Versión estenográfica del mensaje del senador Ricardo Monreal, Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, al inaugurar la exposición “La Catrina está de Moda”, de Jesús Guillén

Muchas gracias.

Quisiera agradecerle al artista plástico y promotor, Jesús Guillén. Gracias por estar aquí y gracias a Bernardo Noval, y a todo su equipo, que han hecho posible esta muestra.

Muchas gracias a los trabajadores, a las trabajadoras que están aquí esta tarde.

El Día de Muertos, es una tradición mexicana que tiene sus orígenes en el mundo prehispánico, y es fruto del sincretismo cultural con las celebraciones católicas del Día de los Fieles Difuntos.

Se celebra de distintas maneras, en distintos lugares, pero con el mismo propósito: Recordar y venerar a nuestros muertos.

Cada uno de nosotros tiene sus propios muertos, sus propios difuntos. Yo, por ejemplo, siempre recuerdo estos días a mi madre y a mi padre, más a mi madre, porque apenas tenía 15 años cuando ella falleció, pero detrás de mí había 13 hermanos, 14 huérfanos; ella tenía apenas 37 años y por eso siempre la recuerdo y la venero. Es una ausencia que nunca se llena. Quienes hemos perdido a nuestra madre, a nuestro padre, son espacios que nunca se llenan.

Pero cada Estado y cada región celebra a sus muertos, venera a sus muertos. Por eso ahora esta jocosa exposición: “La Catrina está de Moda”, es la muestra del simbolismo de cómo tomamos el Día de Muertos.

Por ejemplo, en Oaxaca, lugar donde acabo de estar, cada barrio celebra una comparsa en los que los habitantes personifican seres extraordinarios que emulan a seres del más allá, que son acompañados por la música y por una extraña alegría de quienes asisten en este culto de la muerte.

En Michoacán, por ejemplo, también, es admirable cómo en Janitzio se convierte en la máxima expresión del festejo del Día de Muertos, donde miles de familias acuden al lugar para elegir altares para los y las difuntas que logren entrar a la isla a través del Lago de Pátzcuaro.

Yo recuerdo que mi abuela Dominga, decía que el día 2 de noviembre era el día de los muertos adultos, y que el día 1° de noviembre era el día de los niños, de los santos, de los infantes, de aquellos que no se casaron, o no se casaron, mujeres y hombres, y que eran, a juicio de Dios, santos inocentes. Ya no es lo mismo ahora, pero…

Entonces, en Michoacán, si no tienen la oportunidad; si tienen la oportunidad de ir; si no han tenido la oportunidad, es impresionante visitar el Lago de Pátzcuaro y algunos lugares alejados, cercanos.

En Zacatecas, mi tierra, los niños, las niñas, se convierten en guardianes de la mexicanidad y de la tradición de esta festividad, al salir a las calles con cantos típicos, como el que dice “El muerto pide camote”, pidiendo centavos, dulces, caramelos o comida.

Y si no les dan en las casas donde piden, o en la calle donde se encuentren a ciudadanos, dicen “El muerto pide camote y si no, se le cae el bigote”. “La viuda quiere una ayuda, para su pobre criatura”.

Aquí en la Ciudad de México ya se convirtió en tradición que en estas fechas el Paseo de la Reforma, las florerías, los panteones, se llenen de flores de cempasúchil, para recordarnos que la visita de nuestros difuntos está próxima.

Finalmente, en estas fechas, en todo México, le hacemos honor, en efecto, a José Guadalupe Posada, el artista de Aguascalientes, que hace décadas inmortalizó a La Catrina, como el ícono de estas festividades.

Aquí mismo en el Senado, creo que, en Finanzas, hicieron un concurso de altares, y me dicen que son geniales. No lo conozco, creo que, a Rosario Castellanos, en honor a ella, y aquí mismo el Senado también dispuso de que se hiciera una ofrenda, un altar, porque han sido cuatro nuestros compañeros senadores que han fallecido en esta Legislatura, pasada: La senadora Angélica, de Hidalgo; el senador Radamés, de Morelos; el senador Rafael Moreno, de Puebla, y el senador Joel Molina, de Tlaxcala; además de trabajadores, compañeros nuestros que también han fallecido; o de seguridad, que lamentamos mucho su partida.

Entonces, también nos ha llegado muy de cerca la ausencia de nuestros seres queridos y de nuestros compañeros de trabajo en el Senado, que deseamos que su familia tenga resignación.

La música, la gastronomía, la danza y las artes se entremezclan para engalanar estas fechas y convertirlas en una festividad, donde se celebra la vida como una forma de asimilar la muerte.

Así es en nuestro país. Por eso, nos da mucho gusto.

Gracias, Eduardo, por acompañarnos. Gracias a todos los trabajadores, por acompañarnos. Gracias, maestro Jesús Guillén. Gracias, Lupita, senadora de Tamaulipas, y, a todos, un saludo respetuoso.

Vamos a cortar el listón y a recorrer esta exposición, llamada “La Catrina está de Moda”, espacio cultural.

Buenas tardes y buen fin de semana.