Versión estenográfica de la participación del senador Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, en la presentación virtual del Compendio “La Implementación del T-MEC, una prueba para América del Norte”

Muchas gracias, estimados participantes.

Maestra Tatiana Clouthier Carrillo, secretaria de Economía. Muchas gracias.

Compañera Claudia Ruiz Massieu, gracias, presidenta de la Comisión Especial de Seguimiento a la Implementación del T-MEC.

Senadores, sé que también está el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Héctor Vasconcelos; la senadora Nancy; Adolfo Cuevas, del IFT; y muchos otros académicos. Muchas gracias por participar en este seminario, en esta reunión, en este encuentro.

Integrantes de la comunidad académica, también de la actividad empresarial y también de la sociedad civil.

Buen día a todos y a todas. Sean bienvenidos al Senado de la República.

Desde marzo del 2020, el mundo vive una crisis sanitaria sin precedente, la cual ha traído consigo múltiples efectos, casi todos devastadores, en prácticamente todas las regiones del mundo y en todas las actividades.

Además del lamentable, irreparable número de pérdidas humanas, la pandemia produjo una desaceleración económica, que supera cualquier estimación. América del Norte, como una de las regiones más integradas a la economía global, resultó una de las más afectadas.

Los indicadores dan cuenta de la contracción que experimentaron las economías de México, Estados Unidos y Canadá; lo cual tuvo que ver en buena medida con la previsible disminución del comercio mundial e interregional, así como la pérdida de miles de empleos.

México y el mundo transitamos, poco a poco, hacia un escenario postCovid-19, para superar los estragos producidos por la pandemia. Necesitamos, sin duda, que los gobiernos y los agentes económicos recurramos a los instrumentos y herramientas de políticas públicas que tengamos a nuestro alcance.

En América del Norte contamos con el T-MEC, un instrumento comercial de última generación, el cual nos ha permitido crear un marco propicio para el diálogo y la cooperación, con miras a la reactivación de nuestras economías.

Gracias al diálogo y a las gestiones coordinadas, que en buena medida hemos instrumentado en los tres países, bajo el signo común del T-MEC, nuestra actividad económica y comercial debe de comenzar a mostrar una tendencia positiva en su desempeño.

Al hacer un balance de los 12 meses del 2020, podemos identificar que el comercio de México con Estados Unidos, decreció un 12 por ciento con respecto al 2019, registrando su mayor caída entre mayo y junio del 2020, al ubicarse en un menos 53.5 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Sin embargo, empezamos a ver tendencias positivas hacia el último trimestre del 2020, que en diciembre registró un crecimiento del 5.4 por ciento con respecto al 2019. Pero enero del 2021, nuestro crecimiento, nuestro comercio recuperó un dinamismo con niveles cercanos a los registrados antes de la pandemia, en enero del 2020.

Para alcanzar una recuperación económica incluyente y sostenible, es necesario aprovechar al máximo las ventajas que ofrecen instrumentos como el T-MEC en el Senado, porque en el Senado cuando lo aprobamos sabíamos que podría enfrentar como instrumento las peores circunstancias.

Tenemos un compromiso aquí y por eso esta reunión, un compromiso de asegurar que exista el ambiente regulatorio que dé certidumbre a los flujos comerciales y a las inversiones, que observe toda la comunidad el Estado de derecho y que el Gobierno sea vigilante de éste, especialmente en un entorno de cambio.

Una transformación que nosotros estamos impulsando, deberá ser en estricto apego al Estado de derecho.

El fin último que estoy seguro compartimos todos los actores de la sociedad, es lograr una mejor adaptación a la nueva realidad económica sustentada en esta realidad resultante de la pandemia.

Y, bajo esta premisa, el T-MEC se puede convertir en la piedra angular para la transformación económica del país.

No hay mejor elemento de certidumbre que la certeza de que la región cuenta con un instrumento que establece, por un lado, reglas claras para que los empresarios y las empresas sean cada vez más competitivas y generen más y mejores empleos, tanto en el país como en la región en su conjunto.

