Ricardo Monreal: “la intriga palaciega no puede ser permanente”
Aunque acepta un distanciamiento con el Presidente, afirma que la relación entre ambos “está bien”; 24 años de lucha con AMLO no se rompen de la noche a la mañana, dice.
Aunque reconoce un distanciamiento entre él y el presidente Andrés Manuel López Obrador, el senador Ricardo Monreal asegura que una relación y un acompañamiento de 24 años en la lucha por la democracia no se pueden romper de la noche a la mañana.
El coordinador de la bancada de Morena en el Senado rechaza los señalamientos de quienes dentro de la 4T lo han querido responsabilizar de la derrota electoral de junio pasado en la Ciudad de México y afirma que la verdad saldrá a flote.
Sentado en uno de los sillones negros de su oficina en la Junta de Coordinación Política del Senado, Monreal Ávila revisa los pendientes para el periodo ordinario que comienza en febrero y recibe a EL UNIVERSAL para hablar de las complicaciones que ha enfrentado en sus responsabilidades legislativas, de su presente como líder parlamentario, pero también de sus aspiraciones presidenciales rumbo a 2024.
Declina entrar en confrontación con el presidente López Obrador por el respaldo del mandatario al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, tras la detención de su colaborador José Manuel del Río Virgen.
¿Su relación personal con el presidente López Obrador está congelada, rota?
—Mi relación con el Presidente nunca se va a romper. Mi relación con el Presidente siempre será amable e históricamente aceptable. Mi relación con el Presidente de 24 años, de formar parte de su movimiento, no se borra de la noche a la mañana.
Ya no tengo la frecuencia con la que compartía y dialogaba, pero la ha suplido Adán Augusto [López Hernández], secretario de Gobernación, y lo que trato, como lo que trataba con el Presidente, son asuntos institucionales, son asuntos propios de una relación de coordinación entre dos poderes, y esos no se han alterado, siguen firmes. Yo entiendo las ocupaciones del Presidente como jefe de Estado, entiendo sus prioridades, pero nuestra relación Ejecutivo-Legis-lativo no se ha alterado ni interrumpido ni menos suspendido.
Estamos bien, no hay ninguna dificultad y yo soy una gente que entiende muy bien su momento, y en ese sentido siempre he estado prácticamente atento a mi trabajo y al desempeño para sacar con eficacia los asuntos del Estado en beneficio del país.
¿Hay gente en Palacio Nacional o en el círculo cercano al Presidente que le ha puesto obstáculos a su relación con el mandatario?
—No, todos tienen respeto por el Poder Legislativo. Yo tengo una buena relación con todos y por eso no hay ninguna dificultad con ningún elemento del gobierno, a todos les tengo consideración, respeto, y ellos a mí.
¿Cree que se quedó el Presidente con la idea de que usted intervino y que perjudicó a Morena en las elecciones de junio pasado en la Ciudad de México?
—No lo sé, pero el tiempo lo va a aclarar. Cuando estás tranquilo con tu conciencia duermes también tranquilo, y yo no soy responsable de lo que pasó en la Ciudad de México. La intriga palaciega puede prosperar momentáneamente, pero no permanentemente. Yo soy de los que piensan que tarde o temprano se aclara, y por eso duermo a pierna tendida.
Sobre el evento del 1 de diciembre, la conmemoración del tercer aniversario del gobierno de López Obrador en el Zócalo, hay versiones de que usted no asistió porque no estaba invitado.
—No, ahí me ganó el sentido del deber al sentido del placer. Estuvimos aquí con la gobernadora (del Banco de México), me encargué de ella, que saliera todo bien, y salió todo bien, que ese era mi principal propósito. Me hubiera gustado, me hubiera encantado estar en el palacio, y antes en el acto frente al palacio, del Zócalo, fue muy bonito, lo seguí por la televisión estando aquí en el Senado, pero ahí fue el sentido del deber. Siempre me gana más el sentido del deber que el sentido del placer, como Vasconcelos.
Tampoco asistió al informe del ministro presidente de la Suprema Corte, al que sí fueron Ebrard y Sheinbaum.
