Política anti-COVID-19 y resistencias
La pandemia de COVID-19 está lejos de terminar. Aunque es cierto que como humanidad sabemos mucho más del virus SARS-CoV-2 y de la enfermedad que provoca, cada día surgen nuevos desafíos. Recientemente se descubrió una nueva variante del virus, nombrada ómicron por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Hasta el momento no sabemos con certeza su nivel de peligrosidad, aunque es posible que sea más contagiosa que las anteriores.
Los retos que ha traído la pandemia no son únicamente en materia de salud, también enfrentamos nuevos dilemas sociales, políticos y económicos. A pesar de los meses transcurridos, lamentablemente aún nos encontramos debatiendo la mejor forma de combatir la enfermedad y el impacto que las medidas aplicadas tendrán, por ejemplo, en la economía de los países, en la salud mental de la población o, incluso, en el desarrollo de la niñez en todo el mundo.
Aunque por el momento en continentes como el nuestro los contagios están estabilizados, en Europa y Asia los casos continúan en aumento. Los gobiernos de esas regiones han promovido el regreso a medidas especialmente rigurosas para contener la alta tasa de infecciones, entre ellas, el cierre definitivo de comercios, cuarentenas generales para la población o restricciones a la movilidad de personas sin vacunación.
Luego de casi dos años de la aplicación intermitente de estas medidas, algunos sectores de la población europea han reaccionado negativamente, ya sea por cansancio social o motivados por información falsa o tergiversada. Las resistencias sociales desde sectores específicos a políticas públicas más severas son naturales. Sin embargo, en países como Austria, Alemania, Bélgica y los Países Bajos las protestas han escalado incluso hasta la violencia. Estas manifestaciones han traído consigo inestabilidad política en esos territorios y un freno a la lucha contra la enfermedad a nivel global.
Europa: epicentro actual de la pandemia
En recientes semanas, los índices de contagios en países europeos han aumentado, al grado que alcanzaron números récord desde que inició la pandemia. Austria y los Países Bajos lideran ampliamente los nuevos casos, pero en naciones como el Reino Unido, Alemania e Italia también se reportaron importantes aumentos.
En Austria, las tasas de incidencia semanales se encuentran en más de 1,250 casos por cada 100,000 personas; en Países Bajos, más de 1,000, y en el Reino Unido, 500. En estos tres países, antes de noviembre, se registraban menos de 250 casos diarios.[1]
Es posible que factores como la llegada de la temporada invernal, una cobertura insuficiente de vacunación y la predominancia de variantes más contagiosas del virus, como la delta y la ómicron, mantengan en las próximas semanas el incremento de casos.[2]
Hans Kluge, director regional de la OMS para Europa, advirtió en la última semana de noviembre que, si no se toman medidas urgentes, en ese continente se podrían registrar hasta 500,000 personas fallecidas más en los primeros tres meses del siguiente año. Para contener la propagación, señaló que el uso de cubrebocas podría ayudar de manera inmediata a controlar el brote.[3]
Medidas contra la pandemia
Con la llegada de las vacunas contra esta enfermedad, las restricciones se han relajado y hemos reanudado en la medida de lo posible algunas actividades sociales y económicas. Sin embargo, con la aparición de una nueva variante del virus, los casos en aumento (principalmente en Europa) y las bajas temperaturas que trae el invierno es viable preguntarse si será necesario regresar a medidas mucho más severas.
Durante los primeros meses de la pandemia hubo un consenso general entre los gobiernos del mundo sobre la manera de contener los contagios. En la mayor parte de los países se dispusieron largos confinamientos en los que se detuvieron las actividades sociales, de movilidad e incluso económicas. Con el paso del tiempo, es fácil percibir el cansancio de la población por estas medidas; los profundos daños a la economía y los efectos sociales, educativos y financieros en el corto y mediano plazos.[4]
En contraste, dados los resultados ambivalentes durante la primera etapa de la pandemia, por lo menos en Europa, ahora mismo los gobiernos no logran acordar cuáles serán las medidas que deberán implementar en esta fase, para contener los contagios. Por un lado, Francia lidera un bloque de países que decidieron solicitar pasaportes de vacunación para ingresar a lugares cerrados como teatros, cines o bares, con el objetivo de alentar a las personas a acceder a la vacunación.[5]
Por otra parte, Austria ha regresado a los confinamientos generales, excepto para actividades esenciales como el trabajo y el abastecimiento de comida. Aunque la restricción de movilidad se concentró en un primer momento sólo para la población no vacunada, se anunció que por algunos días toda la ciudadanía estaría bajo la medida por algunos días, dada la gravedad de los contagios. Los dos modelos buscan presionar a las personas que han decidido no vacunarse, para que finalmente acepten la inoculación.[6]
Austria es un caso especial, porque se convirtió en el primer país europeo en anunciar que la vacunación contra COVID-19 se convertiría en un requisito legal. Aún se discuten las reglas bajo las que operará tal decisión, pero se espera que entre en vigor en febrero próximo. Por ahora, se sabe que las personas no vacunadas podrían enfrentar multas de 1,450 euros, equivalentes a 1,640 dólares[7] (unos 34,700 pesos mexicanos).
