Versión estenográfica del mensaje del senador Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, en Sesión Ordinaria para rendir homenaje póstumo al senador Faustino López Vargas

Hoy, esta Asamblea Legislativa está incompleta. Hoy, esta Asamblea ha perdido a uno de sus miembros.

Hoy, esta Asamblea está de luto por la ausencia de uno de los suyos: Faustino López Vargas.

“La vida de los muertos está siempre en la memoria de los vivos”, así lo afirmaba Marco Tulio Cicerón. Hoy que rendimos homenaje a un idealista, a un luchador social, a un ser humano excepcional, Faustino López, quien perdió la vida el sábado pasado, junto con su compañera, su esposa Pilar, fue un extraordinario ser humano.

Nelson Mandela decía y afirmaba que la muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y para con su país; decía Nelson Mandela “puede descansar en paz”. Eso fue nuestro compañero y amigo Faustino López.

Cuando un hombre muere, cuando un hombre termina su vida como él, piensa que el esfuerzo que hizo por su pueblo, por su país tiene, por tanto, derecho a dormir para la eternidad. Eso es lo que creo de Faustino y de su compañera.

Están con nosotros en la Asamblea sus hijos, diez, que son los que sufrirán la ausencia de su padre.

Más que cualquier otro que sienta un dolor temporal, ellos jamás olvidarán a su padre ni a su madre.

Por eso saludo con afecto, cariño a Diego; a esta niña de apenas ocho años, nueve años, Pilar; a Faustino; a Denev; a Dara; a Frida; a Manuel; a Francisco Javier; a Gioconda; a Paola.

Hasta que no hayan sido olvidado del todo, Faustino y Pilar, no habrá terminado con su ideal, porque para hombres como él, morir no basta.

Lo conocí en los 90’s, médico de profesión, urgenciólogo. Lo conocí en una etapa difícil, también en un accidente, en Tamaulipas; y me sorprendió su generosidad y su disposición a ayudar a la gente accidentada.

A altas horas de la noche le llamaron, no era su horario laboral y llegó a atender a aquellas personas que se trasladaban de Zacatecas a la frontera.

Después quise conocerlo y lo conocí en los 90’s.

Por eso cuando él sustituyó al gobernador actual del estado de Tamaulipas, me dio mucho gusto, porque nunca ocupó un puesto, ni siquiera de regidor y luchó más de 30 años para que ganara la presidencia el licenciado López Obrador.

Cuando le llamé, que lo íbamos a llamar para que ocupara la senaduría propietaria, no quería. Es de los pocos hombres que yo haya escuchado que no quería ser senador.

Y le dije: “Faustino: ¿cómo es que no quieres ser senador?, si es un honor, un privilegio servirle al país desde el Senado mexicano”. Y me dijo: “No me interesa. Me interesa seguir ayudándole aquí a la gente en la gestión. Ya me jubilé de doctor y ahora estoy ayudándole a la gente aquí en Victoria, en Tampico, en el Estado”.

¿Cómo lo convencí? Diciéndole que eso lo podría hacer con más eficacia desde el Senado de la República. Y eso fue lo que lo convenció para seguir ayudándole a su gente.

Y aquí estaban sus oficinas llenas de paisanos, con gestiones distintas, campesinos, obreros, maestros, estudiantes. Iban y venían en su pequeño cubículo para ser escuchados.

Ese fue Faustino López Vargas, un gran mexicano, un hombre de ideales y de principios, un ser excepcional. Vivirá siempre entre nosotros. Los muertos no mueren hasta que se olvida del todo y él no va a ser olvidado.

También están paisanos de Tamaulipas, paisanas, que querían estar ahora presentes en este homenaje justo que le rinde el Senado mexicano a un gran patriota: Faustino López Vargas.

Que descanse en paz y que esté cercano con el Creador para vivir la eternidad.

Saludos, Pilar y Faustino, desde tu casa.