Armas nucleares: riesgo latente para la seguridad mundial

La sola existencia de armas nucleares siempre ha puesto al mundo en vilo. El enorme poder destructivo de este tipo de armamento y sus impactos negativos para la humanidad y el medio ambiente son parte de los acontecimientos más oscuros de la historia moderna. La reciente invasión de Rusia a Ucrania y la orden del presidente ruso, Vladímir Putin, el pasado 27 de febrero de activar “en modo especial de combate” su arsenal nuclear, nos lo ha recordado.[1]

Nos lo recuerdan también los catastróficos eventos en Hiroshima y Nagasaki, Japón (1945), así como los accidentes en las plantas nucleares de Chernóbil, Ucrania (1986) y Fukushima, Japón (2011) —los sucesos más graves registrados hasta el momento con el nivel máximo en la Escala Internacional de Eventos Nucleares—[2] o la Crisis de los Misiles (1962), durante la Guerra Fría, entre otros. Debido a lo anterior, la conciencia colectiva hacia los usos y consecuencias de la energía nuclear han concretado acciones bilaterales y multilaterales, con el objetivo de encaminar el uso de esta energía hacia fines pacíficos.

Con ese objetivo, en 1957 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) creó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) “como respuesta a los profundos temores y las expectativas que infundían los descubrimientos y usos de la tecnología nuclear”.[3]

Sin embargo, después de las explosiones atómicas en Japón, que dieron paso al fin de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética (1949), el Reino Unido (1952), Francia (1960) y China (1964) iniciaron sus primeras pruebas nucleares, dando pie a la llamada carrera armamentista. Actualmente, también poseen armamento nuclear India, Israel, Pakistán y Corea del Norte.[4]

En este contexto, la Asociación de Control de Armas estadounidense estima que existen 13,080 ojivas nucleares en el mundo, y que el 90 por ciento de ellas pertenecen a Rusia y la Unión Americana, con más de 6,200 y 5,500, respectivamente.[5] Por lo que la Federación de Rusia, como heredera nuclear de la antigua Unión Soviética, es el país con el mayor arsenal de ese tipo en el mundo, tanto en activo como en reserva.

 

 

La diplomacia del desarme

Ante este riesgo latente, diversos países, así como las Naciones Unidas, desde décadas atrás han tenido como uno de sus retos lograr el desarme nuclear, enfocando sus gestiones hacia acuerdos específicos con este fin.

Un claro ejemplo de estos esfuerzos es el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco, 1967),[6] impulsado por el diplomático mexicano Alfonso García Robles (Premio Nobel de la Paz, 1982).[7] Este instrumento define su zona de aplicación sobre una superficie mayor a los 20 millones de kilómetros cuadrados y compromete a los 33 países latinoamericanos y caribeños a prohibir la investigación, el diseño, el desarrollo, el ensayo, la adquisición, el emplazamiento y la posesión de armas nucleares, sin obstaculizar el uso de la ciencia y la tecnología nuclear con fines pacíficos. El Tratado de Tlatelolco estableció la primera zona libre de armas nucleares en un territorio densamente poblado en el cual habitan más de 660 millones de personas.

Por otra parte, el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), que entró en vigor en marzo de 1970,[8] es el convenio de desarme nuclear con mayor número de adhesiones. El TNP restringe la posesión de armas nucleares, a la vez que permite su posesión a Estados Unidos, al Reino Unido, Francia, la ex Unión Soviética y la República Popular de China.[9] Sin embargo, India, Israel y Pakistán no forman parte de este instrumento, y Corea de Norte se retiró en 2003. Este punto en particular, la carrera nuclear norcoreana, es un tema que ocupa a la seguridad de la comunidad internacional.

 

 

Hace poco más de un año, en enero de 2021, entró en vigor el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares,[10] como acuerdo que complementa los instrumentos internacionales vigentes, y como único compromiso vinculante de desarme. Prohíbe, en todas las circunstancias, usar o amenazar con usar armas nucleares u otros dispositivos explosivos de esa clase. También proscribe su desarrollo, ensayo, producción, fabricación y adquisición. Además, reconoce la asistencia a las víctimas y la restauración del medio ambiente por los daños causados por el uso y ensayo de armas nucleares.

