Versión estenográfica del mensaje del senador Ricardo Monreal Ávila, coordinador del Grupo Parlamentario de Morena en el Senado de la República, referente a las madres privadas de su libertad, con motivo de su Día
Estando privadas de su libertad, no tienen el privilegio de ver a sus hijos, ni menos sus hijos ver a sus madres.
El 87 por ciento de las mujeres que están, o procesadas o sentenciadas, son madres de hijos o hijas. Es terrible la soledad y es terrible la condición en la que están.
Por eso, quiero reconocer a la “Fundación Rebeca Lan”, que ha estado acompañándolas, que ha estado asesorándolas, que ha estado mitigando sus momentos de silencio y de dolor.
Hoy quisiera ser parte de este esfuerzo. Quiero visibilizarlas a través de mi voz. Me envió una carta Maricarmen. Quiero leérselas, para que vean el sentido, el dolor, la soledad.
Las mujeres en prisión, recluidas, sentenciadas o procesadas, sufren bastante. Casi nadie las ve, no se visibilizan y menos se acuerdan de ellas.
Esta es la carta de Maricarmen:
“Me acuerdo que cuando era una niña, no sufrí con mis papás, ellos ya eran grandes de edad, pero aun así trabajaban muy duro para darnos lo que necesitábamos.
“Desgraciadamente éramos muy humildes; ellos no tenían muchos recursos para darnos y yo me fui a la escuela como podía. Salíamos en la madrugada, y de ahí caminábamos kilómetros hasta la escuela.
“Mi papá trabajaba en el campo, en la leña, y mi mamá tallaba pencas de maguey y de ahí sale el estropajo que se vende en las calles, y así salimos adelante.
“Terminé mi primaria y me puse a trabajar, una vez que pude ayudarles. Años después me casé, tuve a mis hijos, a mi esposo y siempre intenté platicarles cómo fue mi niñez, aunque no teníamos muchas cosas que decir; cosas materiales. Teníamos salud, voluntad de salir adelante y sobre todo a nuestra familia.
“Desgraciadamente ya no tengo a mis papás, y no saben cuánta falta me hacen. Ahora estoy en la cárcel por un delito que no cometí. Es más, ni siquiera conozco a la persona por la cual me acusan.
“Lo más triste es que dejé a mi familia, que son mis hijos, hermanos y esposo. Estoy pasando por una increíble tristeza, porque cuando vienen a verme, llegan llorando y se van llorando.
“Yo no puedo hacer nada, no sé cómo ayudarlos, tengo las manos atadas. A veces sueño despierta mientras se van, e imagino que cuando camine hacia ellos nada me va a detener. Después pienso que soy afortunada porque yo tengo visitas, hay compañeras que no han visto a sus familiares en 10 años o más.
“Ahora tengo nietos, que ni siquiera conozco, y eso es muy triste. Le pido mucho a Dios que me dé fuerza y que me dé fortaleza para poder seguir adelante.
“Quiero salir para estar con mi familia, disfrutarlos, como yo sólo sé hacerlo. Hemos estado mucho tiempo separados, sin poderles dar abrazos. Cuando vienen, trato de mostrarme positiva, pero realmente no quiero ni puedo platicarles cómo me siento.
“Tengo 47 años de sentencia, y apenas van tres. Estoy aquí por el delito de homicidio. Eso es todo lo que sé. La razón por la que me encuentro aquí es porque todo ocurrió en una riña, en unos bailes del pueblo donde vivía.
“Cuando me metieron aquí, les preguntamos la policía la razón de nuestra detención, pero no tenían un motivo. Ellos solamente llegaron a la casa y nos dijeron que nosotros habíamos sido los responsables de un homicidio.
“A mis hijos les quiero decir que son los mejores hijos del mundo. Estoy muy orgullosa de lo valiente que han sido, porque cada vez que alguien les pregunta sobre mí, no les da vergüenza decir que su madre está en prisión, porque saben que soy una buena persona.
“A mi esposo, muchas gracias por cuidar de nuestros hijos y seguir al pie del cañón. Les digo que los amo con todo mi corazón.
“Pero así sea sólo por un milagro, volveremos a estar juntos.
María del Carmen”.
Gracias, María del Carmen, por prestarme tu voz.
Desde aquí, desde estas instalaciones y esta institución, procuraremos generar leyes que las condiciones en las que te encuentras, igual que otras mujeres, puedan generar mayor posibilidad de liberarse y mejores condiciones de vida, aunque estén recluidas.
Vamos a luchar y vamos a esforzarnos para que pronto modifiquemos la ley y modifiquemos el sistema normativo en materia de reclusión y de rehabilitación, para beneficio de ustedes.
Tu voz me ha dejado marcado. Y vamos a luchar juntos, todos aquí en el Senado.