La medida responde a que alrededor de un tercio del país ha optado por permanecer sin la protección de la vacuna, porcentaje que equivale a 2 millones de personas. Los índices de vacunación en Austria se encuentran entre los más bajos de Europa occidental, lo que explicaría las recientes altas tasas de contagio de COVID-19.[8]
De acuerdo con las propias autoridades austriacas, el objetivo de la decisión no es castigar a las personas no vacunadas, sino que la población que sí está inmunizada no sea rehén de la minoría negacionista. Aunque por ahora los aislamientos aplican a toda la población, el objetivo es que la ciudadanía que haya recibido la vacuna pueda transitar libremente por el país y sus espacios públicos. De este modo, se esperaría que aumenten los incentivos para que más gente se sume a la campaña de inoculación.[9]
El excanciller austriaco, Alexander Schallenberg, afirmó que era una decisión difícil de tomar en una sociedad libre, pero que era “la única salida para romper con este círculo vicioso (la falta de vacunación y el aumento de casos de COVID-19)”. Antes de la imposición de esta medida, calificada como severa por algunos medios de comunicación, Austria impuso el uso de pasaportes COVID-19. No obstante, la disposición no funcionó para estimular a la población a vacunarse.
“Es un problema para toda la sociedad, incluso para los que están vacunados, porque podrían no tener acceso a una unidad de cuidados intensivos por la saturación de hospitalizados no vacunados”, agregó el entonces canciller Schallenberg, quien renunció a su cargo por problemas políticos el pasado 2 de diciembre.
Por otra parte, desde abril pasado, Italia se convirtió en el primer país en aprobar la obligatoriedad de la vacunación contra COVID-19 a personal de salud y, posteriormente, a docentes y personal de empresas públicas y privadas, a menos que puedan demostrar que son inmunes o que han dado negativo en las últimas 48 horas.[10]
Del mismo modo, Francia hizo obligatoria la vacunación para el personal sanitario, la policía y bomberos, mientras que Alemania solicita obligatoriamente la vacunación para su ejército.[11] Sin embargo, Austria sería el primer país en hacerla forzosa para toda la población y emitir multas a quien violente la disposición.
En Alemania, por decisión de Angela Merkel, la canciller saliente, y su sucesor Olaf Scholz, las personas que no cuenten con su vacunación no tendrán acceso a lugares públicos cerrados, con excepción de supermercados y farmacias, por considerarse esenciales. Además, es posible que decidan restringir el número de personas en eventos masivos. El Poder Legislativo resolverá antes de concluir el año si estas medidas se aplicarán, de ser así, entrarían en vigor entre febrero y marzo.[12]
Por su parte, en Estados Unidos, tras la confirmación de casos de la variante ómicron, el presidente Joe Biden detalló nuevas disposiciones, entre ellas, las restricciones de viaje desde las regiones con mayor presencia de ese virus. Además, cualquier persona extranjera que viaje a la Unión Americana debe contar con su esquema completo de vacunación.[13]
Aunque las y los viajantes estadounidenses no tienen limitaciones para realizar vuelos locales o internacionales, frente a la negación de algunas personas de usar cubrebocas, la administración de ese país decidió hacer obligatorio su utilización en traslados nacionales en cualquier medio de transporte.[14]
Finalmente, países como Chequia y Eslovaquia también han anunciado nuevas restricciones para las personas no vacunadas.[15] En el Reino Unido, el Gobierno ha señalado reiteradamente que no tiene planes para imponer un nuevo confinamiento, pero podrían introducir pases de COVID-19 para algunos lugares cerrados, como bares, cines y teatros, imponer el uso obligatorio de cubrebocas y sugerir el trabajo desde casa, en la medida de lo posible.[16]
En Bélgica ya se exigen pases de vacunación para acceder a restaurantes. Además, la mayoría de quienes trabajan deberá hacerlo desde casa cuatro días a la semana hasta mediados de diciembre, y está previsto hacer obligatoria la vacunación del personal sanitario.[17]
Resistencias sociales
A la par de la imposición de medidas más estrictas en Europa, en las últimas semanas se han reportado manifestaciones en varias de sus ciudades, alimentadas principalmente por las llamadas teorías de la conspiración, oposición a las vacunas y a los nuevos confinamientos.
