Fondos que sirvan, no que desfonden

En días pasados se presentó en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión una iniciativa —en torno a la cual se generó un gran debate— cuyo objeto es crear mecanismos de transparencia, mejorar la rendición de cuentas y derogar algunos fondos y fideicomisos entre los que se encuentran el Fondo Nacional de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine.

Inmediatamente, diversos sectores de la población se pronunciaron en contra de la iniciativa, debido a la falta de discusión en torno a sus implicaciones y efectos. Es cierto que se deben emprender medidas para concentrar los recursos dispersos, con la finalidad de resistir de mejor manera la pandemia, pero no por ello se deben llevar a cabo acciones que carezcan de responsabilidad y de cautela. Al igual que las grandes decisiones para lograr la transformación de la vida pública del país, poner en marcha esta propuesta implica escuchar antes todas las voces y posturas de las personas y organizaciones que se puedan ver afectadas.

Resulta importante entender la importancia que algunos de estos fondos tienen para el desarrollo de las industrias nacionales que, de no contar con este apoyo, no podrían competir con instancias extranjeras más consolidadas. Al mismo tiempo, se debe tomar en serio la necesidad de dotar de transparencia y eficiencia en el gasto a algunos fondos y fideicomisos que en el pasado fueron utilizados como vehículos para desviar recursos y aumentar las ganancias de unas cuantas personas, de manera ilícita.

Sólo por mencionar un ejemplo, la iniciativa busca extinguir el Fondo para la Atención de Emergencias, comúnmente conocido como FONDEN. Muchas de las críticas a la iniciativa se centraron en la idea de que eliminar este fondo dejaría sin protección a las zonas del país que sufran los embates de fenómenos naturales, lo cual representaría un retroceso para México en materia de protección civil.

En esta argumentación existe un grado de verdad importante, pues es cierto que el FONDEN puede ayudar a proteger y asistir a las regiones del país que son más vulnerables a los fenómenos naturales, especialmente en momentos en que el cambio climático es uno de los problemas más grandes que la humanidad enfrenta. Sin embargo, es también necesario aceptar que el FONDEN ha sido uno de los mayores agujeros que lejos de generar mejores condiciones, año con año, causó perdidas económicas significativas, convirtiéndose en uno de los fondos que más han desfondado al país.

Durante administraciones pasadas, el FONDEN fue utilizado para lucrar con la tragedia. A través de este instrumento se adquirían artículos de primera necesidad con sobreprecio, y la fiscalización era casi nula o, en el peor de los casos, se gastaron millones de pesos en material que nunca llegaba a las zonas de desastre.

Además de utilizar estos fondos para generar grandes márgenes de ganancias, las autoridades del pasado abusaban de ellos para construir mecanismos de control político, desvirtuando por completo su propósito y drenando al erario mexicano.

Otra de las propuestas incluidas en la iniciativa, que también generó críticas inmediatas, fue la desaparición del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine ya que, sin estos apoyos —como señaló Guillermo del Toro—, se sofocarían para siempre las pocas formas de supervivencia que existen para el cine mexicano. En el Senado de la República estamos conscientes de esta realidad, y por ello presenté una iniciativa para que el contenido nacional de las plataformas digitales de video, como Netflix, sea de al menos un 30 por ciento. Es importante decir que, si bien esta propuesta contó con gran aceptación, también se enfrentó a críticas por parte de la oposición y de la opinión pública, mismas que siempre serán merecedoras de ser discutidas.

Es posible, entonces, apreciar la complejidad de generar un consenso que, por un lado, ponga fin a los abusos que se llevaban a cabo a través de algunos de estos fondos y, por otro, logre otorgar la protección adecuada y oportuna a las personas más vulnerables, acción que se encuentra en el centro de la Cuarta Transformación del país y cuya relevancia está siendo aún más evidente en medio de la crisis generada por el COVID-19. Es también complicado encontrar mecanismos que promuevan las industrias nacionales y satisfagan a todas las partes involucradas.

Esto se debe a que lograr acuerdos mediante el diálogo, en lugar de imponer decisiones, genera resultados más duraderos, pero sin duda es también un proceso mucho más complicado. Sin embargo, como ha demostrado la mayoría parlamentaria del Senado de la República, debe ser a través de estos medios y no a través del mayoriteo, con el cual se operaba en el pasado, como se consolidará el cambio de régimen necesario para tener el país al que todas y todos aspiramos.

 

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