Reforma para dar certeza jurídica a derechos de propiedad de la tierra, tema ineludible: Ricardo Monreal
- Urge asegurar inversión para aprovechar el potencial de desarrollo del campo mexicano
Garantizar la seguridad jurídica en todos los regímenes de propiedad de la tierra es un tema ineludible para asegurar la inversión en el sistema agropecuario y para aprovechar el potencial de desarrollo del campo mexicano, afirmó el senador Ricardo Monreal Ávila.
El senador asentó que el desafío en esta materia radica en que ejidos, comunidades, nacionaleros, colonos y pequeños propietarios, que son poseedores, usufructuarios y propietarios de tierras y de recursos naturales, cuenten con un marco legal agrario que contribuya al reconocimiento de su identidad cultural y sus tradiciones.
Pero que también abra la posibilidad de aprovechar el enorme potencial que tiene la propiedad rural en México, para mejorar las condiciones de vida.
En la presentación de su reciente libro, “Otro Campo es Posible”, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el coordinador parlamentario de Morena propuso concebir a los núcleos agrarios como agentes de cambio y de desarrollo.
Además, destacó la necesidad de articular las políticas públicas para superar la desigualdad y generar la riqueza, que rompa el círculo que intergeneracionalmente hemos padecido de pobreza y de abandono en el medio rural.
“Necesitamos fortalecer la visión y la atención hacia los productores de pequeña escala, hacia los altos costos de los insumos y servicios, y hacia el deficiente proceso de comercialización”. Todo ello, asentó, está directamente asociado a la limitada capacidad financiera de los productores.
Entre mayor sea la capacidad financiera de estos productores, enfatizó el senador, mayor será su autonomía para producir y comercializar sus productos y llevarlos a los centros de distribución y consumo.
Sin embargo, señaló, los productores se enfrentan a limitaciones para acceder al capital líquido, ya sea por falta de facilidades y de garantías de las instituciones de crédito o por la reserva que muchos tienen respecto al alto cobro de intereses.
“Por un lado obtienen mayor crédito de las personas que compran la cosecha que de las instituciones bancarias, e, incluso, lamentablemente, se enfrentan al azote de los usureros que cobran altos intereses por préstamos para producir en la tierra, y las instituciones financieras lucen por su ausencia”.
De acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria del INEGI, con resultados de hace un año, sólo 9.4 por ciento de las unidades de producción agropecuaria solicitaron un crédito o préstamo para el desarrollo de sus actividades. De éstas, únicamente 8.4 por ciento logró obtenerlo.
Este dato es significativo, pues ni el 10 por ciento de ellas alcanzaron o tuvieron crédito para desarrollar sus actividades agropecuarias, refirió el líder de la mayoría legislativa en el Senado de la República.
Ricardo Monreal consideró que la reforma agraria para otorgar seguridad jurídica a los derechos de propiedad de la tierra es un proceso inacabado, un tema pendiente de la agenda pública.
“Porque entiendo que sólo habrá inversión en entornos de certeza jurídica para todos”, asentó.
El senador también propuso simplificar los trámites administrativos ante las instancias federales; promover la justicia ágil; e introducir en el campo el sistema obligatorio de seguridad social para garantizar salud y retiro digno a los productores rurales.
“No es posible que trabajen la tierra toda una vida, generen alimentos para el país y para el mundo y carezcan de lo elemental: salud y pensión”.
Adicionalmente, el legislador planteó la necesidad de transitar a una agricultura digital, que utilice la inteligencia artificial para la toma de decisiones; promover, mayor acceso del crédito para pequeños y medianos productores, comuneros y ejidatarios, “que se les facilite capital líquido para semillas, fertilizantes, para acopiar la producción y esperar el mejor momento para su venta”.
Ricardo Monreal dijo que también es indispensable precisar las áreas para la conservación y las de aprovechamiento sustentable, a fin de detener los efectos del cambio climático, “antes de que el destino nos alcance”.