Hace tan sólo unos días, alrededor de 40,000 personas marcharon por la capital de Austria para mostrar su oposición al aislamiento social y la obligatoriedad de la vacuna. En Bélgica y los Países Bajos también protestaron miles de manifestantes en contra de medidas más severas de combate a la COVID-19. Tanto en Bruselas como en Róterdam y en La Haya, las manifestaciones se tornaron violentas.
En Croacia, miles de personas protestaron en la capital Zagreb, y en toda Italia otros miles de trabajadoras y trabajadores se reunieron para mostrar su rechazo a la vacunación obligatoria, principalmente para el personal del sector público.[18] En Viena, población inconforme agitó carteles con lemas como “No a la vacunación” y “Ya es suficiente”.
Quienes se manifestaron argumentan que imponer medidas como el pasaporte COVID-19 para transitar por el país es discriminatorio. Es evidente que esta oposición está ganando fuerza en el continente.
El partido Personas, Libertad y Derechos Fundamentales (MFG, por sus siglas en alemán) irrumpió en la vida pública austriaca y aglutina de manera formal a gente escéptica de la vacunación y a quienes se oponen a las restricciones de movilidad. Ese instituto político obtuvo el 6.2 por ciento de los votos en las elecciones locales realizadas en septiembre pasado en la región de Alta Austria, zona que presenta la tasa más baja de vacunación en todo el territorio y una de las dos regiones con mayores índices de nuevos contagios.[19]
El aumento de personas adeptas al movimiento antivacunas está vinculado a numerosos factores, entre ellos, el escepticismo científico o las creencias políticas, pero en gran parte también se relaciona con los errores de comunicación sobre los beneficios, la seguridad y la eficacia de la vacunación. Además, la persistente falta de confianza de la población en las instituciones y la política gubernamental contribuye a que movimientos antivacunas se hayan consolidado, al punto de que en Austria un partido abiertamente negacionista logró obtener escaños en el Poder Legislativo.[20]
Es posible que, cuando la vacunación se convierta en una obligación legal en Austria, las manifestaciones en contra de la disposición aumenten y que incluso el movimiento negacionista gane nuevos adeptos. De acuerdo con voces expertas, las medidas obligatorias de ese tipo podrían acrecentar el apoyo a movimientos y partidos antivacunas, así como la desconfianza y mayores resistencias de la población respecto a la inoculación;[21] el enfoque punitivo podría no ser la opción para aumentar la aceptación.
Libertad individual, responsabilidad colectiva y el papel del Estado
Frank Snowden, profesor emérito de Historia de la Medicina en la Universidad de Yale, Estados Unidos, afirmaba en marzo de 2020 que a lo largo de la existencia de la humanidad las pandemias siempre han traído alguna afectación a la libertad de las personas.
Snowden destaca que el Diario del año de la peste, de Daniel Defoe, publicado en 1722, es un buen ejemplo (aunque ficticio) de cómo durante la peste bubónica de 1665 a 1666, en Londres todos los sospechosos de tener contacto con un enfermo debían permanecer encerrados en sus hogares. Además, algunos guardias permanecían al exterior de estas casas para asegurarse de que las familias no violaran las restricciones. De esta forma, en aquella ciudad se detuvo el movimiento, y las libertades de las personas se vieron gravemente afectadas por la enfermedad.[22]
Más recientemente, cuando surgió el cólera asiático en el siglo XIX, también se impusieron severas restricciones a la movilidad de las personas. Finalmente, durante los años más intensos de propagación del ébola, en África occidental se intentó por un tiempo aplicar aislamientos, que no funcionaron para detener los contagios y tuvieron que ser levantados. Snowden concluye que las restricciones sociales son medidas que se suelen tomar durante una pandemia porque evitan la transmisión de las enfermedades.[23]
Por otro lado, vacunarse no se trata sólo de autoprotegerse, afirman las personas expertas, sino también de proteger a las y los demás. Cuanta más gente esté infectada, más posibilidades hay de que las variantes evolucionen en sus cuerpos. Quienes no han recibido vacunas, a menudo tardan más en combatir las infecciones y eso le da al virus mayores posibilidades de cambiar.[24]
El Dr. Jorge E. Rodríguez, especialista en medicina interna en Newport Beach, California, explicó para CNN que cada vez que una persona se infecta con algún virus es posible que éste mute. Por eso es importante que, para detener la propagación colectiva de la COVID-19, las personas se encuentren vacunadas y, de este modo, el virus tenga menos posibilidades de mutar o transmitirse.[25]
