Lo que las elecciones revelan

Desde el 3 de noviembre, los ojos del mundo entero han estado puestos en los resultados de la elección presidencial en los Estados Unidos de América. Ha sido ésta una contienda única, por la amplia participación ciudadana, por el tiempo que ha llevado el conteo de votos y por la fotografía que arrojó de la diversidad de la sociedad y de la multiplicidad de decisiones que se debieron tomar antes de los comicios.

Ocho tendencias en el voto capturan el carácter único de la elección y de la sociedad norteamericana:

1. Con todo y pandemia, la gente votó. A pesar de la crisis sanitaria y el aumento de casos positivos por COVID-19 en algunos estados en la Unión Americana, de acuerdo con el United States Elections Project, se trata de la elección con la mayor participación de votantes desde 1900: un 66.9 por ciento, es decir, 150 millones de estadounidenses.

Más de 100 millones de esos sufragios fueron emitidos de manera anticipada, 65.4 millones de los cuales se enviaron por correo, aproximadamente lo doble de 2016; un voto masivo sin precedente. A ello se sumaron los ajustes que algunos estados hicieron a las fechas límite de recepción de boletas, lo que invariablemente repercutió en el tiempo de conteo de votos y la publicación de resultados por estado.

2. Diferencias de voto entre grupos. A partir de las encuestas de salida, como la que levantó The New York Times con 12,590 votantes, se pueden identificar diferencias importantes entre grupos poblacionales que con cada elección se ajustan y van evidenciando la diversidad de preferencias: votantes con ingresos menores a 99,000 dólares representaron el 66 por ciento del electorado. Asimismo, se identificó que entre las personas que votaron por primera vez (el 13 por ciento del electorado) se orientaron más a favor de Biden, así como las mujeres y la comunidad LGBTI+.

De acuerdo con el Center for Information and Research on Civic Learning and Engagement de la Universidad de Tufts, la participación de votantes jóvenes aumentó en un 8 por ciento, comparado con 2016. En algunos estados y entre ciertos grupos raciales y étnicos, el peso de la juventud fue decisivo. A partir de datos de The Associated Press, el 86 por ciento de personas jóvenes afroamericanas, el 83 por ciento de las de origen asiático, y el 74 por ciento de las latinas votaron por Joe Biden, contra el 51 por ciento de personas de entre 18 y 29 años en la categoría de jóvenes de raza blanca.

Las diferencias en la preferencia por partido también se hicieron notar entre centros urbanos, suburbios y zonas rurales, identificando asimismo un viraje en la preferencia de voto en algunos suburbios que en elecciones anteriores se identificaban con el Partido Republicano. Igualmente, se presentaron claras tendencias de voto que marcan una diferencia entre personas que no se identifican como blancas y aquellas que se identifican como blancas, en ambos casos, con o sin título de educación superior.

3. Reducción de barreras para el voto. Líderes de minorías lucharon por que las voces de votantes elegibles pudieran ser escuchadas. En el estado de Georgia, a través de la organización Fair Fight, fundada por Stacey Abrams, lograron registrar a más de 800,000 residentes. En una entrevista a la National Public Radio, Abrams reportó que el 45 por ciento de estas nuevas personas votantes eran menores de 30 años, y el 49 por ciento, de raza negra.

Así como Fair Fight, otras organizaciones y grupos de base se movilizaron para incentivar la participación de votantes y reducir las barreras que limitaban el voto. En Filadelfia, más del 90 por ciento de residentes elegibles se registraron para votar, siendo el número más alto en 35 años.

Finalmente, una de las principales luchas que vimos para reducir las barreras del voto fue que, por primera vez en décadas, delincuentes convictos pudieron votar en Florida.

4. Los votos latinos. A lo largo de los últimos meses, quedó clara no sólo la importancia de la participación de la población clasificada dentro del rubro de latina, sino la diversidad que existe aún al interior de este grupo. De acuerdo con proyecciones del Pew Research Center, las y los latinos representarían el grupo minoritario o racial más grande del electorado, con poco más del 13 por ciento, superando por primera vez al afroamericano.

En Florida llegaron a un récord del 17 por ciento de votantes registrados en 2020 (2.5 millones), tercer electorado latino más grande, justo después de California (7.9 millones) y Texas (5.9 millones). Sin embargo, también ha sido evidente que ese llamado “voto latino” no necesariamente existe como monolito, sino que realmente se traduce en una multiplicidad de preferencias, impactadas por la cercanía de la experiencia migratoria, el lugar de origen, el lugar de acogida y el género, entre muchos otros.

