Nuevo plan de infraestructura de Estados Unidos: buenas noticias para México
El 10 de agosto pasado el Pleno del Senado de Estados Unidos aprobó, con 69 votos a favor y 30 en contra, un proyecto bipartidista de Ley en Infraestructura.[1] Se trata de una prioridad legislativa del presidente Joe Biden, fundamental para la ejecución de su plan denominado “Build Back Better”, con el cual busca reactivar la economía estadounidense mediante programas de alivio frente al COVID-19, inversión en infraestructura y creación de empleos.[2] El Senado logró un acuerdo de dimensiones históricas con un alcance de largo plazo. Fue un proceso de negociación complejo y amplio, que incorporó una serie de enmiendas al proyecto original y venció las amenazas de descarrilamiento. La aprobación legislativa del plan significó un triunfo político para el presidente Biden y su política económica. Sin duda, un elemento decisivo fue la coalición bipartidista para sumar el voto de 19 senadores republicanos moderados.[3]
El respaldo bipartidista permitió el avance legislativo que resolvió varias mociones de procedimiento. El 1 de agosto los senadores dieron a conocer el texto completo de la iniciativa para someterla a discusión y votación.[4] El 8 de agosto el Pleno aprobó una moción para poner fin al debate sobre el plan de infraestructura, lo que desencadenó un plazo de hasta 30 horas para llevar a cabo la votación final.[5]
En términos generales, el plan de infraestructura contempla un presupuesto de 550,000 millones de dólares para los próximos años,[6] con el cual se busca invertir 110,000 millones en carreteras y puentes; 73,000 millones en redes eléctricas; 66,000 millones para modernizar la red de ferrocarriles; 65,000 millones para ampliar el acceso a la banda ancha, y 25,000 millones de dólares en aeropuertos.[7] El paquete incorpora también una partida de 50,000 millones para reforzar la infraestructura física del país en cuestiones ambientales. Otros 21,000 millones se utilizarán para eliminar la contaminación del suelo y las aguas subterráneas. El plan contempla recursos adicionales para establecer una red de cargadores de vehículos eléctricos y la compra de autobuses y transbordadores de cero o bajas emisiones, entre otros aspectos.[8]
Si bien los esfuerzos de ambos partidos se centraron en alinear una pronta votación, durante el proceso legislativo en el Senado atrajo la atención una estimación de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) sobre el costo de la legislación, uno de los obstáculos importantes en las negociaciones. En un informe publicado el 5 de agosto, el CBO calculó que casi la mitad del nuevo gasto, 256,000 millones, se financiaría con un aumento en la deuda de la nación entre los años 2021 y 2031.[9]
La importancia de este tema se manifestó durante la discusión de una propuesta de resolución del presupuesto de 3.5 billones de dólares para el año fiscal 2022, el cual incluye un plan en “infraestructura humana” (gasto social). Cabe recordar que la propuesta original del plan del presidente Biden era de 2,000 millones. Durante las negociaciones, los demócratas renunciaron a la inclusión del apartado social y de combate al cambio climático para lograr el apoyo republicano.[10] Sin embargo, incorporaron recursos para educación, atención infantil, transición energética y medio ambiente en la propuesta de resolución mencionada.[11]
El 9 de agosto la bancada demócrata en el Senado dio a conocer su propuesta de resolución para someterla a discusión del Pleno después de la aprobación del plan de infraestructura. Es importante mencionar que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, demócrata por el estado de California, mencionó que la Cámara Baja solamente aceptaría el proyecto de ley de infraestructura bipartidista para consideración, una vez que el Senado discutiera y enviara el paquete presupuestario.[12]
