Fortaleza
El 5 de agosto de 2024 será recordado como un día sombrío para los mercados internacionales. Ese lunes negro sacudió al mundo financiero con una virulencia que no se había visto en décadas. El epicentro del cataclismo fue el miedo a una posible recesión en Estados Unidos, impulsado por una caída en sus índices de empleo. Como fichas de dominó, las bolsas de valores se desplomaron en Asia, Europa y otras regiones. Sin embargo, en medio de la tempestad, México logró mantenerse a flote, mostrando la fortaleza de su economía, derivada de las políticas implementadas por la Cuarta Transformación y el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La capacidad de México para enfrentar este reto no es fruto del azar, sino de una serie de decisiones estratégicas y un enfoque centrado en el bienestar social. Desde hace seis años se ha promovido el modelo del Humanismo Mexicano, priorizando la justicia social y la reducción de la pobreza. Este enfoque mitigó los efectos económicos de la pandemia y también preparó al país para enfrentar turbulencias internacionales.
En el ojo de la tormenta financiera, el peso mexicano mostró resiliencia. Aunque inicialmente perdió valor frente al dólar, logró estabilizarse a lo largo del día, reflejando la confianza en la gestión económica del Gobierno. Las intervenciones estratégicas en el mercado cambiario y el mantenimiento de políticas fiscales prudentes hicieron posible que la estabilidad macroeconómica no sea una ilusión, sino una realidad tangible.
Los proyectos de infraestructura a gran escala, como el Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, han impulsado el crecimiento económico y generado miles de empleos. Estos desarrollos fungen como pilares de una economía robusta y diversificada, menos dependiente de los vaivenes de las economías extranjeras.
Además, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas ha sido crucial, fortaleciendo el tejido económico local y fomentando un crecimiento más inclusivo y sostenible. Asimismo, las políticas de diversificación de mercados redujeron la vulnerabilidad de México ante fluctuaciones en economías externas.
Este enfoque permitió a México enfrentar el pasado lunes negro con una solidez que pocos países pueden exhibir. La confianza expresada tanto por el presidente López Obrador como por la virtual presidenta electa, la doctora Claudia Sheinbaum, no es una mera declaración de intenciones, sino un reflejo de los logros alcanzados y la preparación para desafíos futuros.
La fortaleza de nuestra economía es un testimonio de que las políticas centradas en el bienestar social y la prudencia económica son ideales, pero también caminos hacia un futuro más estable y equitativo. La tranquilidad del pueblo mexicano en este contexto es un logro notable, y una señal de que continuamos avanzando hacia un país más justo y próspero.
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