Sin embargo, Estados Unidos, Rusia, China, Corea del Norte, Francia, India, Israel, el Reino Unido y Pakistán no forman parte del tratado, y algunos países han manifestado abiertamente que no tienen intenciones de sumarse. En tal sentido, en diciembre de 2021 el secretario de Estado de la Unión Americana, Antony Blinken, declaró: “No apoyamos el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. Tratar de prohibir las armas nucleares a través de un tratado que no incluye a ninguno de los países que realmente poseen armas nucleares no produce ningún resultado”.[11]

No obstante, a partir del TNP, los Gobiernos estadounidense y ruso han acordado iniciativas bilaterales para limitar y reducir el tamaño de sus arsenales nucleares. Los acuerdos iniciaron con el Strategic Arms Limitation Talks (SALT I, 1972 y SALT II, 1979) y posteriormente con el acuerdo START I, II y III (Strategic Arms Reduction Agreement Treaty o Tratado del Acuerdo de Reducción de Armas Estratégicas) especifican medidas para una mayor reducción y limitación de las armas estratégicas ofensivas e impone límites verificables de todas las armas nucleares de alcance intercontinental. Con el Nuevo Tratado START, ambos países han acordado prorrogarlo hasta el 4 de febrero de 2026.[12]

 

Como se constata, el tema de las armas nucleares tiene un sinfín de aristas que responden a muchas variables.

 

La salida de Estados Unidos en 2018 —bajo la administración de Donald Trump— del Plan de Acción Integral Conjunto o Acuerdo Nuclear con Irán (2015), cuya finalidad es desalentar el programa nuclear iraní, evidencia lo delicado del compromiso en las acciones hacia el desarme. Ahora, con la administración del presidente Joe Biden, inició en noviembre pasado la negociación para la reactivación de este acuerdo.

Sin embargo, la reciente declaración del Gobierno ruso, mediante la cual reclama a Estados Unidos garantizar derechos iguales para las partes sobre el programa nuclear de Irán y que las sanciones no afecten su cooperación con ese país, puede poner en riesgo su reactivación en tiempo y forma. Por ello, el ministro de Europa y Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian ha solicitado a las partes de la negociación que “adopten decisiones responsables para concluir el proceso”.[13]

En suma, las tensiones, la preocupación, así como los esfuerzos para reducir un posible riesgo por el mal uso de armas nucleares ha sido una constante mundial que requiere de obligaciones de todas las partes y su permanencia en el tiempo, pues está en juego la seguridad global.

La suscripción de acuerdos de desarme sigue siendo esencial para la estabilidad mundial; sin embargo, la eliminación desigual de éste es una realidad.[14] Asimismo, la falta de compromiso por parte de las potencias nucleares para desarmarse aumenta, sin duda, el riesgo de que otros países adquieran ese tipo de armas, así como la posibilidad del uso de la energía nuclear con fines terroristas.[15]

 

 

 

La situación en Ucrania

En 1994, Ucrania entregó las armas nucleares que había heredado de la antigua Unión Soviética, a cambio de garantías de seguridad por parte de Estados Unidos, el Reino Unido y Rusia. [16]

Sin embargo, la instrucción del presidente Putin para activar en modo especial de combate el arsenal nuclear ruso desató una serie de declaraciones y preocupación a nivel global, por una posible escalada de la guerra en Ucrania. Incluso porque, con base en los Principios Básicos de la Política Estatal de la Federación Rusa sobre Disuasión Nuclear de 2020,[17] el país sólo recurriría a un ataque nuclear si “se dispararan misiles balísticos contra el territorio de Rusia o de un aliado, cuando un enemigo utilizara armas nucleares, un ataque contra un emplazamiento de armas nucleares ruso o un ataque que amenazara la propia existencia del Estado ruso”; principios que no se han visto vulnerados en el contexto actual.[18]

Lo anterior, aunado a que Fuerzas rusas tomaron control de la planta de energía nuclear de Chernóbil, que aún cuenta con instalaciones de residuos radioactivos y lo que, según analistas, de sufrir daños “podría significar una fuga de radiación que afectaría a Ucrania, Bielorrusia y Europa”.[19] Además, a esta delicada problemática se suma el control ruso de la central nuclear de Zaporiyia —la mayor de Europa y la tercera más grande del mundo— y, aunque el OIEA aseguró que no hubo fugas de material radioactivo a causa del bombardeo, sí se eleva la alarma sobre una potencial catástrofe, ya que una explosión en su planta podría causar un daño seis veces mayor que el ocasionado por la central de Chernóbil en 1986.

 

Ambas centrales nucleares, como cualquier otra en el mundo, para su funcionamiento seguro requieren de monitoreo constante.

