La carta

Agradezco mi inclusión, aunque con la misma sinceridad lamento mi incorporación tardía a un proceso que lleva 18 meses en curso.

En una carta dirigida al presidente nacional de MORENA, el compañero Mario Delgado, agradecí que me hubiera incluido formalmente entre los posibles aspirantes presidenciales del movimiento, junto a Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.

Lo hizo el pasado 15 de enero en una misiva a las y los gobernadores surgidos del movimiento, en la cual solicitó de manera puntual que se garantice trato igual y piso parejo a quienes hacemos visitas de presentación en las respectivas entidades que encabezan.

En lo personal, agradezco mi inclusión, aunque con la misma sinceridad lamento mi incorporación tardía a un proceso que lleva 18 meses en curso. De todas formas, estoy en la mejor disposición de participar.

En mi carta hice también un planteamiento para nivelar la cancha internamente y me permití presentar cuatro propuestas muy puntuales para garantizar que el proceso de selección de la o del candidato presidencial de MORENA sea participativo, inclusivo y transparente, a fin de salir fortalecidos y unidos como movimiento:

1. Convocatoria por consenso. En la definición de los términos, plazos y reglas principales de la convocatoria se debe tomar en cuenta la opinión consensuada de los aspirantes, por ejemplo, al acordar cuándo deben renunciar a sus cargos actuales; un mecanismo de resolución expedita de dudas y controversias; instancia de mediación para la atención de contingencias, etc. Todo ello, con la participación de los órganos de dirección y las instancias previstas por los estatutos de MORENA.

2. Elección primaria para la definición de la candidatura presidencial. Si bien los estatutos vigentes reconocen a las encuestas como método de selección, un acuerdo entre los participantes y los órganos internos de dirección podría habilitar y permitir la realización de una elección primaria que involucre a la militancia y simpatizantes de nuestro movimiento. Una primaria es una fuente de legitimación mayor que cualquier ejercicio demoscópico de gabinete, ya que ni las mejores encuestas (las que no están truqueadas) pueden sustituir al pueblo o a la realidad.

3. Encuestas imparciales. Si no hay condiciones para una elección primaria (por el costo o por el riesgo de intromisión de otras fuerzas), que se aplique una batería de cinco encuestas (tres como principales y dos como espejo), con una pregunta única: “¿Quién quieres que sea el candidato(a) de MORENA a la Presidencia de la República?”.

Por insaculación, de entre 10 casas encuestadoras de prestigio se elegirían cinco, y la metodología sería avalada por instituciones académicas y asociaciones profesionales de agencias de investigación de opinion pública. De esta manera, se eliminaría el conflicto de interés que se produce cuando el partido es juez y parte en la aplicación de sondeos para seleccionar candidatas y candidatos.

4. Debates regionales. Con independencia del método que se utilice para seleccionar la candidatura presidencial, se deben realizar debates entre los aspirantes, y que se transmitan por los canales de información del movimiento, a fin de que militantes, simpatizantes y ciudadanía en general conozcan de primera mano las propuestas de quienes aspiramos a suceder al presidente López Obrador. Un debate por cada una de las cinco circunscripciones territoriales electorales, y que el moderador sea el presidente de MORENA.

 

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