—Pero nunca voy porque le doy su lugar a la presidenta de la Mesa Directiva. Nunca voy a ceremonias protocolarias, casi nunca voy a ceremonias solemnes, porque ahí le corresponde representar al Senado a la presidenta de la Cámara de Senadores.
¿Mantiene sus intenciones de postularse como candidato presidencial de Morena en 2024? ¿Ya platicó del tema con el presidente del partido para que haya piso parejo?
—Sí, él lo sabe. Mario Delgado y yo hemos platicado, somos amigos. Y él sabe que cuando se lance la convocatoria ahí estaré en la fecha correcta y en la cita con la historia.
Salió en EL UNIVERSAL una encuesta y cierro el año con 17 puntos, y hace tres meses tenía cuatro o cinco puntos, y sin hacer campaña. Quiere decir que la gente está en esta etapa viéndonos, porque yo soy de los de abajo, y estoy buscando el apoyo de los de abajo, porque soy uno de ellos.
Nunca he sido cobijado, protegido o promovido por las cúpulas o por las nomenclaturas de los partidos, siempre ha sido un batallar permanente, ese es mi sello en mi vida pública. Entonces, ahora no es distinto.
No creo yo que tenga el respaldo, el cobijo ni de las élites en el poder ni tampoco de las nomenclaturas partidistas. Voy a seguir batallando en esta última etapa, pero luego te acostumbras a que las cosas no te resulten tan fáciles, y eso es lo que voy a hacer. Como soy de abajo voy a buscar el cobijo de los de abajo, el respaldo de los de abajo, porque soy uno de ellos, de los de abajo.
Su lucha por que se defina la candidatura presidencial de Morena con elecciones primarias y no con encuestas, ¿no es una lucha perdida?
—No, estoy dispuesto a dar el debate, siempre hay que permitir el debate. Esa es la inteligencia de los partidos, el debate, y no podemos cerrar de ninguna manera esa posibilidad. Yo creo en las encuestas, creo también en que el mejor método son elecciones primarias.
Las encuestas, a pesar de mi credibilidad, por ejemplo, en la que sale en EL UNIVERSAL, en estudios de opinión, en la necesidad de que existan para la toma de decisiones, lo que yo creo es que en materia política deben buscarse métodos distintos a las encuestas.
Todos creemos en las encuestas para efectos de mercadotecnia de todo tipo de sentimientos sociales, pero para la selección de candidatos a puestos de elección popular, como es el de Presidente de la República o el de gobernadores, prefiero métodos innovadores y modernos o más confiables, como el de la elección primaria o de la consulta a la base militante y simpatizante o el de las convenciones de delegados electos democráticamente.
¿Tiene el respaldo de algún grupo dentro de Morena o es una voz en el desierto?
—Sí hay respaldo de un sector de morenistas y voy a convencerlos de que es el mejor método.
¿Estará usted senador reeditando esa versión de hace algunos sexenios sobre El hijo desobediente?
—¡No! Quiero ser el hijo razonablemente valiente. Los efectos de palacio siempre los tomo en cuenta, y los mensajes de Palacio todos son respetados, pero yo voy a continuar.
Si no es favorecido, ¿apoyaría una eventual candidatura de Marcelo Ebrard?
—Marcelo es mi amigo y lo estimo, y Claudia Sheinbaum es amiga mía. Los dos son buenos amigos míos. Y cuando hay piso parejo y cuando hay un procedimiento abierto y flexible y acordado por todos no tiene por qué haber diferencias y no tiene por qué ponerse en riesgo el triunfo de Morena.
Entonces, vamos a ver, pero yo estoy dispuesto a jugar las reglas en un proceso innovador, y no voy a pelear con nadie, ni con Claudia Sheinbaum, a quien respeto en su trabajo, ni con Marcelo Ebrard, ambos son mis amigos. Adán Augusto también es mi amigo y es bienvenido.
¿Ve en la contienda interna al secretario de Gobernación?
—Pues ahí lo metieron ya y no pasa nada.
En otro tema, ¿la detención de José Manuel del Río Virgen, secretario Técnico de la Junta de Coordinación Política, agrava su enfrentamiento con el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García?
—No, lo único que busco es que sean liberados quienes están encarcelados injustamente en esa entidad.