Vacunas contra la COVID-19: un llamado a la congruencia y a la paciencia
FARO INTERNACIONAL: UNA MIRADA A LAS NOTICIAS RELEVANTES EN EL MUNDO
De la celebración por los avances en las vacunas contra la COVID-19, el mundo está transitando a la preocupación por el tiempo que tomará llevarlas a todos los grupos poblacionales, por los países que se quedarán atrás y los elementos aún desconocidos vinculados a ellas.
“Nadie estará seguro hasta que lo estemos todas y todos”. Es el principio que Naciones Unidas ha promovido y que debiera resonar no sólo entre países para asegurar una distribución equitativa de las vacunas, sino también a nivel personal, para no bajar la guardia. A la par de la complejidad que implica desplegar una campaña de vacunación como la que se aproxima, el temor que muchas personas compartimos es que el inicio de la vacunación sea tomado por la población como una señal para relajar las medidas, porque “ya llegó la vacuna”.
A nivel global celebramos los pasos que han dado países como Reino Unido y Estados Unidos en el inicio de sus procesos de vacunación. Sin embargo, también hemos visto llamados a la comunidad internacional, uno de los primeros fue encabezado por México, cuando en abril propuso una resolución ante Naciones Unidas para “garantizar en condiciones de igualdad el acceso mundial a medicamentos, vacunas y equipo médico” para hacer frente a la COVID-19.[1] Este llamado anticipaba lo que actualmente está sucediendo y que ha sido señalado con alerta por activistas a nivel global: 1) “los países ricos, que representan apenas el 14 % de la población mundial, han adquirido el 53 % de todas las vacunas más prometedoras”, y 2) cerca de 70 países sólo podrán vacunar a una de cada diez personas.[2] Se trata de la materialización de la política del me first (“yo primero”), como bien lo puso Stephen Cockburn, jefe de justicia social y económica de Amnistía Internacional.[3]
Estas organizaciones hacen un llamado a que se tomen medidas urgentes, no sólo por parte de los gobiernos, sino incluso de la industria farmacéutica, para que se produzcan suficientes dosis, lo que incluye que “compartan abiertamente su tecnología y su propiedad intelectual”.[4]
Así que, mientras por un lado fluyen los llamados para una vacuna universal, por parte de organizaciones humanitarias y de salud global y desde sindicatos, líderes del ámbito de la ciencia, entre otros, también circulan noticias sobre las autorizaciones por órganos regulatorios, los planes de vacunación por país y los testimonios de muchas personas que no están convencidas de aceptar una vacuna. Cada nación presenta avances, retos y riesgos que nos hacen reflexionar sobre los sistemas de salud pública y el verdadero significado del multilateralismo y la cooperación.
De acuerdo con una encuesta de Gallup realizada en octubre pasado, el 42 por ciento de las y los estadounidenses indicaron que no tienen interés en aplicarse una vacuna cuando esté disponible.[5] El Dr. Anthony Fauci, quien se ha convertido en la cara de la lucha contra el coronavirus en Estados Unidos, ha declarado que se requiere el 75 por ciento de la población vacunada para que el país pueda regresar a una normalidad “prepandemia”. Además, fluyen por las redes peticiones para que efectivamente sean las personas que están en la primera línea del combate a la enfermedad, personal médico y de emergencias, quienes reciban la vacuna.[6]