 

Cabe destacar también que la toma de estas infraestructuras impacta de manera directa en la demanda eléctrica de Ucrania que depende en un 50 por ciento de la energía nuclear.[20]

Las diversas voces internacionales han condenado estas acciones. Los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a través de su secretario general, Jens Stoltenberg desaprobaron la irresponsabilidad del Gobierno ruso por el ataque a las plantas nucleares en Ucrania.[21] Rafael Grossi, director general de la OEIA dijo que lo sucedido no tiene precedentes y se podría haber llegado a “una situación dramática”.[22] El periodista ruso y Premio Nobel de la Paz 2021, Dmitri Murátov, advierte que la amenaza de una guerra nuclear a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania es real.[23]

Y en el marco del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la embajadora estadounidense, Linda Thomas-Greenfield, condenó el “increíblemente temerario ataque contra la central nuclear ucraniana de Zaporiyia”; en tanto, el embajador ruso, Vassily Nebenzia, afirmó que no es verdad que Rusia haya realizado tal acción.[24]

El contexto nuclear ucraniano, como afirma la especialista de Greenpeace Asia Oriental, Shaun Burnie, es una situación única en la historia de la energía nuclear, ya que el hecho de que un país esté operando 15 reactores nucleares y se encuentre en guerra dificulta las condiciones para su salvaguarda. La esperanza de Burnie recae en que Rusia, al contar con más del doble de reactores que Ucrania, debería entender las consecuencias de un ataque directo a esas instalaciones. “La contaminación nuclear hacia Rusia es una alta probabilidad si los vientos soplan en su dirección”.[25]

Para James Acton, codirector del Programa de Política Nuclear en Carnegie Endowment for International Peace, la preocupación se centra en que, aunque la probabilidad de una guerra nuclear sigue siendo baja, está aumentando. [26]

 

 

La situación en Ucrania es por demás compleja y su impacto es global. El reclamo al compromiso de todos los países para aplicar normas vinculadas con la no proliferación de armas atómicas y nucleares debe ser demandada por todas y todos.

Poner fin a las guerras implica compromisos y acuerdos, así lo ha demostrado la historia, pero la vulnerabilidad mundial está expuesta y para evitar una fatalidad se requiere la reducción de riesgos que evite el peligro evidente de una posible destrucción asegurada. La postura de la ONU es que nada puede justificar el uso de armas nucleares, y así lo ratificó nuestra representación diplomática ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, al exponer la gravedad y las posibles consecuencias de un accidente radiológico, demandando tomar todas las medidas preventivas.[27]

Como ciudadano global, mi compromiso es con la paz, y mi preocupación se extiende a la incidencia de este conflicto en futuros esquemas de cooperación hacia la estabilidad mundial, lo que no sólo incluye el control de todo tipo de armamento (armas pequeñas, nucleares o químicas), el combate al terrorismo, a los ciberataques y, en suma, a cualquier acción que ponga en riesgo latente la seguridad de la humanidad.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

 

Fuentes

[1] Javier G. Cuesta y María R. Sahuquillo, “Putin activa su fuerza nuclear ante el inicio de la negociación con Ucrania”. El País (27 de febrero, 2022), sec. Internacional, ed. México [En línea]: https://bit.ly/3CtpKNi [Consulta: 7 de marzo, 2022].

[2] Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA), “Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos (INES)”. IAEA (s/f), sec. Recursos, Recursos de información NUCLEUS, ed. Español [En línea]: https://bit.ly/362P9kp [Consulta: 7 de marzo, 2022].

[3] Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA), “Historia”. IAEA (s/f), sec. El OIEA, Historia, ed. Español [En línea]: https://bit.ly/3HV0vnV [Consulta: 7 de marzo, 2022].

[4] Federation of American Scientists (FAS), “Status of World Nuclear Forces”. FAS (s/f) [En línea]: https://bit.ly/3hOabpK [Consulta: 7 de marzo, 2022].

[5] Arms Control Association, “Nuclear Weapons: Who Has What at a Glance”. Arms Control Association (enero, 2022), sec. Fact Sheets & Briefs [En línea]: https://bit.ly/3pONiHj [Consulta: 7 de marzo, 2022].

[6] Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (OPANAL), “Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe. Tratado de Tlatelolco.” OPANAL (5 de junio, 2018), sec. Tratado de Tlatelolco, texto del tratado [En línea]: https://bit.ly/3pOOpXv [Consulta: 7 de marzo, 2022].

[7] The Nobel Prize, “Alfonso García Robles. Facts”. The Nobel Prize (s/f), sec. All Nobel Prizes, The Nobel Peace Prize 1982 [En línea]: https://bit.ly/3pP7Qzi [Consulta: 7 de marzo, 2022].