También que incentiva la reorganización y la relocalización de los productores regionales, donde existe un potencial relevante para los tres países y, por supuesto, que facilite una mayor integración económica, por ejemplo en el ámbito digital.

Lo que queremos es estar preparados, preparadas para abordar los retos y las oportunidades, a fin de explotar todo el potencial, de acuerdo con el T-MEC, y que éste sea utilizado como un instrumento de recuperación económica regional.

Sabemos que en el 2026 nos espera su primera revisión dentro de cuatro años, cuatro o cinco años, y no queremos llegar a ese momento que tuviésemos pendientes que atender; por eso estas reuniones son pertinentes para que el Senado esté muy pendiente, dado que es la autoridad que ratifica este tipo de acuerdos comerciales en el mundo.

Por ello, en el Senado de la República, en estrecha colaboración con la Secretaría de Economía, nos hemos comprometido con la reflexión y la revisión de todos los contenidos. De hecho lo hacemos de manera continua, con motivo de la implementación del T-MEC, incluyendo voces plurales y expertas que nos pueden indicar, señalar focos rojos, focos amarillos de atención.

La reflexión crítica es fundamental para avanzar por el camino correcto.

Estamos muy orgullosos de que uno de los resultados de ese esfuerzo sea la publicación de la implementación del T-MEC, una prueba para América del Norte, en el que contamos con las perspectivas de expertos, expertas de los tres países que integran esta Región. Algunos nos acompañan en la discusión de este día.

Ejemplo de esta reflexión crítica, es la de Gustavo Vega Cánovas, quien nos dará y nos deja ver dónde es necesario establecer políticas nacionales para preservar la competitividad en el sector automotriz, por ejemplo, sobre todo en lo que respecta a la atracción de inversiones extranjeras directa y para asegurar el cumplimiento de nuestras obligaciones laborales, acorde con las perspectivas del Tratado.

El texto en el que colabora Dan Shirak, señala cómo y dónde se ubican las oportunidades para que bajo el T-MEC, México se inserte mejor en las economías regionales, basadas en crecimiento e impulsada por los datos.

Gisela Bolívar, por su parte, apunta los reflectores a las posibles, a los posibles caminos que llevarían al uso de los mecanismos de solución de diferencias y cómo asegurar el cumplimiento de las disposiciones contenidas en el tránsito en materia de inversión.

Fue muy refrescante la propuesta de Gary Hufbauer y colegas, en el que subraya la relevancia de apoyar la inversión en infraestructura, mediante el fortalecimiento de la Bank, del Nat Bank, que fomenta el crecimiento de la producción entre México, Estados Unidos y sostenga el crecimiento del comercio en los distintos sectores.

Finalmente, tenemos las reflexiones de María de Fernanda Bozmosky, en torno a cómo adoptar las cadenas de suministro de la Región, tomando en cuenta el ajuste de las dinámicas globales con China, a fin de aumentar el atractivo de México como el destino para la inversión extranjera.

Como parte del seguimiento y monitoreo en el Senado de la República, éste lleva a cabo, en torno a la implementación del T-MEC, algunos mecanismos que estamos impulsando de manera conjunta y periódica.

Estos ejercicios de discusión son los que nutren nuestra reflexión realizada desde la Comisión Especial, que hemos hecho algunas reuniones, desde la Comisión de Relaciones Exteriores y del propio Senado, en otras Comisiones, en la Junta de Coordinación Política, también como un objetivo transversal a los trabajos que se hacen a través de la Cancillería y la Secretaría de Economía, para garantizar coherencia en la regulación y en el seguimiento de la ejecución de la política comercial y económica de México.

Para quienes legislamos, buscar, escuchar, atender voces expertas y plurales, es nuestra responsabilidad, con miras a generar mejores instrumentos jurídicos.

Mi reconocimiento a todos; también a la disposición de la Secretaría de Economía y a la generosidad intelectual de este grupo de personas, académicas y expertas, comparten su trabajo y recomendaciones en este espacio de diálogo constructivo.

Muchas gracias.