Tiempo de las mujeres
“La igualdad es el cimiento de una verdadera sociedad justa.” Esta frase de la luchadora social española Dolores Ibárruri resuena hoy con una fuerza renovada, sobre todo cuando el pueblo de México, y en particular las mujeres, siguen haciendo historia.
La llegada de la doctora Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República es un logro significativo, pero también representa un parteaguas en la historia nacional. De ahí que el encuentro que sostuvo hace unos días con más de mil mujeres simbolice tanto un compromiso como una promesa tangible de transformación y justicia.
A la reunión asistieron representantes de los pueblos originarios y de colectivos civiles, afromexicanas, trabajadoras, legisladoras y futuras integrantes del gabinete. Allí, la virtual presidenta electa recibió el bastón de mando —símbolo de poder y responsabilidad—, con la encomienda de ser la voz de todas las mujeres de la nación.
Este acto denota la prioridad que tendrán los derechos de las mujeres en la agenda nacional durante el sexenio que está por comenzar. La doctora Sheinbaum enfatizó que “es tiempo de las mujeres y es tiempo de transformación”, palabras que no son mera retórica: representan una declaración de intenciones claras y acciones concretas.
Su visión de elevar a rango constitucional el Sistema Nacional de Cuidados —como hizo el presidente López Obrador con la pensión para personas adultas mayores—marcará un punto de inflexión en la condición de las mujeres y en la economía nacional. Reconocer a las cuidadoras, que han trabajado sin remuneración durante años, no solo es un acto de justicia social, sino una inversión en el futuro de México. Además, este sistema comenzará con las jornaleras agrícolas y las mujeres que laboran en la maquila.
Nuestra futura primera mandataria agradeció a las mujeres que han abierto camino, rompiendo barreras y superando prejuicios. La transformación feminista que ella propone es un cambio en la narrativa, además de una promesa de acciones concretas, para asegurar que nunca más México sea un país sin las mujeres, porque, como afirmó: “Por el bien de todas y todos, primero las mujeres indígenas, primero las mujeres afromexicanas, primero las pobres”.
El impacto de tener una mujer en la Presidencia no se puede subestimar. Hoy, la doctora Claudia Sheinbaum se convierte en un símbolo de esperanza y cambio para las nuevas generaciones, un ejemplo de que las mujeres pueden y deben ocupar todos los espacios de poder y decisión.
El encuentro de la virtual presidenta electa con las mujeres mexicanas no fue un hecho aislado, sino que representa el inicio de una nueva era, porque su liderazgo y compromiso con la agenda de género garantiza que las voces de todas las mujeres serán escuchadas, y los derechos de estas, defendidos.
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