Canadá, por su parte, atrajo la mirada en todos los medios y ha sido cuestionado porque cuenta con dosis para vacunar cinco veces a su población. Karina Gould, ministra de Desarrollo Internacional de Canadá, ha declarado que se está hablando de vacunas hipotéticas, acuerdos de avanzada para vacunas que “podrían ser exitosas”, pero que aún no lo son. Por otro lado, señaló que Canadá es de los principales donantes a las iniciativas COVAX y ACT Accelerator, con una aportación de 220 millones de dólares, vía COVAX, reforzando que el país toma con seriedad la responsabilidad de asegurar que la respuesta sea global, justa y equitativa.[7]
Por su parte, la Unión Europea (UE) acordó realizar una distribución equitativa de la vacuna, y ha anunciado que iniciará la campaña de aplicación el 27 de diciembre, con un compromiso de que será distribuida de manera justa entre todos sus integrantes.[8] Un dato interesante que evidencia los intríngulis de la geopolítica de la pandemia es que se ha decido clasificar a Israel como un país europeo en los planes de distribución de la vacuna de la UE.[9]
De otro lado, Irán ha reportado estar desarrollando su propia vacuna, lo que invita a la reflexión de la posibilidad de que exista mayor inversión pública en desarrollos nacionales impulsados por instituciones estatales, un tema que requiere de una discusión entre la diversidad de actores de la sociedad y de una claridad presupuestaria difícil de lograr en tiempos de crisis económica como la que vivimos. Corea del Sur, que ha hecho un trabajo de prevención y control destacable de la pandemia, declaró que no espera empezar vacunaciones, sino hasta el segundo trimestre de 2021.[10]
China ha logrado desarrollos propios que requerirían de un análisis en sí mismo, pero además ha previsto la distribución de su vacuna entre países en desarrollo, con un enfoque que muestra un distanciamiento de la política me first. Esta iniciativa de cooperación ha llegado a todas las regiones, de manera prioritaria entre países de Asia-Pacífico, como Camboya, Birmania, Laos, Tailandia, Vietnam, Malasia y Afganistán,[11] pero también naciones de África y América Latina, lo que contribuiría a posicionar la influencia global del país en ámbitos que van más allá de los espacios de cooperación que habían caracterizado al gigante asiático.
En América Latina, Asia y África, los costos asociados a la vacunación imponen una carga sumamente alta en economías que no cuentan con recursos suficientes para ello.
India merece mención aparte: con casi 10 millones de casos, planea vacunar a 300 millones de personas, tan solo como parte de la primera fase de aplicación dirigida a personal de salud, policías, militares, personas voluntarias y 270 millones de personas vulnerables (de más de 50 años o con comorbilidades). Una población más cercana a la total de Estados Unidos.[12]
El caso de India es destacable porque muestra, de manera amplificada, las diferencias que existen entre países en desarrollo y países desarrollados: por un lado, hay profundas inequidades y retos de desarrollo, con una limitada infraestructura de salud pública, pero, por otro lado, cuenta con procesos de vacunación internalizados que pueden facilitar la vacunación masiva contra la COVID-19. Otros países en desarrollo, como es el caso de México, pueden construir sobre la base de esos procesos.
India, por ejemplo, es un hub global de manufactura de vacunación, además de contar con una estructura masiva de vacunación con la que inocula a “cerca de 55 millones de personas al año”.[13]
Además de las experiencias nacionales específicas, tenemos ejemplos de acuerdos globales que han logrado alternativas para los países en desarrollo. Existen algunos, como el alcanzado entre AstraZeneca y la Universidad de Oxford con el Serum Institute of India, que tiene en el radar la producción de entre 300 y 400 millones de dosis para julio de 2021,[14] un número apenas imaginable para cualquier nación.