De ahí que, por ejemplo, se haya visto una diferencia clara de preferencias entre personas cubanoamericanas, las de ascendencia venezolana y latinas con vínculos centroamericanos o mexicanos, o que, incluso, existan diferencias en las preferencias de voto entre hombres y mujeres latinos de un mismo estado, o que la identidad de algunas personas incluidas en el grupo de latinas no se identifique como tal.

5. Más allá del partido. En las encuestas previas a la elección, existen diferencias importantes entre los temas que tuvieron mayor impacto al decidir el voto para presidente. Entre demócratas, los temas más importantes fueron inequidad racial, manejo de la pandemia y política de salud, mientras que para quienes se identifican con el Partido Republicano fueron economía, crimen y seguridad, y política de salud, en tercer lugar.

Por grupo, estas preferencias se ajustan ligeramente. A partir de la encuesta de CIRCLE, el 80 por ciento de jóvenes reportaron que la pandemia mostró hasta qué grado las decisiones de la clase política afectan sus vidas en el día a día. Además, el medio ambiente, el racismo y un seguro médico accesible estaban entre los tres temas mencionados de manera más común como determinantes de su voto, seguidos de regresar a una vida normal tras la pandemia y el maltrato de policías.

6. Todo pasa por lo local. Aunque no siempre son tema en las noticias internacionales, las decisiones que emanan de las preguntas de consulta que se incluyen en las boletas son evidencia de la evolución en las dinámicas sociales y de transformaciones que se avecinan.

En esta ocasión, en Arizona, Nueva Jersey, Montana y Dakota del Sur se votó a favor de legalizar la marihuana recreativa; Oregón despenalizó pequeñas cantidades de cocaína, heroína y otras drogas. En California se incluyeron preguntas que iban desde restablecer o no la acción afirmativa, hasta permitir el voto para quienes están en libertad condicional; mientras que en Luisiana y Colorado se incluyeron preguntas sobre el aborto, con perspectivas y resultados distintos, pero anticipando, en el caso de Luisiana, que la Corte Suprema aborde el tema en un futuro cercano.

7. Una carrera alternativa en el Congreso. Continúa la contienda entre los partidos Republicano y Demócrata por controlar el Senado, con los reflectores puestos en los dos asientos del estado de Georgia en donde ningún aspirante logró el 50 por ciento. De manera paralela, se dio una batalla por la diversidad que compone a los Estados Unidos de América: Sarah McBride, de Delaware, es la primera senadora transexual en la historia de la Unión Americana; Cori Bush, la primera mujer negra en representar a Misuri en el Congreso. Además, habrá un número récord de mujeres nativo-estadounidenses en la Cámara de Representantes, con la elección de dos demócratas y una republicana.

8. Las reglas del juego. Desde hace cuatro años, mucho se ha discutido sobre la precisión de las encuestas y la sobredependencia —y, en algunos casos, obsesión— por las mismas. Sabemos que el sistema electoral en Estados Unidos es complejo y que funciona de manera muy distinta del de México. Cada estado tiene reglas específicas para emitir votos por correo y votos anticipados.

Así como hay estados que de tiempo atrás realizaban sus elecciones enteramente por correo (Colorado, Hawái, Oregón, Utah y Washington), fue necesario que muchos otros tomaran medidas para facilitar y llevar a cabo una elección en un contexto de pandemia, en que la salud de sus votantes era una preocupación central.

Se dieron enfrentamientos entre fuerzas políticas con respecto al financiamiento para el Servicio Postal, y pasaron días entre el 3 de noviembre y el cómputo de más del 90 por ciento de las boletas en estados clave; además, existen demandas para realizar recuento de votos, pero, en última instancia, las instituciones estadounidenses permitirán superar el momento de enfrentamiento para realizar una transición ordenada de poderes.

México está siempre listo para colaborar con los Estados Unidos y con sus mandatarios, en un marco de absoluto respeto a los procesos internos y a la autodeterminación de los pueblos, consciente de la interdependencia de nuestras sociedades y de que nuestros caminos hacia la prosperidad se encuentran íntimamente ligados.

 

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