Frente a Trump: no engancharse, sí prepararse
Cuando Trump alude a México, lo hace en dos planos: en el plano dramático o mediático, y en el plano diplomático o colaborativo.
Hace algún tiempo, un exembajador de EUA en México me dijo lo siguiente: “Los republicanos anuncian lo que te van a hacer, para que te sientes a negociar con ellos; los demócratas, al revés, primero te lo hacen sin darte cuenta, y luego te sientan a negociar, para ir soltando algunas cosas que les vas pidiendo… El fondo es el mismo: negociar; la forma es la que cambia en uno y otro”.
Lo acabamos de ver en el caso del Mayo Zambada. Mientras el entonces candidato republicano Donald Trump anunciaba en Fox News que él acabaría en pocos días con los cárteles mexicanos del fentanilo y la migración enviando tropas a nuestro país, el gobierno demócrata de Joe Biden, en una operación encubierta, aún no contada y sin orden ejecutiva de por medio, sustrajo de territorio nacional al mexicano más buscado por las agencias de seguridad estadounidenses.
El presidente electo Donald Trump acaba de anunciar que, cuando asuma su cargo el próximo 20 de enero, designará “inmediatamente”, mediante “órdenes ejecutivas”, a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. “Todos los miembros de pandillas extranjeras serán expulsados… Impondremos todo el poder de las fuerzas del orden federales: ICE, Patrulla Fronteriza, la DEA, el FBI. Eliminaremos a las bandas de migrantes y criminales que están matando y violando a nuestros ciudadanos. ¡Vamos a echarlos!”.
Una vez más, que no cunda el pánico. “No engancharse”, como pidió la presidenta Claudia Sheinbaum en la mañanera de ayer. Tiene razón, porque en ningún momento Trump planteó una intervención militar directa o un bloqueo comercial o bancario a México, como sí ha acontecido en otros momentos, contra otras naciones, consideradas santuarios de grupos y asociaciones terroristas.
Cuando Trump alude a México, lo hace en dos planos: en el plano dramático o mediático, y en el plano diplomático o colaborativo. En el dramático: “Fui muy fuerte con México… le dije que no puede hacerle esto a nuestro país, que no lo vamos a tolerar más, que no puede hacerlo. Le he informado a México que esto simplemente no puede continuar, que no lo vamos a permitir” (a lo que siguieron aplausos fuertes y muy sonoros de sus simpatizantes).
En el plano diplomático, Trump expresa: “hablé con la nueva presidenta de México, una mujer encantadora y maravillosa”. Un guiño que no le ha hecho ni a Obama, ni a Biden, ni a Kamala. A lo que en la diplomacia de salón se le llama “dejar la llave en el florero”.
Se podrá contraargumentar que son mayores las señales dramáticas o mediáticas que las diplomáticas o colaborativas, pero el instrumento anunciado para equiparar a los cárteles extranjeros de las drogas y la migración como terroristas son las “órdenes ejecutivas”, las cuales, hasta este día, no tienen una naturaleza extraterritorial (hay iniciativas de ley para que lo sean de facto, pero no han prosperado en el Capitolio).
En suma, hasta hoy, las órdenes ejecutivas anunciadas por Trump no equivalen a permisos en automático para invadir a México, lanzar bombas o realizar incursiones intrusivas in situ, como lo interpretan algunos de los sectores políticos conservadores en el país, que saludaron estos anuncios de Trump, como la salvación o el rescate político de ellos.
Son los mismos que esperan el arribo del nuevo embajador de EUA como quien aguarda a un mesías, pero esto ya es otro tema.
X y Facebook: @RicardoMonrealA