Visita oportuna
Esta visita llega en el momento más conveniente. La pandemia le mostró a todos los países las limitaciones y la nocividad del modelo económico neoliberal.
La visita que hoy realizará el presidente Andrés Manuel López Obrador a la Organización de las Naciones Unidas, el punto de encuentro y de coordinación de todos los países del orbe, ha generado expectativas como en pocas ocasiones, ya que será atípica y trascendental por diversas razones.
En primer lugar, se debe decir que los temas que el presidente abordará —corrupción y desigualdad en el mundo— han sido la médula de un gran número de personas que han hecho uso de los micrófonos de la Organización, pero la mayoría de esos discursos no lograron trascender a la realidad, mientras que el jefe del Estado mexicano hablará de cómo ha logrado iniciar una transformación pacífica en la que no se tolera la corrupción, el Gobierno tiene un verdadero sentido social y alcanzar la paz es un objetivo primordial que se busca alcanzar no solamente a través del uso de la fuerza, sino con la construcción de condiciones de vida más justas.
Es una visita que llega en el momento más oportuno. La pandemia le mostró a todos los países las limitaciones y la nocividad del neoliberalismo, y les hizo reconocer que éste es un paradigma agotado que difícilmente servirá para hacer frente a crisis futuras, pero frente a esta revelación reina un ambiente de incertidumbre, pues aunque se acepta que ese modelo económico no es la vía adecuada por la que se debe transitar, no existen otros alternativos que permitan afrontar sus deficiencias. Ahí, en esa coyuntura, el mensaje del presidente mexicano toma niveles de importancia sin precedente.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador inició desde 2018 la instalación de un nuevo orden en el que los postulados económicos dictados por algunas de las instituciones internacionales fueron reemplazados por un modelo centrado en la atención de las necesidades más elementales de la sociedad mexicana.
Cuando llegó la pandemia, no fueron pocas las personas que auguraron el fracaso de este proceso, pero lejos de regresar a los viejos cánones neoliberales, el Gobierno mexicano profundizó el proceso de transformación para, entre otros logros, terminar de separar el poder político del poder económico, ponerle fin a la corrupción, regresar la tranquilidad y la paz a la sociedad, mejorar las condiciones laborales de las personas trabajadoras y crear un eficiente Estado de bienestar. Lo hizo manteniendo la estabilidad macroeconómica, sin que la inflación se descontrolara, sin devaluaciones y, lo que es más importante, asegurando la estabilidad social y política del país.
La experiencia mexicana demuestra que otra vía es posible. Por ello es de esperarse que quienes gobiernan los países que actualmente necesitan encontrar una ruta alterna de desarrollo escuchen con atención el mensaje del presidente López Obrador, así como también se prevé que las personas nostálgicas del viejo régimen y defensoras del statu quo se opongan al mismo.
Los resultados obtenidos por el mandatario mexicano lo posicionan como uno de los más populares en el mundo, pero además le dan la autoridad moral para compartir su experiencia y hacer un llamado a la ONU y a todas las organizaciones internacionales que impactan la vida de los países, para que coadyuven verdaderamente a generar el cambio que se necesitan, y a no solapar los abusos que los poderosos ejercen en contra de los débiles. El presidente cumplirá, por lo que sólo queda esperar que su mensaje y su ejemplo tengan eco en las voluntades políticas de quienes dirigen el destino de las naciones.
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