Tras un vote-a-rama en el que ocurren múltiples votaciones sobre una iniciativa de ley en un día, se discutió y aprobó la propuesta de resolución presupuestaria en la madrugada del 11 de agosto, con 50 votos a favor y 49 en contra, es decir, sobre la línea estrictamente partidista. Para su aprobación, los demócratas en el Senado utilizaron el mecanismo de reconciliación presupuestaria que evitó la obstrucción republicana, con el uso de la mayoría simple. Conviene precisar que este proceso se estableció como parte de la Ley de Presupuesto del Congreso de 1974, para facilitar y agilizar la aprobación de legislación relacionada con el gasto, los impuestos y la deuda pública.[13] Corresponderá a cada Comité del Senado avanzar en su respectiva propuesta de asignación presupuestaria, a partir del mandato establecido por la resolución, lo cual ocurrirá después del receso legislativo de agosto. El siguiente paso es turnar la resolución a la Cámara de Representantes junto con el plan de infraestructura para su análisis.[14]
Si bien los demócratas tienen mayoría en la Cámara Baja, se espera que busquen el respaldo bipartidista al plan de infraestructura. Por lo tanto, se prevé que el proceso sea igualmente complejo. Y es que entre los mismos demócratas hay distintas preferencias sobre los apoyos que deben darse a temas medioambientales y gasto social. El congresista Steny Hoyer, de Maryland, líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, ha mencionado que algunos miembros de su partido buscarán incluir más disposiciones climáticas a la propuesta. Sin embargo, modificaciones al plan podrían poner en riesgo su aprobación. Si la Cámara Baja hace cambios y aprueba una versión distinta, el Senado deberá someterla a votación nuevamente. De no aprobarse la versión modificada por ambas Cámaras se abriría una nueva negociación para conciliar las diferencias, lo que podría demorar más tiempo. Hoyer ha señalado que el liderazgo demócrata en la Cámara de Representantes aún no ha decidido los próximos pasos a seguir con el proyecto de ley específico.[15] Además, deberá reunirse para analizar su parte correspondiente en materia de presupuesto. Para tales efectos, Hoyer anunció que la Cámara reiniciará actividades de forma anticipada el 23 de agosto.[16]
Un estímulo para la reactivación económica
Muchos analistas aseguran que invertir en nueva infraestructura y en su mantenimiento es un estímulo muy importante para la economía. Al aumentar la eficiencia y la confiabilidad, al tiempo que se reducen los costos en el transporte, se logra impulsar la competitividad del país. Los economistas señalan que, en general, el gasto en infraestructura tiene un “efecto multiplicador” considerable, ya que las ganancias económicas son mayores que el gasto generado.[17] En este sentido, conviene recuperar un estudio de 2014 de la Universidad de Maryland que reportó que las inversiones en infraestructura agregan hasta 3 dólares al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) por cada dólar gastado, con un efecto mayor durante una recesión.[18]
A largo plazo se espera que la aprobación del plan de infraestructura bipartidista y el paquete de reconciliación presupuestal pongan a la economía estadounidense en una mejor posición frente a la crisis, tanto por la generación de empleos como por el crecimiento de la producción nacional. De acuerdo con un estudio de Moody´s publicado el 21 de julio de 2021, de mantenerse como se tiene previsto hasta ahora, ambos productos legislativos facilitarán la creación de cerca de 650,000 empleos hacia mediados de la década, con lo que se reduciría la tasa de desempleo un par de décimas de punto porcentual. A su vez, estimularán el crecimiento del PIB en alrededor de un punto porcentual adicional en 2022 y cerca de 2% anualmente desde 2023 hasta 2025.[19] Conviene señalar que las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicadas en julio calculan que el PIB de la principal economía del mundo crecerá en 7% en 2021, un ajuste al alza de 0.6% con respecto a las estimaciones de abril.[20]
Posibles efectos en la economía mexicana
De aprobarse ambos paquetes, se prevé que los beneficios en la economía estadounidense se reflejen en la mexicana, dada la profunda interdependencia entre ambos países. Uno de los principales rubros que podría aumentar es el de las remesas, ya que habría una mayor productividad en Estados Unidos, donde residen 11 millones de mexicanos. Es de resaltar que los envíos de dinero hacia México han alcanzado niveles históricos al sumar 23,681 millones de dólares en los primeros seis meses del 2021, un 22.4% más en comparación con el total registrado en los en el mismo periodo del 2020.[21] Este aumento se generó, en parte, por la recuperación de la economía estadounidense que ha encontrado alivio en los apoyos promovidos por el presidente Joe Biden.[22]
