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El presidente de Bolivia tiene razón al expresar que en un sistema económico neoliberal el mercado no redistribuye la riqueza.

Esta semana estuvo en México el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Alberto Arce Catacora, a invitación del presidente Andrés Manuel López Obrador, con motivo de las diversas conmemoraciones que se llevan a cabo en nuestro país y que continuarán a lo largo de este año, entre las que se cuentan la resistencia de los pueblos originarios en contra de la invasión española y el bicentenario de la consumación de la Independencia.

Concretamente, el primer mandatario boliviano participó como invitado de honor y orador distinguido en la conmemoración del Día de la Victoria de Chakán Putum en Champotón, Campeche, en donde estuvo también presente el titular del Ejecutivo federal mexicano.

El presidente Arce aceptó, asimismo, asistir a una sesión solemne en la Cámara Alta, y reunirse con senadoras y senadores en el seno de la Junta de Coordinación Política de esta representación parlamentaria.

En el marco de su visita, el primer mandatario de Bolivia reconoció y agradeció la solidaridad del gobierno y del pueblo mexicanos por haberlo recibido y otorgado asilo político ante el golpe de Estado perpetrado en su país en noviembre de 2019.

Cabe recordar también que el 12 de noviembre de ese año el Gobierno de México manifestó ante la Organización de Estados Americanos (OEA) su seria preocupación ante el quebrantamiento del orden constitucional en Bolivia por el golpe de Estado, y expresó su confianza en la soberanía del pueblo de esa nación para constituir un gobierno acorde con su marco constitucional.

Recuérdese también que recientemente, a raíz de un comunicado emitido por la Secretaría de la OEA el 17 de marzo de 2021, que ponía en duda la independencia de la justicia boliviana, entre otras cuestiones, el Gobierno mexicano solicitó a ese organismo regional conducirse de acuerdo con sus facultades, fomentando el diálogo, el consenso y la solución pacífica de las controversias en el hemisferio. Asimismo, pidió evitar posicionamientos que buscaran tener injerencia en los asuntos internos de aquella nación hermana.

Durante la visita del presidente Arce a México se abordaron diversos temas internacionales y de interés bilateral, como la disposición de vacunas para todas las personas y su no acaparamiento por parte de algunos Estados; la estrategia sanitaria boliviana para enfrentar la pandemia; el alivio y la reestructuración de la deuda de países en vías de desarrollo y el papel de los organismos financieros en este asunto; el modelo económico de aquella nación; la promoción y el respeto de los derechos de los pueblos y de las comunidades indígenas; el litio, y la suscripción de una declaración conjunta entre ambos gobiernos, entre otros.

Sin pretender ser exhaustivo, es oportuno resaltar que, respecto al tema del modelo económico de su país, el primer mandatario boliviano señaló que éste se basa en tres pilares: primero, crear un excedente económico cuyo origen proviene, entre otras fuentes, de la producción y de la venta de gas, de la minería y de la industria eléctrica, que dinamizan al país; segundo, la apropiación de ese excedente económico por parte del Estado, y tercero, la repartición de esa riqueza entre la población por parte del mismo Estado, por ejemplo, a través de políticas redistributivas, como una pensión universal o incluso el llamado bono contra el hambre, entre otras.

Sin duda, tiene razón el presidente Arce al expresar que en un sistema económico neoliberal el mercado no redistribuye la riqueza, sino que, por el contrario, genera concentración del ingreso en pocas manos, por lo que la repartición debe realizarla necesariamente el Estado.

Por otro lado, cabe resaltar que en la declaración conjunta que suscribieron ambos gobiernos se establecieron puntos muy importantes para el futuro de la relación, entre ellos, la reactivación de mecanismos y foros de diálogo binacionales, particularmente la Comisión Bilateral Permanente; el fortalecimiento del diálogo y de la diplomacia interparlamentaria; el aprovechamiento del Acuerdo de Complementación Económica México-Bolivia (ACE-66) como herramienta para hacer valer el potencial de la relación económica-comercial entre los dos países; el impulso al programa de creación del Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas en el espacio iberoamericano, y la necesidad de promover el carácter objetivo e imparcial de la OEA después de que la organización criticara el arresto de Jeanine Áñez.

Sin duda, la oportunidad se muestra para relanzar nuestras relaciones bilaterales y acercar a los pueblos mexicano y boliviano en el marco del respeto, la solidaridad y la cooperación internacionales.

 

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