México se encuentra entre los países que han sido reconocidos por su plan de vacunación y por ser el primero en América Latina que logrará iniciar con él. Justo el 18 de diciembre se realizó un simulacro de vacunación COVID-19, a cargo de las Fuerzas Armadas, para comenzar la inmunización el 22 del mismo mes. También ha recibido reconocimiento por el acuerdo logrado con Argentina para una producción y distribución para América Latina de la vacuna que está siendo desarrollada entre AstraZeneca y la Universidad de Oxford, ejemplo de cooperación y compromiso para materializar la visión de hacer de la vacuna un bien público.[15]
Es necesario tener la conciencia de que el camino hacia la vacunación apenas inicia. Es un nuevo sendero y, como todo reto complejo, enfrentará retos, obstáculos, retrasos y retrocesos. Esto no debe minar la confianza en la ciencia y en la misión global de lograr el acceso equitativo a la inmunización, pero sí nos debe preparar para noticias como la que apenas recibimos el día 17 de diciembre: en una exclusiva de Reuters, se reveló que COVAX enfrenta un alto riesgo de fracaso, lo que podría atrasar las vacunas hasta el año 2024 en algunos de los países más pobres. El objetivo es entregar por lo menos 2 mil millones de vacunas para el fin de año y así cubrir al 20 por ciento de la población más vulnerable en 91 países. La agencia de noticias revisó documentos que revelaban que el programa enfrenta falta de recursos, riesgos en la distribución y “arreglos contractuales complejos que pueden hacer imposible el logro de sus objetivos”.[16]
Se identifica que la falta de correspondencia entre la demanda y la oferta .[17] Citibank está colaborando con COVAX y la Alianza Gavi para las Vacunas para desarrollar planes y mitigación de riesgos.
Esta noticia debe ocuparnos más que preocuparnos. La emergencia sanitaria que ha detenido al mundo nos ha hecho reflexionar sobre nuestros sistemas económicos, el significado del multilateralismo y los retos de desarrollo. Así que no perdamos la perspectiva: el mundo ha logrado vacunas con niveles de efectividad sumamente altos en el mismo año en el que se ha identificado el virus causante de una pandemia, un progreso que tampoco se hubiera imaginado antes de 2020.
Fuentes
Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA
[1] SRE. (2020, 17 de abril). “México impulsa en Naciones Unidas propuesta para garantizar el acceso a medicamentos, vacunas y equipo médico para hacer frente al Covid-19”. Consultado el18 de diciembre de 2020. https://bit.ly/2KjU06j
[2] Oxfam. (2020, 9 de diciembre). “Activistas de todo el mundo advierten que 9 de cada 10 personas en los países pobres no tendrán acceso a la vacuna contra la Covid-19 el próximo año.” Consultado el18 de diciembre de 2020. https://bit.ly/34tX5HX
[3] Hassan, Y. (2020, 17 de diciembre). “Canada: Is ‘me first’ COVID vaccine policy hurting other nations?” Aljazeera. Consultado el 17 de diciembre de 2020. https://bit.ly/3nz2S6C
[4] Oxfam (2020). Op. Cit.
[5] Reinhart, R.J. (2020, 17 de noviembre). “More Americans Now Willing to Get COVID-19 Vaccine”. Gallup. Consultado el 17 de diciembre de 2020. https://bit.ly/2KFfgTQ
[6] Maejem A. & Saravia, A. (2020, 3 de diciembre). “Where Do Things Stand With the COVID-19 Vaccine Rollout?”. Foreign Policy. Consultado el 17 de diciembre de 2020. https://bit.ly/2KC5QZp
[7] Hassan, Y. Op. Cit.
[8] Deustche Welle (2020, 17 de diciembre). “La Unión Europea comenzará campaña de vacunación el 27 de diciembre”. DW. Consultado el 18 de diciembre de 2020. https://bit.ly/3mtEaDd
[9] Maejem A. & Saravia, A. Op. Cit.
[10] Ídem
[11] Ídem
[12] Sud, V. y Gan, N. (2020, 19 de diciembre). “India plans to vaccinate 300 million people against Covid-19. That’s almost the size of the US population”. CNN. Consultado el 18 de diciembre de 2020. https://cnn.it/2WwbsXL
[13] Ídem
[14] Ídem
[15] SRE. (2020, 17 de agosto). “México y Argentina encabezan reunión virtual de la Celac sobre acceso a la vacuna experimental contra COVID-19”. SRE. Consultado el 17 de diciembre de 2020. https://bit.ly/3mGov3P
[16] Guarascio, F. (2020, 16 de diciembre). “EXCLUSIVE-WHO vaccine scheme risks failure, leaving poor countries no COVID shots until 2024”. Reuters. Consultado el 18 de diciembre de 2020. https://reut.rs/37xx7Fl
[17] ídem.