Tragedia de género
Si tuviéramos que enunciar las diez acciones y medidas que mejor inciden en este objetivo, propondríamos las siguientes:
Hay regiones del país, así como grupos etarios y socioeconómicos, en los que ser mujer es vivir una tragedia. Es la tragedia de la desigualdad, la discriminación y, en casos extremos, el exterminio.
Entre los feminicidios seriales de Juárez (1993) y el caso de Debanhi Escobar, hemos visto cómo la violencia en sus diversas expresiones (desde el acoso hasta los asesinatos de odio, pasando por todo el espectro de discriminación y marginación de género) se ensaña con miles de mexicanas.
Apenas hemos conceptualizado el delito y diseñado políticas de seguridad y procuración de justicia para enfrentar el feminicidio. Son pasos importantes, pero insuficientes, porque la violencia contra las mujeres sigue creciendo y es una de las manifestaciones más inmediatas del grado de descomposición social que atraviesa el país.
Gracias a la organización, manifestación y presión del movimiento feminista y de la sociedad civil organizada se ha logrado activar en el conjunto del Estado mexicano una serie de iniciativas y políticas públicas tendientes a promover una vida libre de violencias para las mujeres, adolescentes y niñas.
Si tuviéramos que enunciar las diez acciones y medidas que mejor inciden en este objetivo, propondríamos las siguientes:
1. Visibilización: las manifestaciones de protesta, denuncia y alertamiento sobre todas las formas de discriminación, marginación y victimización de niñas, adolescentes y mujeres son útiles para crear conciencia sobre este problema.
2. Marco normativo de cero impunidad: las leyes y penas severas contra los agresores de mujeres, así como acciones judiciales afirmativas a favor de las víctimas, inhiben comportamientos y prácticas socialmente tolerados de violencia o discriminación en contra de las mujeres.
3. Gobernar con perspectiva de género: promover la igualdad de género como uno de los objetivos fundamentales de los tres poderes del Estado y de los tres órdenes de gobierno, y hacer de la equidad de género la estrategia específica para alcanzar esa igualdad.
4. Educación y cultura de derechos humanos: encuadrar la igualdad y la equidad de género orientadas a una vida libre de violencias, como parte fundamental de los derechos humanos de las mujeres. Ésta es una de las medidas más importantes para superar el pacto patriarcal.
5. A trabajo igual, salario igual: una de las medidas de mayor empoderamiento de las mujeres es garantizar el principio de igualdad salarial en todas las actividades económicas y laborales.
6. Programas de inclusión social y económica: políticas de desarrollo orientadas al autoempleo de las mujeres y al apoyo de las microempresas familiares encabezadas por jefas de familia, tanto en el campo como en las zonas urbanas marginadas.
7. Corporaciones paritarias: mayor participación de mujeres en las direcciones y los mandos de las corporaciones, privadas y públicas, en las que se toman las decisiones de gobierno.
8. Políticas de salud pública para el cuidado oportuno y especializado de las enfermedades que mayormente afectan a las mujeres.
9. Políticas de seguridad ciudadana especializadas en la atención, el cuidado, la salvaguarda y protección de las mujeres víctimas de violencias.
10. Impulsar leyes con perspectiva de género, que reconozcan y regulen la llamada “discriminación positiva” como un recurso para igualar el piso en las relaciones laborales, económicas, sociales y políticas entre mujeres y hombres.
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