Quienes se han manifestado en distintas ciudades europeas señalan que sus libertades están siendo pisoteadas con las restricciones de movilidad o la obligación de vacunarse. Estos grupos argumentan que el Estado no tiene derecho a coaccionarlos.[26]
Los mecanismos de contención o limitación para el control de las pandemias son utilizados ampliamente para detener la propagación de las enfermedades durante una crisis de salud. Sin embargo, el director regional de la OMS para Europa, Kluge, ha dejado claro que las medidas de vacunación forzosas deben verse como un “último recurso”. Incluso, afirmó que es “muy oportuno” tener un “debate legal y social” sobre el tema. “Antes de eso, hay otros medios, como el pase COVID-19”, añadió.[27]
Su percepción se basa en que pases que comprueben un esquema de vacunación completa no constituyen por sí mismos una restricción a la libertad individual. Al contrario, en realidad son una herramienta para que, en medio de crisis de salud como la actual, la ciudadanía pueda mantener su libertad individual sin exponerse de manera personal ni colectiva. Desde este punto de vista, los pasaportes de COVID-19 permiten que la ciudadanía mantenga su derecho a la movilidad libre, con la seguridad de que tiene menores riesgos de contraer la enfermedad o contagiar a alguien más.[28]
Otras opiniones expertas coinciden con lo arriesgado que podría ser imponer medidas coercitivas a la población en caso de crisis de salud. Por ejemplo, Andrea Ammon, directora del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) describió la vacunación obligatoria como un “arma de doble filo”. En entrevista con la BBC, aseveró que las estrictas medidas podrían hacer que las personas que aún dudan de la vacuna, pero que no se resisten del todo, se aparten completamente de ella y finalmente radicalicen su posición hacia el rechazo total.[29]
Los movimientos antivacunas están atentando, por un lado, contra la contención de la COVID-19 y, por otra, a la propia libertad de las personas vacunadas porque, por lo menos en Europa, los gobiernos han requerido restringir la movilidad de toda la población para contener los contagios.[30]
En nuestro país, a diferencia de lo que ocurre en otras latitudes, tenemos profundamente arraigada la cultura de vacunación. La población ha acudido a inmunizarse con interés y se ha convertido en un ejemplo de participación e interés en acceder a las vacunas. Además, el uso del cubrebocas en espacios cerrados y abiertos es ya común en nuestra vida diaria. La participación ciudadana ha permitido que no se consideren medidas coercitivas.
El papel del Estado mexicano se concentra en mantener la oferta de vacunas, disponibilidad de camas en el sistema de salud para atender enfermedades graves y la difusión de información sobre los beneficios de la inoculación.
Frente al aumento de casos y la aparición de nuevas variantes que puedan poner en riesgo los avances de la humanidad contra la COVID-19, la vacunación es el camino más eficiente para disminuir los casos. El director general de Sanidad de Estados Unidos, el Dr. Vivek Murthy, recientemente afirmó que lo más importante frente al virus, incluida su variante ómicron, es “obtener la máxima protección” con la inoculación generalizada.
Si bien las farmacéuticas aún están probando sus vacunas para medir su efectividad frente a ómicron, el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, afirma que hay indicios de que las vacunas existentes protegen a las personas, independientemente de la variante. Con base en la experiencia con la variante delta, aunque las vacunas no estuviesen dirigidas específicamente a ésta, se obtiene un nivel suficientemente alto de respuesta inmune, agrega Fauci.[31]
En México nos mantenemos con atención a las medidas que en Europa han impulsado para el control de la pandemia. El Gobierno federal ha sostenido una postura clara sobre el asunto. Por ahora, continuamos trabajando en la campaña de vacunación, a la que la población ha respondido positivamente. A la par, instamos al uso de cubrebocas en espacios cerrados y al aislamiento, en caso de sospecha de la enfermedad.
Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA
Fuentes
[1] BBC, “Austria to go into full lockdown as Covid surges”. BBC (19 de noviembre, 2021), sec. World, Europe [En línea]: https://bbc.in/3EnajGh [Consulta: 30 de noviembre, 2021].
[2] Redacción, “3 claves que explican la crisis del coronavirus en Europa”. BBC News Mundo (25 de noviembre, 2021), sec. Internacional [En línea]: https://bbc.in/3rwzqCX [Consulta: 30 de noviembre, 2021].
