encuentran fuera del proyecto.

El presidente Andrés Manuel López Obrador es el mejor líder que en las últimas décadas ha surgido en el seno de la política mexicana, y junto con muchas personas que lo acompañamos desde hace más de dos décadas, da testimonio de que el proyecto de transformación que abandera está más vivo que nunca.

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