Socialdemocracia 2.0

El 2022 parece poner fin a los tiempos adversos para la corriente socialdemócrata europea y al aumento de gobiernos de derecha.

El término 2.0 en el contexto de las tecnologías de la información se refiere a pasar de lo estático a lo dinámico; a poner en práctica la interoperabilidad; buscar crear comunidades de interés; mejorar la interacción, y distribuir el control y acceso por igual.

En tal sentido, es pertinente hacer el símil 2.0 con los recientes acontecimientos electorales que han dado la victoria a la corriente socialdemócrata en Europa. En primer lugar, destacaría el proceso interno de autocrítica, reflexión y resiliencia de las socialdemocracias en distintos países, y cómo estos replanteamientos bajo otra óptica les han llevado a ser empáticos con las realidades y preocupaciones nacionales y con sus propias prioridades, que abarcan en mayor o menor medida el fortalecimiento de los servicios públicos, el Estado de bienestar, la reforma fiscal, la innovación, el combate al deterioro medioambiental y el respeto a los derechos de las minorías y los grupos vulnerables.

Es decir, las recientes elecciones en Noruega, Alemania y Portugal, que dieron la victoria en las urnas a los partidos de corte socialdemócrata, apostaron por este nuevo dinamismo, que se vio exaltado —según voces expertas— por la búsqueda ciudadana de estabilidad, con miras hacia la nueva normalidad.

Los resultados electorales que favorecieron a Olaf Sholz en Alemania y a António Costas en Portugal tuvieron una fuerte apuesta hacia la continuidad y estabilidad, y hacia la implementación de acuerdos que les permitan gobernar para toda la población. Es decir, generar una interoperabilidad y una mejor interacción, que les facilite la colaboración, gestión e implementación de soluciones, por medio de la mediación con otras fuerzas políticas, incluso opuestas con sus objetivos.

Ejemplo claro de esto último es la coalición semáforo que se integró en Alemania entre los partidos Social Demócrata, Demócrata Liberal y Los Verdes, para cada uno liderar sus políticas hacia el aumento del salario mínimo, el freno a la deuda y el combate al cambio climático, respectivamente. Por su parte, Costas logró una histórica victoria, que le permitirá gobernar por primera ocasión con mayoría absoluta, pero a su vez reconoce que el ejercicio de gobernar “es una responsabilidad para con todas y todos los portugueses”.

Así entonces, pareciera que en Europa la socialdemocracia se renueva, al menos así lo percibe Iratxe García, presidenta del ala socialista en el Parlamento Europeo, quien considera que estos sucesos electorales, que se suman a los gobiernos en Dinamarca, España, Finlandia, Malta y Suecia, son un “paso más en la resurrección de su familia política en el continente”.

En síntesis, el 2022 parece poner fin a los tiempos adversos para la corriente socialdemócrata europea y al aumento de gobiernos de derecha. En ese orden de ideas, la vertiente socialdemócrata que propugna por la justicia social con la intervención directa del Estado, la garantía del Estado de bienestar y la reducción de la desigualdad, también está llamando la atención de las nuevas generaciones, que son más vocales, cuestionan y están dispuestas a alterar el statu quo.

Según la Encuesta 2021 de Millennials y Generación Z, de Deloitte, dos tercios de este grupo de personas (nacidas entre 1981 y 2015) coinciden con las aspiraciones socialdemócratas. El informe revela que piensan que la riqueza y los ingresos están distribuidos de manera desigual, y que con las leyes apropiadas y una intervención directa del Gobierno se reducirían estas brechas.

Por su parte, la edición de febrero de 2019 de la revista The Economist abordó el ascenso del “socialismo milenario”, y apuntaba que el 51 por ciento de las personas menores de 30 años en Estados Unidos calificaban esta corriente como positiva, destacando su anhelo por que el Estado pudiera “equilibrar la balanza, asegurando que las jerarquías que gobiernan la sociedad ya no sirven a los intereses de la gente común y deben democratizarse”.

Es decir, el dinamismo y la interacción de la mirada socialdemócrata también deberá contemplar a estas nuevas comunidades de interés, incluso más allá de las próximas elecciones europeas en Francia y España, con miras en Brasil y Colombia y el devenir de la nueva administración del recién electo presidente chileno Gabriel Boric.

 

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