[3] BBC, “Austria to go…”, op. cit.
[4] Yasmeen Serhan, “The New Pandemic Division Tearing Europe Apart”. The Atlantic (20 de noviembre, 2021), sec. Global [En línea]: https://bit.ly/3ry4ylC [Consulta: 3 de diciembre, 2021].
[5] Idem.
[6] Idem.
[7] BBC, “Austria to go…”, op. cit.
[8] Idem.
[9] Europa Press, “Austria amplía otros diez días el confinamiento a nivel nacional para hacer frente al coronavirus”. Europa Press (1 de diciembre, 2021), sec. Internacional [En línea]: https://bit.ly/3xQb8VI [Consulta: 1 de diciembre, 2021].
[10] Daniel Verdú, “Italia se convierte en el primer país occidental en imponer la vacunación a todos los trabajadores”. El País (16 de septiembre, 2021), sec. Sociedad, ed. México [En línea]: https://bit.ly/2ZQynSW [Consulta: 1 de diciembre, 2021].
[11] The Economist, “A surge of deadly covid cases in Europe is met by popular fury over lockdowns”. The Economist (27 de noviembre, 2021), sec. Europe [En línea]: https://econ.st/3Ge3Yh6 [Consulta: 1 de diciembre, 2021].
[12] Frederik Pleitgen y Nadine Schmidt, “Alemania prohibirá a los no vacunados acceder a gran parte de la vida pública”. CNN (2 de diciembre, 2021), sec. Coronavirus, ed. Español [En línea]: https://cnn.it/31ly4k2 [Consulta: 2 de diciembre, 2021].
[13] Donald Judd, “Biden describe nuevos pasos para combatir el covid-19 durante los meses de invierno”. CNN (2 de diciembre, 2021), sec. Coronavirus, ed. Español [En línea]: https://cnn.it/32NOEcq [Consulta: 2 de diciembre, 2021].
[14] Idem.
[15] Europa Press, “Italia vuelve a imponer el uso obligatorio de la mascarilla en gran parte del país”. Europa Press (2 de diciembre, 2021), sec. Internacional [En línea]: https://bit.ly/3lygqAu [Consulta: 2 de diciembre, 2021].
[16] BBC, “Covid: WHO says it is very worried about Europe surge”. BBC (20 de noviembre, 2021), sec. World, Europe [En línea]: https://bbc.in/3IfgUVI [Consulta: 2 de diciembre, 2021].
[17] Redacción, “Coronavirus: violentas y masivas protestas en toda Europa por las nuevas restricciones contra la covid-19”. BBC News Mundo (22 de noviembre, 2021), sec. Internacional [En línea]: https://bbc.in/3poqwEY [Consulta: 3 de diciembre, 2021].
[18] Idem.
[19] Sara Velert, “Austria confinará a la población a partir del lunes y anuncia la vacunación obligatoria”. El País (19 de noviembre, 2021), sec. Sociedad, Coronavirus Covid-19, ed. México [En línea]: https://bit.ly/31j2RxX [Consulta: 3 de diciembre, 2021].
[20] Sibo Chen, “The anti-vax movement is being radicalized by far-right political extremism”. The Conversation (19 de septiembre, 2021), sec. COVID-19, ed. United States [En línea]: https://bit.ly/3lB98vB [Consulta: 3 de diciembre, 2021].
[21] Y. Serhan, op. cit.
[22] Gerardo Lissardy, “Coronavirus | ‘La libertad ha sido a menudo una de las víctimas de las pandemias’: Frank Snowden, profesor emérito de historia de la medicina de la Universidad de Yale”. BBC News Mundo (19 de marzo, 2020), sec. Internacional [En línea]: https://bbc.in/3DgHMRy [Consulta: 3 de diciembre, 2021].
[23] Idem.
[24] Jen Christensen, “Incluso con la nueva variante ómicron, las vacunas siguen siendo la mejor solución y estas son las razones”. CNN (2 de diciembre, 2021), sec. Coronavirus, ed. Español [En línea]: https://cnn.it/3rDu2xY [Consulta: 3 de diciembre, 2021].
[25] Idem.
[26] Idem.
[27] BBC, “Covid: WHO says…”, op. cit.
[28] Idem.
[29] Redacción, “Coronavirus: violentas y…”, op. cit.
[30] The Economist, “How Europe should deal with covid-19”. The Economist (27 de noviembre, 2021), sec. Leaders [En línea]: https://econ.st/31tTc74 [Consulta: 3 de diciembre, 2021].
[31] J. Christensen, op. cit.