Aumentaría también el consumo interno, lo cual se traduciría en una mayor demanda de materiales y productos manufacturados necesarios para implementar los planes de infraestructura. Las empresas mexicanas en los sectores de construcción, minería o autopartes podrían cubrir esta demanda. Por ejemplo, Cemex podría abastecer parte de la necesidad de concreto que se genere. En 2020 el sector de infraestructura contribuyó con el 55% de las ventas de la cementera, que fortaleció su capacidad de distribución y presencia en estados clave como California, Texas y Florida. Empresas de otros sectores como el minero podrían incrementar sus ventas por el uso del cobre como material para la construcción. El año pasado, el 83% por ciento de las ventas de la empresa Grupo México fueron de este material, lo que representó un total de 8.3 mil millones de dólares.[23] Finalmente, la empresa Nemak con sede en Nuevo León, Monterrey, podría beneficiarse en el largo plazo, toda vez que las inversiones incentivarían el uso de los vehículos eléctricos. Para 2021, Nemak estima que el 10% de sus ventas estarán relacionadas con autopartes para la producción de vehículos eléctricos, con una tendencia ascendente de dicha proporción para los próximos años.[24]
Bajo esa misma lógica es de esperar que haya un mayor aumento de las exportaciones mexicanas, las cuales han mostrado una recuperación sólida en los primeros seis meses del año, gracias en parte a la entrada en vigor del T-MEC, con lo que México se ha mantenido como el principal proveedor de Estados Unidos. De enero a abril de 2021, el valor acumulado de las importaciones estadounidenses desde México fue de 153,416 millones de dólares, 29.8% más en comparación con el mismo periodo del año anterior.[25]
Todo esto se traduciría en un aumento en la productividad de México que, de acuerdo con estimaciones de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), podría fluctuar en un crecimiento del PIB entre el 0.5% y 1%, toda vez que el paquete de estímulos en Estados Unidos alentará la demanda en ambos países.[26] De ahí que las proyecciones del FMI pronostican un crecimiento económico para México de 6.3% para este año, una expectativa que incorpora un ajuste de 1.3 puntos porcentuales más respecto a las estimaciones de abril. Dichas correcciones a la alza están estrechamente vinculadas con el mejor desempeño que se anticipa para Estados Unidos.[27]
Es verdad que no podemos esperar que el plan beneficie a México de manera automática, más aún cuando Biden propuso el programa “Buy Américan” que aumenta el contenido estadounidense en las compras del gobierno para estos programas. Sin embargo, el aumento de la inversión y el consumo en Estados Unidos mediante el gasto intensivo en infraestructura es una oportunidad para México.[28] Para obtener beneficios es necesario mejorar la competitividad de las empresas mexicanas frente a sus pares estadounidenses, sobre todo en aquellos sectores en los que crecerá más la demanda. Además del sector de la construcción, destacan el de maquinaria y equipo, automotriz y electrónico. Ello requiere, entre otras cosas, generar más inversión en el país y concretar la reapertura económica en las fronteras.[29] Se necesita el renovado compromiso de los empresarios. En el Senado de la República buscaremos seguir creando el entorno legal más propicio para apoyar el crecimiento económico del país.
Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA
Fuentes
[1] “H.R.3684 – INVEST in America Act”. US Congress. https://bit.ly/3fVu8ui
[2]“Build Back Better”. The White House. https://bit.ly/2VtvN3b
[3] Cowan, R. y Morgan, D. (10 de agosto de 2021). “U.S. Senate passes bipartisan $1 trillion infrastructure bill”. Reuters. https://reut.rs/3fUtTiS
[4] Quinn, M. (2 de agosto de 2021). “Senators unveil full text of bipartisan infrastructure bill”. CBS News. https://cbsn.ws/3fyJip9
[5] Carney, J. (8 de agosto de 2021). “Senate votes to end debate on $1T infrastructure bill”. The Hill. https://bit.ly/2VM5PYS
[6]“FACT SHEET: Historic Bipartisan Infrastructure Deal”. (28 de julio de 2021). The White House. https://bit.ly/3jsGkDQ
[7] Collins, E. y Rubin, G. T. (2 de agosto de 2021). “What’s in the Infrastructure Bill for Roads, Bridges, Broadband and Cryptocurrency”. The Wall Street Journal. https://on.wsj.com/3juJ8jJ
[8] Ídem.
