Gobernanza digital internacional
Recientemente, Shoshana Zuboff ha descrito los tiempos actuales como la era del capitalismo de la vigilancia, definida como el origen de un nuevo poder que domina a las sociedades, como una mutación del capitalismo convencional a uno en el que la concentración de riqueza, conocimiento y poder no tiene precedente en la historia.
En los últimos años, especialmente en los de este siglo, esta concentración se ha dado en las grandes empresas tecnológicas que hoy se conocen como los nueve gigantes: Google, Amazon, Apple, IBM, Microsoft, Facebook (de Estados Unidos), Baidu, Alibaba, y Tencent (de China). A éstas se suma otro puñado de empresas de redes sociales, como Twitter, TikTok, YouTube, Instagram y WhatsApp, cuyo alcance e influencia en la vida de más de la mitad de la población mundial las convierte en un quinto poder, que necesita de una gobernanza internacional.
La complejidad legal de las empresas tecnológicas y los servicios que ofrecen ha generado que los países enfrenten grandes dificultades al regular su comportamiento, pues, al hacerlo, se topan con grandes resistencias. Hacer frente a este poder inconmensurable necesita de la organización internacional y abre la puerta a que estos esfuerzos sean liderados por países como México, en donde se busca, por un lado, hacer valer los derechos de todas las personas y, por otro, impedir que las grandes empresas puedan abusar de sus posiciones.
Por eso, con la finalidad de señalar que existe una nueva realidad económica que necesita ser atendida y normada, hace unas semanas propuse un borrador de iniciativa para regular las redes sociales, la cual ha estado abierta a comentarios durante casi un mes. Esta discusión, que nació en lo nacional, ha pasado ya al ámbito global, pues nos ha llevado a mantener un constante diálogo con organismos internacionales.
Como parte de este esfuerzo, la semana pasada se llevó a cabo el seminario “Moderación de Contenidos y la Protección de la Libertad de Expresión de los Usuarios de Redes Sociales”, organizado por la UNESCO, en el que tuve la oportunidad de participar y del cual surgieron conclusiones iniciales que darán pie a próximos encuentros, los cuales permitirán perfilar una propuesta cada vez más plural y capaz de vencer las resistencias que persisten por parte de las empresas que, hasta la fecha, actúan con un amplio margen de discrecionalidad.
Entre las ideas más relevantes vertidas en el seminario, destaco el interés de no limitar las libertades de las personas usuarias, quienes exigen una normativa libre de censura; establecer un debido proceso y mecanismos claros de apelación entre las partes, frente a las controversias relacionadas con la remoción de contenido; evitar transferir la responsabilidad sobre el contenido inadecuado a las plataformas en las que se colocan; procurar que la regulación no se pueda utilizar con fines político-electorales; establecer términos y condiciones transparentes, simples y comprensibles, así como fomentar la competencia equitativa ante la enorme influencia de las redes sociales más grandes y económicamente poderosas del mundo.
A lo largo de este proceso de diálogo se ha generado consenso en torno a la necesidad de una regulación que acote la enorme influencia de las empresas gigantes de los servicios digitales; modificar los algoritmos con los que hasta ahora las redes sociales actúan con discrecionalidad y hacerlos más eficaces en la prevención de delitos; dar mayores mecanismos de defensa a las personas usuarias; robustecer las obligaciones de las empresas en materia de rendición de cuentas, y generar mejores condiciones para la competencia económica, además de continuar con un diálogo multilateral que fomente la cooperación y la integración normativa con respeto a las soberanías de las naciones.
Esfuerzos como el de este seminario continuarán, y en los próximos meses, en el marco de la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, cuando los países miembros de la ONU se reunirán en París, Francia, insistiremos en la necesidad de regular a las empresas de redes sociales, para que las naciones podamos enfrentar, de manera conjunta, esta nueva era de capitalismo en la que las empresas privadas se están posicionando por encima de la actividad de los gobiernos, permitiéndoles actuar con total libertad y sin ninguna salvaguarda hacia la vida y los derechos de las sociedades.
Este proceso de debate e intercambio de ideas entre personas expertas, integrantes de organismos internacionales y del ámbito de la academia, servidoras y servidores públicos, organizaciones no gubernamentales y población en general forma parte del camino para formalizar una iniciativa que podamos presentar ante el Congreso de la Unión y que abra el paso a la corregulación en la región de Latinoamérica y en el mundo, poniendo en el centro del debate la protección de los derechos humanos. Ya que se trata de un tema largamente postergado en torno al cual existe incertidumbre, dar los primeros pasos resulta difícil, pero necesario, ante una realidad digital en constante evolución y que día con día se complejiza.
Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA