Retrocesos

Existen, fundamentalmente, dos nociones sobre la historia de la humanidad. La primera y más antigua es la de un tiempo recurrente, basada en la observación de los ciclos de la naturaleza que dieron forma a la organización social —por ejemplo, las estaciones del año y la actividad agrícola—, que derivaron en una cosmogonía religiosa igualmente periódica, como en la civilización azteca.

La segunda noción es la de una historia lineal, guiada por la idea de progreso indefinido, el cual marcó a la modernidad occidental e inspiró los movimientos hegemónicos para pretender amoldar a esta idea el desarrollo de todos los pueblos del mundo.

La idea moderna de la libertad, que se contrapone a la del destino cíclico antiguo, es uno de los más fuertes pilares ideológicos del capitalismo. Con las revoluciones burguesas a lo largo del mundo, como la inglesa y la francesa, se pretendió dejar atrás el modo de producción esclavista y feudal, pero mantener el control de las grandes masas que conforman la clase trabajadora.

Debido a ello, surgió incuestionado el contrato, que simulaba ser un acuerdo libre entre dos personas, pero que en la práctica es un método moderno de explotación, como lo relata el italiano Massimo Pavarini en su libro Control y dominación. Teorías criminológicas burguesas y proyecto hegemónico.

Sin embargo, la idea de progreso caería por su propio peso. En 1862, el francés Clemente Juglar publicó su libro Las crisis comerciales y su reaparición periódica en Francia, Inglaterra y Estados Unidos; posteriormente, Carlos Marx y Federico Engels darían a conocer la obra culmen del comunismo científico para aquel entonces: El capital. Crítica de la economía política, en la cual los pensadores alemanes ahondarían sobre las crisis cíclicas del modo de producción capitalista. Fue entonces que quedó en claro que los periodos de expansión y contracción económica se siguen sucesivamente en diferentes lapsos de tiempo, comúnmente con efectos devastadores para las clases medias y bajas.

La pandemia de COVID-19 —que, vale la pena recordar, pudo ser causada por la zoonosis que genera la devastación del medio ambiente— nos hizo retroceder 27 años en el combate a la pobreza extrema, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y, como consecuencia, invariablemente aumentará la presión de los flujos migratorios de la región hacia Estados Unidos, lo cual, si no se acompaña de medidas multilaterales para la estancia legal de las personas, derivará en tragedias como la de al menos 53 migrantes que fallecieron por asfixia en un tráiler recientemente hallado en Texas.

La guerra entre Rusia y Ucrania también es una muestra de retroceso que ha causado gran impacto en el sector energético y en el aumento de precios a nivel global. Mientras en el discurso Europa se posicionaba como punta de lanza en el desarrollo de energías renovables, la necesidad de los combustibles fósiles que proveía Rusia generó una inflación considerable que golpea especialmente a las familias que menos tienen. Y, por otro lado, en Estados Unidos, la Corte Suprema anuló el caso Roe contra Wade, de 1973, con lo que eliminó el derecho constitucional al aborto, retrocediendo 50 años en el reconocimiento de los derechos reproductivos.

¿Cómo evitaremos regresar al pasado? Sin duda, la respuesta requiere mucha imaginación política.

 

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