[9] Rappeport, A. y Cochrane, E. (5 de agosto de 2021). “Senators rush to pass infrastructure bill as new analysis shows it would add $256 billion to deficit over the next decade”. The New York Times. https://nyti.ms/3CqhGMu
[10] Laborde, A. (10 de agosto de 2021). “Biden logra que el Senado apruebe el mayor plan de infraestructuras en décadas con el apoyo republicano”. El País. https://bit.ly/3s7RrG5
[11] Collins, E. y Rubin, G. T. Op. cit
[12] Ídem.
[13] Romm, T. (11 de agosto de 2021). “Senate Democrats adopt sweeping $3.5 trillion budget that opens the door to health, education and tax reforms”. The Washington Post. https://wapo.st/3CG10Rh
[14]Pramuk, J. (2 de agosto de 2021). “Here’s what comes next for the $1 trillion bipartisan infrastructure bill”. CNBC. https://cnb.cx/3lEu8Tc
[15] Collins, E. y Rubin, G. T. Op. cit
[16] Marcos. C. (10 de agosto de 2021). “House to cut recess short, take up Democratic Budget plan”. The Hill. https://bit.ly/2Uabjff
[17] McBride, J. y Siripurapu, A. (8 de abril de 2021). “The State of U.S. Infrastructure”. Council on Foreign Relations. https://on.cfr.org/2VyzyEp
[18] Werling, J. y Horst, R. (Septiembre de 2014). “Catching Up: Greater Focus Needed to Achieve a More Competitive Infrastructure”. National Association of Manufacturers. https://bit.ly/3fA0oDa
[19] Zandi, M. y Yaros, B. Jr. (21 de julio de 2021). “Macroeconomic Consequences of the Infrastructure and Budget Reconciliation Plans”, Moody´s Analytics. https://bit.ly/3lzxiHK
[20]“Perspectivas de la Economía Mundial”. (Julio 2021). Fondo Monetario Internacional. https://bit.ly/3CmHI3p
[21] Cota, I. (2 de agosto de 2021). “La recuperación económica de EE UU impulsa las remesas hacia México a niveles históricos”. El País. https://bit.ly/2VviL4S
[22]Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques. (11 de marzo de 2021). “Aspectos destacados del plan económico de la administración Biden”. Senado de la República. https://bit.ly/3jt9m68
[23]“Aseguran que plan de infraestructura de Biden beneficiará a Cemex, GCC, GMexico y Orbia”. (8 de abril de 2021). El Financiero. https://bit.ly/3xtIt71
[24]Bárcenas, A. (12 de abril de 2021). “Beneficiaría a Cemex y Nemak plan de EU”. El Financiero. https://bit.ly/2VyzRix
[25]“Trade in Goods with Mexico”. (2021). US Census Bureu. https://bit.ly/2WXdYtD
[26]Pain, N. y Ollivaud, P. (17 de marzo del 2021). “The American Rescue Plan is set to boost global growth. OCDE. https://bit.ly/3xuJmwj
[27]“Perspectivas de la Economía Mundial”. Op. Cit.
[28]“FACT SHEET: Biden-Harris Administration Issues Proposed Buy American Rule, Advancing the President’s Commitment to Ensuring the Future of America is Made in America by All of America’s Workers”. (28 de julio de 2021). The White House. https://bit.ly/2U2Cbhc
[29]Usla, H. (19 de abril de 2021). “Ven oportunidad para México en mercado de EU”. El Financiero. https://bit.ly/3rXQ4tu