Lecciones de una elección
Se corroboró que la llamada “operación del día D”, que manufacturó el PRI y después imitó el PAN en algunos estados, vale un 10 % de la votación total.
1. Si es cierto que quien gana el Estado de México vence un año después en la elección presidencial, ya sabemos desde ahora quién lleva la delantera en esa contienda.
2. El Estado de México, por ser la entidad más poblada y con más recursos presupuestales del país, coloca a quien la gana con un pie en el estribo de la carrera presidencial. Pero esto no es una ley de hierro ni una verdad a pie juntillas. El PAN obtuvo la Presidencia en el año 2000 y la conservó en el 2006, sin necesidad de ganar la gubernatura del Edomex (ni la CDMX).
3. Es un “golpe anímico” para el PRI y para la alianza opositora, porque habían apostado todas sus fuerzas y recursos a ganar la entidad. Sin embargo, pudo más la participación ciudadana, masiva y libre, que la movilización dirigida y concentrada mediante las técnicas de compra de voto, coacción, intimidación y la gama de artilugios propias de las elecciones de Estado. La gente venció al fraude.
4. Se corroboró que la llamada “operación del día D”, que manufacturó el PRI y después imitó el PAN en algunos estados, vale un 10 % de la votación total. Las encuestas que daban a MORENA una ventaja de dos dígitos todavía el día de la elección estaban en lo cierto. Sólo faltó descontarles el 10 % de la operación del legendario priismo mexiquense, inspirado en muchas de las lecciones del “profe Hank”: entre otras, “en las elecciones, lo que se compra con dinero es barato”.
5. No lucieron nada bien los dirigentes de la alianza “Va por México”, al responsabilizar al gobernador Del Mazo de la derrota, sobre todo “porque no se metió” o “estuvo alejado del proceso”. Es decir, exigieron al gobernador que se comportara como delincuente electoral, que incurriera en las prácticas fraudulentas que tanto denunciaban antes.
6. La pérdida del Edomex ahora sí pone en un proceso de difícil sobrevivencia al PRI. Desde el año 2000, el priismo se atrincheró allí y se pudo reorganizar a nivel nacional para recuperar la Presidencia en 2012, precisamente con un gobernador salido de esta entidad y arropado por el Grupo Atlacomulco. Con sólo dos gubernaturas en su haber (Durango y Coahuila) y con prerrogativas federales disminuidas al mínimo, no se ve por dónde pudiera el tricolor rehacerse y relanzarse a ser lo que en muchas décadas fue: el partido gobernante de México.
7. Le quedan 265 municipios que ganó individualmente, más 323 que gobierna en coalición con dos o un partido, es decir, 588 (el 24 % del total del país). Desde allí seguramente buscará su reposicionamiento, pero estos municipios y las dos entidades que gobierna están lejos de representar la joya presupuestal que es el Edomex.
8. En Coahuila, en cambio, operó el otro PRI; el del viejo oeste; el del norte bárbaro; el de la prepotencia caciquil, la insolencia y la rudeza; el que utiliza la fuerza pública para movilizar a operadores y electores de casa o también para levantar a simpatizantes y seguidores de la oposición. Es el PRI del carro completo, el que busca arrasar, apachurrar y exterminar. El del huevo de la serpiente.
9. MORENA pierde Coahuila porque se fracturó internamente, sí, pero también por la elección de Estado (o establo) que le aplicó el Gobierno saliente. Sin embargo, no hay mal que dure 100 años ni ciudadanía que lo aguante.
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