Versión estenográfica del mensaje del senador Ricardo Monreal Ávila sobre el proceso electoral 2021
Este año 2021 presenciaremos uno de los procesos político-electorales más complejos, más polarizados y más competidos de las últimas décadas.
En 2018, por primera vez en la historia del país, un movimiento progresista, cercano a la izquierda, que estaba encabezado por Andrés Manuel López Obrador, ganó la Presidencia y obtuvo la mayoría en la Cámara de Diputados y de Senadores. Así ocurrió también en los congresos locales y en un número importante de ayuntamientos constitucionales.
El objetivo que se propuso desde entonces este movimiento al que pertenezco, fue un cambio de régimen político y de transformación de las instituciones nacionales, con miras a consolidar un gobierno que pusiera al frente a las personas excluidas, a las no escuchadas y a las que siempre fueron olvidadas.
Hoy, este movimiento enfrentará un desafío, el más grande de la historia electoral en México. Estarán en disputa más de 20 mil cargos de elección popular, incluyendo 15 gubernaturas, las 500 curules de la Cámara de Diputados, y los congresos y ayuntamientos en 30 entidades del país.
Circunstancias imprevistas e infortunadas, como la pandemia de COVID-19, han obligado a hacer ajustes y reflexiones, pero persiste la noción de que está en juego el futuro de la patria, y que el pueblo deberá decidir si desea que continúe el proceso de transformación o si éste deberá detenerse para regresar al pasado o al viejo régimen.
Todas las fuerzas políticas y alianzas buscan conquistar la mayoría de la Cámara de Diputados, y es natural, porque ese es su propósito, porque es el órgano que decide el presupuesto de la Nación, la Cámara de Diputados como facultad exclusiva.
No será una batalla fácil ni cómoda para nadie; será una elección vigilada por propios y extraños, y el movimiento progresista deberá procurar seleccionar de manera transparente a sus candidatas y a sus candidatos con los mejores perfiles; también deberá cuidar que el proceso interno no divida, sino que fortalezca.
Si la decisión que tome la dirección del movimiento es seleccionar a las candidatas y los candidatos por medio de encuestas, se debe garantizar que éstas se lleven a cabo sin excluir a nadie, al contrario: que se sume a quienes desean participar, aunque no formen parte de equipos o del grupo cercano o afín a gobernantes o dirigentes.
Nadie se debe confiar. La formación de coaliciones y alianzas representan una mayor competencia en los comicios, y la disputa por estos cargos de elección popular será más cerrada, compleja y polarizada. Se debe actuar con certeza, convicción, lealtad y madurez política.
Nos espera una batalla de ideas, de confrontación de proyectos que orientarán el futuro de la patria.
Las ciudadanas y los ciudadanos libres tienen la palabra y decidirán.