Iniciativa injerencista
México debe alzar la voz para denunciar toda tentación injerencista, intrusiva e invasiva de quienes se consideran guardianes soberanos del mundo.
La denominada iniciativa AUMF Cartel, o Resolución sobre la Autorización del Uso de la Fuerza Militar para Combatir, Atacar, Resistir, Apuntar, Eliminar y Limitar la Influencia de los carteles mexicanos, mediante la cual se plantea dar permiso al presidente de los Estados Unidos de América para utilizar la fuerza militar con el fin de combatir extraterritorialmente a los traficantes de fentanilo, y también para que se use en contra de quienes “lleven a cabo otras actividades relacionadas que causen desestabilización regional en el Hemisferio Occidental” es una iniciativa absolutamente injerencista y contraria al espíritu de colaboración binacional mediante el cual los gobiernos de México y la Unión Americana están haciendo frente al problema de la inseguridad y las drogas en ambos países.
No es la primera ocasión que en el Congreso del país vecino se presenta una iniciativa de este tipo, pero sí en la que se realiza un perfil criminal de cada uno de los carteles principales que operan en la frontera mexicana con los Estados Unidos. Menciona nueve: Sinaloa, en primer término; luego, Jalisco Nueva Generación, del Golfo, los Zetas, del Noreste, Juárez, Tijuana, los Beltrán Leyva y la Familia Michoacana.
Tampoco debe extrañarnos que sean dos legisladores de origen republicano (Dan Crenshaw y Mike Waltz) los autores de la iniciativa presentada desde el pasado 12 de enero, pero que adquirió relevancia en el contexto del debate político-legislativo para designar como “terroristas” a los carteles mexicanos de la droga.
De ser aprobada, la iniciativa autorizaría al presidente de Estados Unidos (en este caso, al demócrata Joe Biden) a utilizar “toda la fuerza necesaria y apropiada contra aquellas naciones extranjeras o personas extranjeras afiliadas a organizaciones extranjeras que [el mandatario] determine” que violaron la Ley de Sustancias Controladas “con respecto al tráfico de Fentanilo hacia Estados Unidos o alguna sustancia relacionada con el fentanilo”, pero también permitiría actuar cuando esas organizaciones extranjeras o integrantes de las mismas “hayan participado en acciones de fuerza viva contra personal de las fuerzas de seguridad federales, estatales, locales, tribales o territoriales de Estados Unidos que operen en el territorio de Estados Unidos o en el extranjero”, especialmente en “un país que tenga frontera común con Estados Unidos o con cualquier otro país del hemisferio occidental”.
La vinculación entre tráfico de drogas y terrorismo que subyace en la iniciativa es lo verdaderamente explosivo de esta propuesta. El trasiego de drogas, especialmente de fentanilo, dejaría de ser un problema de salud pública y de ganancias económicas ilícitas, para convertirse en uno de seguridad nacional y hemisférica.
Lo anterior equipararía en automático a los carteles mexicanos con las organizaciones terroristas fundamentalistas, como Al Qaeda o Isis, permitiendo a las fuerzas militares estadounidenses incursionar de manera directa, sin autorización ni aviso alguno. Una verdadera espada de Damocles sobre México.
No hay duda de que nuestro Gobierno debe reforzar las estrategias de seguridad y cooperación internacional contra el tráfico de drogas, especialmente de fentanilo, pero también tiene que alzar la voz para denunciar toda tentación injerencista, intrusiva e invasiva de quienes se consideran guardianes soberanos del mundo.
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