[8] Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA), “Tratado Sobre la no Proliferación de las Armas Nucleares”. IAEA (22 de abril, 1970), sec. Recursos, Circulares informativas, ed. Español [En línea]: https://bit.ly/3vUVMQO [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[9] Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA), “Tratados”. IAEA (s/f), sec. Recursos, Tratados, ed. Española [En línea]: https://bit.ly/37i0u0J [Consulta: 7 de marzo, 2022].

[10] Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)-Servicio de Asesoramiento en derecho internacional humanitario, “Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares de 2017”. CICR (2017) [En línea]: https://bit.ly/3vRgEIz [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[11] International Campaign to Abolish Nuclear Weapons (ICAN), “The United States has not yet signed or ratified the Treaty on the Prohibition of Nuclear Weapons (TPNW)”. ICAN (s/f), sec. Banning Nuclear Weapons, North America, United States [En línea]: https://bit.ly/3MDkPh9 [Consulta: 7 de marzo, 2022].

[12] U.S. Department of State, “New START Treaty”. U.S. Department of State (s/f) [En línea]: https://bit.ly/3KqIpfh [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[13] World Energy Trade, “Rusia pone en riesgo las negociaciones del acuerdo nuclear con Irán”. World Energy Trade (7 de marzo, 2022), sec. Política [En línea]: https://bit.ly/3pKYVyM [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[14] Secretary-General-United Nations, “Secretary-General’s statement at High-Level Plenary Meeting of the General Assembly to Commemorate and Promote the International Day for the Total Elimination of Nuclear Weapons [as delivered]”. United Nations (26 de septiembre, 2018) [En línea]: https://bit.ly/378C7T3 [Consulta: 7 de marzo, 2022].

[15] Oficina de Asuntos de Desarme-Naciones Unidas, “Armas Nucleares”. Naciones Unidas (s/f), ed. Español [En línea]: https://bit.ly/35IgGbd [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[16] Antonio Caño, “Ucrania renuncia a su arsenal nuclear que amenaza a Estados Unidos”. El País (10 de enero, 1994), sec. Internacional, ed. México [En línea]: https://bit.ly/3vMO0Zn [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[17] Dr Petr Topychkanov, “Russia’s nuclear doctrine moves the focus from non-Western threats”. Stockholm International Peace Research Institute (1 de octubre, 2020), sec. Commentary, WritePeace blog [En línea]: https://bit.ly/3vPDCjr [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[18] Carla Bleiker, “¿Qué tan serias son las amenazas nucleares de Putin y qué significan?”. DW (28 de febrero, 2022), sec. Política, ed. Español [En línea]: https://bit.ly/3KqYKk6 [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[19] Grupo Reforma, “Toma Rusia control de planta nuclear de Chernobyl”. Reforma (24 de febrero, 2022) [En línea]: https://bit.ly/35IkGZ9 [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[20] María R. Sahuquillo, “Rusia toma el control de Zaporiyia, la mayor central nuclear de Europa”. El País (4 de marzo, 2022), sec. Internacional, ed. México [En línea]: https://bit.ly/3KnKjgC [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[21] DW, “La OTAN condena “irresponsabilidad” de Rusia por ataque a planta nuclear en Ucrania”. DW (4 de marzo, 2022) sec. Política, El Mundo [En línea]: https://bit.ly/3hQVJgL [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[22] DW, “Jefe de la OIEA pide viajar personalmente a la planta nuclear de Chernóbil”. DW (4 de marzo, 2022), sec. Política, El Mundo [En línea]: https://bit.ly/3vQNh9B [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[23] DW, “Premio Nobel ruso advierte de ‘real’ amenaza nuclear”. DW (3 de marzo, 2022), sec. Política, El Mundo [En línea]: https://bit.ly/3HYhR3g [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[24] DW, “‘Temerario’ ataque ruso contra central nuclear en Ucrania ‘puso en peligro a toda Europa’”. DW (4 de marzo, 2022), sec. Política, El Mundo [En línea]: https://bit.ly/372IMhB [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[25] Stuart Braun, “Ucrania: los riesgos de la guerra en un país lleno de centrales atómicas”. DW (1 de marzo, 2022), sec. Política, El Mundo [En línea]: https://bit.ly/37fdpAG [Consulta: 8 de marzo, 2022].

[26] James M. Acton, “How to prevent nuclear war: Give Putin a way out”. The Washington Post (1 de marzo, 2022), sec. War in Ukraine [En línea]: https://wapo.st/3MD2kth [Consulta: 9 de marzo, 2022].

[27] Secretaría de Relaciones Exteriores-Representación de México en la ONU, Ucrania. Secretaría de Relaciones Exteriores (4 de marzo, 2022), 4:43 min [Video en línea]: https://bit.ly/3vTASkY [Consulta: 9 de marzo, 2022].