Navidad a lo largo del tiempo y los países
A través de la historia de la humanidad los ciclos astronómicos han determinado los calendarios religiosos y civiles, marcando las fechas para sembrar, cosechar, navegar y muchas otras actividades.
Las fases de la Luna, como señala Mircea Eliade en El mito del eterno retorno, han desempeñado un papel importantísimo en la elaboración de las concepciones cíclicas, pero los ritos solares han tenido mayor relevancia y propagación en todo el mundo. El solsticio de invierno, que marca la noche más larga del año, daba lugar a la celebración de un nuevo amanecer, que simbolizaba la renovación del mundo y la victoria de la luz ante la oscuridad.
En Roma, el culto a este Sol invicto fue parte de la religión durante las fiestas saturnales. Posteriormente, con el surgimiento del cristianismo y su permisión por parte del emperador Constantino, luego de muchos años de persecución, las festividades del 25 de diciembre por el nacimiento de Jesús (de donde proviene el concepto de Natividad o Navidad) se difundieron como unas de las más populares del mundo.
Durante los nueve días previos al 25 de diciembre, en países como México —que encuentran paralelismo en las novenas de aguinaldos en Colombia, Ecuador y Venezuela—, se celebran las tradicionales posadas, en las que se recrea la búsqueda de la Sagrada Familia por un lugar para el alumbramiento del Cristo, hasta su llegada al mítico pesebre de Belén. A los tres días posteriores, se conmemora el Día de los Santos Inocentes, que recuerda la matanza de niños menores de dos años ordenada por el rey Herodes, para evitar que se cumpliera la profecía del advenimiento de un rey judío, y el seis de enero se celebra el Día de Reyes, en el cual se recuerda a tres sabios de Oriente que llegaron con obsequios para adorar al que muchos consideran el hijo del Dios hebreo.
Aunque el cristianismo es la religión más extendida por el planeta, existen grandes diferencias en la celebración de la Navidad, comenzando por el hecho de que el solsticio de invierno ocurre en diciembre en el hemisferio norte, pero en junio en el hemisferio sur, por lo que en algunos países, como Australia, tiene lugar en pleno verano, así que es común su celebración en playas, conservando los elementos ornamentales alusivos.
Las distinciones culturales nutren esta festividad a lo largo del mundo. En Suecia, el símbolo de la Navidad es la cabra de paja Gävle, heredada de las tradiciones paganas. En algunos lugares de Polonia persiste la tradición de dejar un asiento libre y un plato vacío para recibir a los peregrinos; en países alpinos, como Austria, existe la leyenda de Krampus, un ente de imagen demoníaca que en estas fechas castiga a las niñas y los niños mal portados, en contraste con San Nicolás, que en otros países se cree que entrega regalos a quienes se portan bien durante el año, aunque en regiones como en Aragón, España, es remplazado por un tronco o leño, del que se cree que surgen los obsequios.
Incluso en países con minoría cristiana, como Japón, en donde sólo el uno por ciento de habitantes profesan esta fe, la Navidad se ha propagado como una fecha para estar con la familia e intercambiar presentes y buenos deseos, para visitar amigos y para organizar celebraciones, tal como sucede con las personas laicas, ateas o practicantes de otras religiones. Por eso estas fechas tienen una importancia enorme en la cultura mundial, y nos invitan a reflexionar y prepararnos para un nuevo ciclo.
Felices fiestas.
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